Don Aureliano*

POR Bibiano Moreno Montes de Oca

A Aureliano Hernández Alonso, secretario general de la Sección Sexta del SNTE, se le antepone el don no por respeto, reverencia o reconocimiento a su trayectoria —como machacan con el anuncio de una conocida marranilla en la televisión—, sino porque ya se comporta como un auténtico padrino, es decir, un don.

Aunque anónimamente, hay maestros federales que reprueban la actitud asumida por don Aureliano —de quien se llegó a esperar tanto, según suspiran algunos—, quien por lo pronto ya es diputado local —las cuotas de poder en todo su esplendor— y dirigente sindical al mismo tiempo, pasándose por el arco del triunfo los estatutos del SNTE.

En una carta enviada al autor de esta columna de culto, entregada en la redacción de Panorama, en un escrito denominado como El justiciero magisterial —“órgano de expresión de los trabajadores de la educación”, según reza una consigna— se da cuenta de las sabrosas aventuras de don Aureliano, del que rescataré algunas cosas interesantes.

Hace notar El justiciero magisterial la falta de información de parte del líder magisterial, don Aureliano, justamente desde que salió postulado por el partidazo como candidato a diputado local por uno de los distritos electorales del municipio de Manzanillo.

A continuación, se dice que don Aureliano y un individuo que se llama José María Valencia (conocido entre sus cuates como Chema) se comenzaron a despachar con la cuchara grande en el reparto de plazas entre compadres, amigos y familiares.

De acuerdo con mis anónimos remitentes, entre los beneficiados por don Aureliano y compañía destacan algunos apellidos de los compadres, familiares y amigos: los Lara, los Olguín, los Uribe, los Hernández y otros más. Es común ver a todas estas personas en las escuelas de la entidad en intendencias, prefecturas, direcciones y hasta en aviadurías, según el parentesco y el afecto.

Lo más emocionante viene enseguida: don Aureliano, el líder de la Sección Sexta del SNTE, cobra desde junio del presente año la plaza número 076113E032700.006002, pasándose nuevamente por el arco del triunfo el reglamento de escalafón, al no haberla obtenido por concurso, como siempre lo pregonó.

Los indignados maestros federales recuerdan que al inicio de su ingrata gestión magisterial, don Aureliano mencionó que tenía como meta “servir al magisterio colimense y no servirse de él”, por lo que obviamente faltó a su palabra. También dijo que iba a dedicarse de tiempo completo al trabajo, en bien de los maestros, lo que tampoco cumplió, pues ahora cobra como diputado local, sin haber renunciado a su cargo de secretario general de la Sección 6 del SNTE, como lo marcan los estatutos.

Dicen al respecto los de El justiciero magisterial acerca de don Aureliano: “De esta forma está poniendo el ejemplo de lo que es un Líder Charro, no importándole haber faltado a su palabra y convirtiéndose su conducta en inmoral”.

Con respecto a la violación de los estatutos del SNTE por parte de don Aureliano, los maestros inconformes señalan lo que sigue: “Los Estatutos dicen que ningún Dirigente debe estar al frente del Sindicato si es propuesto para un cargo de Elección popular.

Aureliano es diputado de la LI Legislatura local y con esto queda impedido. ¿Dónde está la Democracia Sindical? ¿Dónde quedó el Nuevo Modelo Sindical? Nunca antes se había visto tanta irregularidad después de tener Nuevos Estatutos y Voto Secreto”.

Por último, los de El justiciero magisterial se adelantan a don Aureliano y destapan al futuro dirigente sindical de la Sección Sexta del SNTE: José María (Chema) Valencia, pues parece que el dedo de don Aureliano apunta hacia él.

Basan su dicho en el hecho de que el tal Valencia ha acaparado todos los asuntos en su persona —asuntos sindicales, por supuesto—, por lo que los maestros inconformes temen que don Aureliano trate de impedirlo en el próximo congreso en el que se elegirá al sustituto de quien hoy ya cobra como diputado local y en la plaza 076113E032700.006002.

Con bastante anterioridad en esta columna de acero inoxidable hice notar que el actual dirigente sindical del magisterio debía dejar el cargo para poder ser postulado candidato del PRI a diputado local por Manzanillo —donde nadie lo conoce—, pues violaba los estatutos; sin embargo, a don Aureliano le valió y siguió en su campaña y como secretario general de la Sección 6 del SNTE.

Según los estatutos, se debía nombrar a un interino, en tanto se realizaba el congreso para elegir al nuevo secretario general de la Sección 6 del SNTE, lo que estima sucederá el próximo diciembre; empero, a don Aureliano todo eso lo tuvo sin cuidado, y siguió firme en el hueso.

Hoy don Aureliano está en el Congreso del Estado, donde la principal función es analizar y aprobar leyes que supuestamente regirán entre los colimenses, quienes las observarán y respetarán.

Pero resulta que don Aureliano no respeta los estatutos y el escalafón magisterial. ¿Con qué cara puede pedir que sean observadas y respetadas las leyes que elaboren en la 51 Legislatura, si él nunca cumplió con su parte?

*Columna publicada el 1 de Noviembre de 1994