ORDEN POLÍTICO

POR Sdaydep

La narcopolítica se asentó en Colima

Los responsables de 14 vehículos incendiados fueron unos niños

La ola de violencia y terror en Colima tuvo su origen el 25 de enero del 2022, cuando se llevó a cabo la masacre en el CERESO, ante la negativa de José Bernabé Brizuela alias La Vaca de asesinar a la gobernadora Indira Vizcaíno Silva a petición de los líderes del Cártel Jalisco Nueva Generación.

La decisión del CJNG de actuar en contra de la mandataria se debió a los compromisos incumplidos por la gobernadora y su padre Arnoldo Vizcaíno Rodríguez; los dos se habrían comprometido con el cártel en cuestión a dejarlos trabajar en la entidad sin ser molestados, aunque una vez en el poder se olvidaron de los acuerdos.

El argumento, tratándose de la gobernadora y su padre, no es endeble; por el contrario, es sabido que durante la campaña electoral hicieron compromisos con equis cantidad de personas y organizaciones para llegar al poder, pero cuando se instalaron en Casa de Gobierno se olvidaron de quienes los ayudaron.

La diferencia entre una simple persona y un narco es que si al primero no se le cumple lo que se le prometió no pasa de que se enoje y hable pestes del gobierno del Estado, pero si eso se le hace al segundo no se queda de brazos cruzados y se cobra a balazos la afrenta.

¿Qué esperaban si, después de hacer alianzas con el crimen organizado, no cumplían los acuerdos pactados? ¿Que nomás se iban a molestar y a esperarse otros seis años para pactar con el próximo gobernador? Claro que no. Ellos se iban a cobrar a lo chino la traición; todo con el objetivo de que nadie de la clase política creyera que se podían meter con ellos sin tener mayores consecuencias.

José Bernabé alias La Vaca reveló los acuerdos entre el CJNG y el gobierno del Estado; también que le habían ordenado asesinar a la mandataria por los acuerdos incumplidos con ellos. Y que, aunque se negó a realizar el trabajo, iban a culparlo del magnicidio en caso de llevarlo a cabo.

Cierto es que, como había formado parte de la organización criminal, La Vaca tenía toda la información acerca de los acuerdos con el gobierno del Estado; por eso cuando formó su propio cártel y comenzó a combatir a sus ex aliados, a la par inició una estrategia de comunicación en donde daba a conocer datos de los policías y miembros de la Fiscalía General del Estado que estaban al servicio del CJNG.

En varias cartulinas se quejó de que, pase a estar colaborando con el gobierno del Estado, las autoridades estaban golpeando más a su organización que a la de Jalisco. Hasta que estalló y reveló que el padre de la gobernadora se había reunido con miembros del CJNG para retomar la negociación. “Pinchi chapulín”, fue lo último que José Bernabé le dijo a Arnoldo Vizcaíno cuando se dio cuenta de que la administración estatal nunca iba a ser pareja en el trato con los cárteles en disputa.

Lo curioso es que, así como La Vaca se quejaba de que no había piso parejo entre su organización y la de Jalisco, otros grupos delictivos afirmaban que José Bernabé también recibía protección del gobierno del Estado.

Tal vez por eso, por la confusión de lo que sucedía en el mundo criminal de Colima, ni la Secretaría de la Defensa Nacional ni la Secretaría de Seguridad Ciudadana del gobierno de la Ciudad de México compartieron información de inteligencia con sus pares colimenses. Por eso la gobernadora se vio sorprendida cuando Omar García Harfuch publicó en sus redes sociales la captura del capo en la exclusiva zona de Polanco.

Pese a los vehículos incendiados (tres a metros de Casa de Gobierno), el caos generado en las calles de Colima y Villa de Álvarez, el pánico entre la sociedad y el cierre de negocios a temprana hora, el gobierno del Estado sólo tuvo como resultado la captura de cuatro jovencitos, dos de ellos menores de edad, señalados como los responsables de la respuesta virulenta del cártel de Los Mezcales a la captura de su líder.

¿Dos menores de edad? ¿Es en serio? ¿Y quieren que creamos que ellos fueron los causantes de que Colima viviera sus horas más álgidas y de terror en mucho tiempo? ¿Ningún líder, ningún cabecilla? ¿Nadie que siquiera haya terminado la primaria y que pudiera explicar quiénes habían ordenado el caos en la zona conurbada? ¿Sólo dos menores de edad y otros dos pubertos? ¿Así nomás?

Cuánta razón tiene la Federación en no confiar en el gobierno del Estado: la narcopolítica se asentó en Colima.