¡La gobernadora no sirve para nada!, le gritan a Adán Augusto en Manzanillo

POR Luis Fernando Moreno Mayoral

Martín Flores Castañeda advirtió que iría a Manzanillo a recordarle a Adán Augusto López Hernández su promesa de rescatar económica y financieramente al IPECOL y cumplió. Andrea Chávez, después de días de ausencia de las giras del ex secretario de Gobernación, no podía hablar en el templete porque el líder sindical estaba utilizando un megáfono para llamar la atención del aspirante a suceder a López Obrador.

Y llamó su atención: los equipos de trabajo de los dos personajes abrieron camino para que quedaran frente a frente, uno a uno, a exponer sus ideas. Flores Castañeda, por principio de cuentas, le recordó todo lo que había dicho López Hernández sobre el rescate financiero al Instituto de Pensiones del Estado de Colima.

Adán Augusto escuchó, pero estaba a la defensiva; ya había sido advertido por su coordinadora en Manzanillo, Martha Zepeda del Toro, que irían grupos del Sindicato de Trabajadores al Servicio del Gobierno del Estado a hacerle un alboroto.

La narrativa de los medios que hacen eco a Zepeda del Toro era que el líder sindical era enviado por la gobernadora Indira Vizcaíno, habida cuenta de que la mandataria estatal apoya las aspiraciones de Claudia Sheinbaum, no del “hermano” de AMLO.

Terminó Martín Flores de exponer su problemática; Adán Augusto no se veía receptivo. Pero habló: dijo que el rescate financiero había sido un compromiso, pero que para que eso se diera tenían que hacerse una serie de gestiones “que son responsabilidad de la gobernadora”.

“La gobernadora no sirve para nada”, gritó una mujer entre la multitud enojada.

Adán Augusto pidió que lo dejaran hablar. Prosiguió.

—Si la gobernadora no hace su parte… cuál es la parte que le corresponde—, se enredó López Hernández. —Tiene que mandar el oficio de la gestión financiera. Tienen que presentar la denuncia penal correspondiente; hasta hoy no hay una denuncia penal. La responsabilidad es de la gobernadora.

“Todos sabemos que a él lo manda la gobernadora”, entró a cuadro Martha Zepeda del Toro, secretaria del ayuntamiento de Manzanillo con licencia, quien de inmediato fue callada por Adán Augusto.

—Aquí yo hablo con él.

—A mí no me manda ni mi señora, menos la gobernadora; sólo para aclarar, Marthita—, reviró Martín Flores.

Martín Flores le dijo que sí han presentado denuncias; que el IPECOL hizo una y que está en la Fiscalía General del Estado de Colima. “Y vamos a ir con la gobernadora”, añadió.

—Nunca han ido con la gobernadora, nunca han ido—, se metió otra vez en la conversación Martha Zepeda.

Adán Augusto por segunda ocasión calló a su coordinadora en el puerto. “Se pueden callar, por favor”, espetó.

La gente estaba desesperada; no coincidían con que la gobernadora hiciera su parte. Adán Augusto se veía molesto, justificándose con que ya no era funcionario, pero que, dijo, “podría abrir las puertas del gobierno federal”.

Aunque insistió: “tienen que ir con la gobernadora”.

La multitud comenzó a abuchear, a gritar, a lanzar consignas. La avanzada de Adán Augusto abrió paso para que pudiera salir de ahí; Martín Flores lo siguió unos metros y se perdió entre la gente.

Adán Augusto tenía un semblante duro, la cara enrojecida; el mitin no había salido como se lo prometieron sus coordinadores en Colima, ni Claudia Yáñez Centeno ni Martha Zepeda del Toro.

Los trabajadores sindicalizados no salieron con una respuesta concreta; sólo que tenían que hablar con la gobernadora.

“La gobernadora no sirve para nada”, gritaba una mujer para que entendieran que si la responsabilidad es de ella entonces no habría rescate financiero.

Pero en el 2024 el sindicato va a hablar en las urnas, había advertido Martín Flores Castañeda dependiendo del resultado de la visita a Adán Augusto.

“La gobernadora no sirve para nada”, fue la respuesta de los trabajadores, desilusionados de Indira Vizcaíno.

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