La violencia que no ve el rector en la U de C

POR Jorge Octavio González

Edinho Miranda Maciel salió de su casa el viernes 16 de febrero de este 2024; pasó el fin de semana y nadie tenía información sobre su paradero, por lo que el lunes a primera hora se reportó su desaparición.

El también profesor de la Facultad de Ciencias Marinas de la Universidad de Colima fue encontrado sin vida el siguiente día, el martes 20.

El rector Christian Torres Ortiz Zermeño, en lugar de condenar su muerte y exigir a las autoridades el pronto esclarecimiento, sólo publicó una condolencia a su familia, como si fuera una muerte más de las que se dan a conocer todos los días en la entidad.

La falta de información, la opacidad con la que se conducen en la casa de estudios, sólo mueve a que la gente especule, a que saque sus propias conclusiones acerca de la repentina muerte del maestro de la Facultad de Ciencias Marinas de la U de C.

Un joven profesor de 36 años sale de su casa y se pierde todo el fin de semana, lo que significa que no era anormal que actuara así; el lunes, como de plano no se supo nada de él, ponen la denuncia por desaparición ante las autoridades correspondientes.

El martes, sin embargo, hallan sus restos.

¿Qué puede pensar la gente de eso? Exacto: en algún punto del fin de semana fue levantado por alguien, lo asesinaron y lo tiraron y fue hallado el martes, como se dio a conocer por parte de las autoridades, al reconocer que lo encontraron sin vida.

El rector, cobarde como siempre ha sido, ni siquiera fue capaz de abundar más acerca de la muerte de uno de sus trabajadores; en lugar de eso prefirió la condolencia barata para que el asunto se olvide y pasen a lo siguiente.

Hace unos días, en el editorial de su órgano de propaganda, la Universidad de Colima pedía seguridad para los candidatos y activistas que participaran en el proceso electoral de este año, pero, como también lo señalamos, no hubo una sola mención a la violencia que hay al interior de la institución educativa.

Y es que, si nos remontamos a hace unos meses, un grupo externo de la Universidad de Colima burló la seguridad del campus universitario y colgaron una cartulina amenazante en contra de un maestro del Bachillerato #1, al que le pidieron salir de la entidad si no quería que se quemara la casa de sus padres.

El hecho, con todo el sello del crimen organizado, surgió a partir de un supuesto abuso del profesor a una de las alumnas, por cierto menor de edad, que describe como la hermana del que lo amenazó en la cartulina.

¿Qué hizo ante esto el rector Christian Torres Ortiz Zermeño? Ignorar el asunto, como si con eso el acoso no hubiera sucedido y como si con ello los padres de la menor no hubieran sentido humillación ante la profanación de su hija, que no tuvo la confianza en las autoridades para denunciar, por lo que queda acreditado que no sirve para nada ese bodrio llamado Unidad para la Atención a la Discriminación y la Violencia de Género.

Ya son dos señales de que algo en la Universidad de Colima no está bien: la amenaza al maestro que se propasó con una alumna y la falta de respuesta de parte de la autoridad; ahora la misteriosa y repentina muerte de un profesor que es hallado sin vida después de varios días de desaparecido.

Definitivamente el rector Christian Torres no sabe qué hacer ante este tipo de problemáticas y se escuda en el silencio de los medios que tiene a su servicio, todo con la finalidad de que no se conviertan en escándalos y tengan repercusión en su patética imagen como rector.

Los casos se acumulan, y con la atención o no del rector existen; allá él si pretende ignorarlos, cuando más temprano que tarde le estallarán en la cara.