Oportuna aclaración: no somos la oposición ni el oficialismo

POR Luis Fernando Moreno Mayoral

Durante los últimos 30 años se ha normalizado —aunque esto no significa que esté bien— que una parte de la prensa, la mayoría, se discipline ante el gobernador en turno y sirva como correa de transmisión para sus intereses; la otra parte, que es una minoría, se resiste y se refugia en la oposición para tener voz y tribuna con el fin de denunciar la corrupción de quien esté en el poder.

Pero eso no es normal; eso no debe normalizarse. Y menos en estos momentos que, ciertamente, lo que la ciudadanía merece es una prensa que analice y cuestione por igual al oficialismo y a la oposición.

Tres son los casos que derrumban los insultos y calumnias que nos dirigieron quienes forman parte de los equipos de campaña de los candidatos de todos los partidos a cargos de elección popular.

En las columnas estelares ORDEN POLÍTICO, OPINIÓN EXPRESS y Xpress´o, se cuestionó a El Tecolín Memo Toscano por la perversidad de su guerra sucia y por pretender sembrar el terror y el miedo en la elección.

Recibimos, como respuesta, una andanada de ataques, descalificaciones e insultos clasistas, racistas y discriminatorios de los seguidores del candidato de Movimiento de Regeneración Nacional a la presidencia municipal de Villa de Álvarez en todas nuestras redes sociales.

Lo menos que nos dijeron es que el PRI nos estaba pagando para cuestionarlo.

Esta misma semana, sin embargo, en OPINIÓN EXPRESS se hizo un análisis sobre la resolución del Tribunal Electoral de Colima y la injusticia que significa descalificar a Viridiana Valencia Vargas para competir en la elección por asuntos menores y burocráticos y se niegue el derecho a la morenista a votar y ser votada.

En las redes sociales de nuestro medio, como podrán adivinar, los prianistas y emecistas se volcaron en una campaña de desprestigio por defender en estas páginas el derecho que tiene Viri Valencia a competir y que la sociedad sea la que determine si la quiere o no como su presidenta municipal de Colima.

Tanto rojos y naranjas nos dijeron que MORENA nos llegó al precio.

Pónganse de acuerdo, por favor: ¿Nos paga el PRI para atacar a MORENA o MORENA nos llegó al precio?

Y el tercer ejemplo, de esta misma semana, es cuando publicamos en otra de nuestras columnas que Riult Rivera era una pésima opción para la alcaldía de Colima y que la asesoría y el dinero que aporta Mario Anguiano Moreno a su campaña lo ata de pies y manos y lo compromete a retribuirle con contratos y chambas a todo el equipo del ex gobernador.

No hay que ir muy lejos para saber que eso mismo le hicieron a MAM cuando llegó al ayuntamiento de Colima: todos los grupos que orbitaban alrededor de su persona, que aportaron recursos y personal, se despacharon con la cuchara grande con grandes y jugosos negocios.

Rafael Gutiérrez Villalobos, acusado de tener nexos con el crimen organizado, fue uno de ellos.

Ante esta crítica, por supuesto, los ataques de los seguidores de Riult Rivera no se hicieron esperar: los mismos que acudieron a la capacitación con la señora cubana sobre respeto e inclusión fueron los que llenaron nuestras redes sociales de insultos y descalificaciones hacia la página y quienes aquí escribimos.

Semanas antes, sin embargo, recibimos amenazas de una abogada que promueve al candidato del PRI y el PAN a la presidencia municipal de Colima sin que el señor Rivera Gutiérrez se deslindara sobre el actuar de su propia gente.

Lo único que me queda decir, sobre las reacciones de los seguidores y miembros de la campaña de El Tecolín Memo Toscano, de Riut Rivera y otros más es que, ciertamente, no pueden acusarnos de estar al servicio de un político en particular.

Si MORENA nos compró, ¿podría decir que Vladimir Parra es un adicto al poder y un corrupto que es capaz de vender su alma al diablo con tal de obtener algún beneficio?

Si el PRI nos compró, ¿podría recriminar al septuagenario Arnoldo Ochoa González su evasiva a pagar los salarios caídos a los trabajadores que corrió, no obstante que una autoridad en materia laboral ya le ordenó que lo hiciera?

Si el PAN nos compró, ¿podría decir que Riult Rivera es un sujeto siniestro, cobarde, sin palabra e incapaz de sostener un compromiso que hizo?

Si MC nos compró, ¿podría decir que Martha Zepeda del Toro ha hecho todo un circo para evadir su responsabilidad en las acusaciones penales que tiene en su contra? ¿O que Griselda Martínez Martínez utiliza recursos y personal del ayuntamiento de Manzanillo para hacer su campaña?

Hay que hacer la aclaración: nosotros no somos la oposición.

Porque, mientras hicimos duros cuestionamientos a la gobernadora de Colima, la oposición aplaudió y compartió los contenidos de la página; sin embargo, cuando les tocó a ellos nos señalaron de traidores y de estar al servicio del poder.

No, señores: aquí hacemos periodismo, no política.

Algún día, esperemos que no sea tarde, esos que defienden a los políticos con uñas y dientes y se pelean con sus familias y llegan hasta los golpes, entenderán que cometieron la peor estupidez de su vida.

Ninguno de los políticos va a ver por ustedes cuando tengan un problema; ninguno de ellos va a velar por su familia cuando lo necesiten. Y déjenme decirles lo peor: me refiero a todos los políticos de todos los partidos, hasta los que se dicen diferentes.

Un político es en quien menos deben confiar; ellos sólo ven por su propio beneficio y cuando lo alcanzan o llegan al poder se olvidan de quienes los ayudaron.

Lo digo con todo el conocimiento de causa.

En PXPress no nos interesa quedar bien con los seguidores y miembros de las campañas de los candidatos; quienes nos interesan son aquellos que no tienen partidos y quieren saber lo que el gobierno en el poder hace mal, pero también la oposición, porque ya no están dispuestos a firmar un cheque en blanco a nadie.

Si se ha normalizado que un medio que cuestiona al gobierno debe ser amigo de la oposición allá ellos; si se ha normalizado que un medio ataque a la oposición porque lo financia el gobierno allá ellos. No hacen periodismo; hacen propaganda.

Aquí, que quede claro, hacemos periodismo.

Y al menos mientras yo siga con vida, el tiempo que sea, poco o mucho, PXPress seguirá.