POR Bibiano Moreno Montes de Oca
A Indira Vizcaíno ni siquiera su propia policía la quiere
El 2 de junio del 2021, cuando quedó confirmado el triunfo de Indira Vizcaíno Silva como la gobernadora electa de Colima, en esta columna de culto escribí que a nuestro estado (no esa pinche pendejada de “nuestra Colima”, ideada por un retrasado mental –no podía ser de otra manera— de la pitera 4T) no le auguraba un futuro promisorio en la era del indirato, conocidos los antecedentes de esa mujer que ganó a la mala y acusada por su corrupción, cinismo y frivolidad. De ese texto que publiqué hace exactamente un año, el primer párrafo que cito textual lo deja muy claro todo:
“Por más que uno quiera verle el lado positivo, como lo hace la chairiza croquetera y los coaccionados que prefieren recibir las dádivas cuatroteras que estarían en riesgo si se pusieran sabrosos contra el partido de los nuevos ricos de la política en México, el futuro gobierno de Indira Vizcaíno Silva no pinta nada bien para Colima y los colimenses. Al contrario de la primera gobernadora, Griselda Álvarez Ponce de León, a la Gobernadora Altozano no se le atribuye ninguna gracia ni virtud que sirva de faro para no naufragar en medio de la tempestad durante los próximos seis años”.
El resto de la columna se dedica a señalar algunos hechos que caracterizaron el gobierno de doña Griselda Álvarez, algunos de ellos benéficos para todos los colimenses, por lo que sólo traeré a cuento el visionario comentario que hice en el último párrafo, que a la letra dice así:
“Del indirato no se puede decir lo mismo: envuelta en el escándalo y la sospecha por su participación corrupta en el caso del pomadoso fraccionamiento Altozano, cuando fue presidenta municipal de Cuauhtémoc, además del sucio manejo del programa emblema cuatrotero Jóvenes Construyendo el Futuro, de la mano de su compinche, el diputado Vladimir Parra Barragán, Indira Vizcaíno ni siquiera nos puede presumir alguna virtud. Ni una sola. ¿Recuerdan que ella dijo que no quería ser una pendeja toda su vida? Bueno, pues no hay ninguna duda que ella lo va a cumplir al pie de la letra durante su sexenio”.
Bueno, el presagio se cumplió puntualmente, a pesar de que no cuento con bola de cristal: en más de un semestre, la que cobra como la Gobernadora Altozano no ha hecho absolutamente nada que se le agradezca; al contrario, con el indirato llegó el caos más aterrador, con muertos a razón de tres por día (90 por mes), como si estuviéramos en la época cristera. La violencia no es sólo en contra de criminales que son ejecutados por otros criminales, sino que incluye los daños colaterales, es decir, donde también caen abatidas víctimas que son inocentes, como mujeres y niños.
El peor flagelo en un siglo padecido por Colima es el de la violencia, que llegó de la mano de Indira Vizcaíno y su chiquigabinete de vacilada; sin embargo, lejos de hacer algo efectivo por recomponer el tejido social con políticas públicas que se encaminen realmente a garantizar la seguridad de la población, los cuatroteros que detentan el poder desdeñan al cuerpo policiaco con el que cuenta el Gobierno del Estado, que es el primero en ser lanzado a la guerra con equipo anacrónico y sin el pago de buenos sueldos y de prestaciones que compensan algo el peligro al que se exponen a diario.
Por esa razón, en un escrito que circula en las redes sociales y que se atribuye a elementos policiacos del estado, viene una de las ofensas más fuertes con las que nos expresamos los mexicanos cuando algo nos molesta demasiado. El uso de esa injuria es la prueba de que los policías de Colima no tienen ningún respeto por la gobernadora, como tampoco ya no esperan nada de ella. A lo que apelan los uniformados es a la comprensión del pueblo de Colima, al que dan a conocer todas sus carencias y el total desprecio que hay de las autoridades hacia sus peticiones por mejorar su situación laboral, social y moral.
De acuerdo con su denuncia, la titular de la Secretaría General de Gobierno, María Guadalupe Solís, no les resolvió nada de las peticiones presentadas en su paro de protesta, entre las que sobresale la del abuso del que son objeto por parte del secretario de Seguridad Pública, Manuel Llerando Ruiz, así como su círculo de mandos que son marineritos de agua puerca, quienes al no ser policías no saben realizar su trabajo ni tienen respeto por el de los subordinados. Algunos de esos mandos tienen pésimos antecedentes, pero siguen inamovibles, sin identificarse con Colima y los colimenses.
La siguiente denuncia deja helado a cualquiera, sobre todo si se toma en cuenta la ola de violencia desatada desde el inicio del presente año, pero no a la indolente Indira Vizcaíno, cuando dicen los policías lo que sigue: “Tenemos uniformes jodidos, chalecos vencidos, nos prestamos las armas, nos faltan municiones”. Así, se lamentan que los están matando “por ser honrados”, “por ser mal dirigidos”, “por decir la verdad”; en suma, “están matando a la policía de Colima”.
Los uniformados se preguntan que dónde están las patrullas que compraron o rentaron; dónde el mentado C-5, que para nada sirve, pero sí justificó millones que fueron robados; dónde están los cambios de modalidad y prestaciones que prometió la gobernadora viajera. Nada. Sólo fueron promesas de campaña cuando Indira fue a pedirles el voto. Ahora que ya es la Gobernadora Altozano, le vale madre todo, aunque el sentimiento de descontento en contra de ella es mutuo de parte de su propia policía uniformada.