POR Bibiano Moreno Montes de Oca
Alito se vendió a Morena más rápido que el avión
Más que bien lo dice ese sabio meme que encierra toda una profunda verdad apenas sintetizada en unas pocas palabras: “Alejandro Alito Moreno Cárdenas se vendió a Morena más rápido que el avión presidencial”. Ni cómo hallar una mejor frase para explicar la forma traicionera, vil, ruin y perversa con la que el presidente del CEN del PRI decidió traicionar la alianza Va por México (que integran el PAN y el PRD, aparte del priismo) para entregarse por completo a amlo, líder de la secta política llamada Morena.
Hay que recordar, sin embargo, que Alito Moreno siempre se identificó con amlo, sobre todo cuando fue gobernador de Campeche, vecino de su natal Tabasco. De hecho, ya se le conocía como Amlito por su cercanía. Todavía como gobernador campechano, el hoy impresentable líder del PRI era el gallo del macuspano para que fuera el presidente de ese partido del que Morena lleva su ADN en la sangre. En alguna reunión con los homólogos priistas de Alito Moreno en ese momento, reunidos en Palacio Nacional, el vejete macuspano prácticamente les tiró línea para que lo apoyaran a llegar al frente del tricolor.
Tal vez en pago por ese respaldo, Alito Moreno dio carteras a diestra y siniestra en el CEN del PRI a todos esos ahora exgobernadores; entre otros, el bien recordado colimense Nachito Peralta Sánchez. Como sea, muy pronto Alito Moreno enseñó el cobre. El apodo recuerda la palabra halitosis, nombre científico con el que se conoce a la gente a la que, en voz más popular, se dice que le apesta el hocico. En el caso de Alito Moreno ni siquiera estaríamos hablando de alguien con ese problema de salud y falta de higiene bucal, puesto que es una gigantesca mierda cuyo penetrante hedor alcanza a llegar a varios kilómetros a la redonda.
En alguna entrevista con el periodista Carlos Loret de Mola, éste le preguntó si no tenía guardados algunos cadáveres en el clóset que pudieran ser sacados en algún momento por los cuatroteros, con los que ya comenzaba a confrontarse a causa de la reforma eléctrica, la que más tarde rechazó y fue motivo de la ira del viejo del palacio. Muy salsa, echado para adelante y dizque con el argumento de que no se doblaba, Alito Moreno se definió como un político honesto, decente, pulcro; en fin, parecía que era una versión restaurada de Mahatma Gandhi y no la de un priista que, por su origen, posee el ADN de la corrupción.
No pasó mucho tiempo para que amlo, precisamente por conducto de Layda la Albóndiga de Porcelana Sansores Sanromán, gobernadora de Campeche, comenzara a exhibir en toda su descarnada magnitud la verdadera personalidad del sujeto más bajo, ruin, cruel, pervertido, soez, corrupto, mezquino y miserable; por supuesto, a través del único medio del que podría valerse el inquilino de Palacio Nacional para estos casos: von conversaciones privadas grabadas clandestinamente por el aparato del Estado. Y, por cierto, por mucho menos que eso, en Estados Unidos cayó el presidente en funciones, Richard M. Nixon. Pero, bueno, estamos en México y, pues, aquí nos tocó vivir.
Hoy, cuando se discute la posibilidad de que la Guardia Nacional se militarice (y, por tanto, se le confiera al Ejército un poder jamás imaginado), la rata traidora que es Alito Moreno no sólo se dobló ante amlo, sino que hasta se bajó los calzones y se puso en posición mahometana para lo que se ofrezca. Ningún político, por más bajo que hubiera caído, llegó a los patéticos extremos de Alito Moreno en sus tratos con el obradorato, pues al entregarse por entero a los morenacos decidió salvar su propio pellejo, valiéndole madre lo que pueda suceder con el país y con los priistas a los que dizque representa.
La alianza Va por México, por tanto, se encuentra en peligro por culpa de este miserable político traidor que es Alito Moreno. ¿A quién beneficia esta acción? Por supuesto que a amlo y a su secta morenaca, cuyas corcholatas en el 24 necesitan una mano, merced a su mediocridad: su única fuerza se encuentra en toda la maquinaria que amlo pondrá a trabajar a favor de alguno de ellos, ya sea Claudia Cheinbaum Pardo, Marcelo (ca) Ebrard Casaubón o Adán Augusto el Mayordomo de Drácula López, jefa de Gobierno de la Ciudad de México, canciller y titular de la Secretaría de Gobernación, respectivamente.
De la sabiduría china rescato una frase del pensador Confucio: “Aquel que ostenta un deber moral ni siquiera ante su maestro debiera ceder”. De alguna manera, amlo es el maestro de Alito Moreno (de ahí lo de Amlito), pero resulta que éste ya cedió. Y al escuchar Confucio, el campechano de seguro entró en confusión: no sabe si está confundido o si está con fundillo (este es un viejo chiste que, empero, sigue siendo efectivo en casos como el presente).
Por lo que toca a Colima, la alianza también se encuentra en riesgo, lo que podría dar como resultado que, en 2024, el PAN, el PRI y el PRD vaya cada uno por su lado, dejando el campo libre para que Morena se reparta el pastel a su antojo, al no tener un enemigo fuerte en contra. Claro, no se podría esperar otra cosa, dado que al frente del CDE del tricolor está Arnoldo Tony Soprano Ochoa González, enterrador del priismo en la entidad y perteneciente a la misma escuela de su líder y “guía moral y espiritual”, Alito Moreno Cárdenas.