POR Jorge Octavio González
Un ataque coordinado, sólo desarrollado por criminales profesionales, se dio ayer en Villa de Álvarez y Coquimatlán en contra de dos mujeres menores de 20 años de edad.
En la Semana Santa nos habían recetado cuerpos calcinados en Manzanillo y asesinatos en Tecomán, Armería y Comala; ahora en la Semana de Pascua los crímenes contra mujeres parecen ser la tónica.
A las 2 de la tarde, en la colonia Ramón Serrano, en el municipio de Villa de Álvarez, unos sujetos fuertemente armados llegaron hasta un vehículo estacionado y dispararon sin ton ni son en contra de los tripulantes.
Una mujer, de nombre Karely, quedó en el asiento muerta; las otras dos personas fueron trasladadas al hospital para su atención médica.
Más tarde, en el municipio de Coquimatlán, asesinaron a una mujer de nombre Citlali de diversos disparos de arma de fuego; su cuerpo quedó en el suelo.
A los pocos minutos circularon las fotografías de las dos mujeres: las dos jóvenes, de 19 años de edad, al parecer se conocían. Murieron en situaciones trágicas a kilómetros de distancia: una en Villa de Álvarez y otra en Coquimatlán.
Desde luego que estos ataques tienen que ser catalogados por la autoridad como feminicidios; la saña de los disparos en contra de las dos mujeres fue de terror. La muerte de las dos jóvenes, apenas hace un par de años menores de edad, es algo inaudito. La sociedad está a un paso se normalizar la ola de terror y violencia; sin embargo, el fallecimiento de estas dos chicas despertó la empatía de mucha gente que lamentó lo sucedido.
Tuvieron que morir dos mujeres jóvenes para que, incluso en los grupos de WhatssApp, pidieran ya no compartir las fotografías de los cadáveres porque había familiares dentro; una fibra sensible se movió en muchas personas.
¿Pero qué hace la autoridad para detener estas masacres? Indira Vizcaíno sigue negando la realidad y desentendiéndose de su responsabilidad; continúa dejando toda la carga a la Federación, que, sin embargo, no atina a contener la ola de violencia en la entidad.
¿Qué sigue para los colimenses? Si la autoridad no da resultados ni responde satisfactoriamente, el camino a seguir puede ser muy peligroso.
Que luego no se sorprendan si la ciudadanía toma la iniciativa y se defiende con sus propias manos.