POR Bibiano Moreno Montes de Oca
Los cuatroteros de todo el país, pero especialmente los de Colima, la van a tener en chino en las elecciones del 2024, habida cuenta que los millones de agraviados por amlo (y los cientos de miles por Indira Vizcaíno Silva aquí) se las cobrarán muy caras en las urnas. En su oportunidad, al revés de lo ocurrido en ese episodio histórico de la Segunda Guerra Mundial, el resultado de las elecciones de ese día será como una especie de la noche de los cuchillos largos, esta vez utilizadas las armas en contra de los que son los verdugos.
Sin pudor alguno, ensoberbecido hasta nublársele la visión, el gobernador de facto de Colima, Arnoldo Vizcaíno Rodríguez, desde ahora hace cuentas alegres sobre los resultados que vaticina para Morena (el partido de los nuevos ricos, además de sus entenados paleros que se le peguen como lapas) en los comicios del próximo año, al grado de darse el lujo de asegurar que no se dejará un cargo de elección popular “ni para compadre”. (Hay que hacer notar que este viejo cacique arrocero de Buenavista ni siquiera sabe emplear correctamente los dichos populares, pues la referencia es a la comadre, no al compadre).
Bueno, pero si en el Gobierno del Estado se las verán negras para poder sacar adelante a sus candidatos a diferentes cargos de elección popular a disputarse en el 2024 (los 10 ayuntamientos, 16 distritos locales electorales, dos diputaciones federales y dos senadores de la República, además de presidente y las posiciones plurinominales que caerán del cielo), especialmente por las chuchas cuereras y las potencias intelectuales con las que se cuenta en las filas morenacas, a la alcalde de Manzanillo, la mzorquera Gris Celda Martínez, ya ni oportunidad le darán de subirse al vuelo del último avión con destino a La Chingada.
Bien mirado, el indirato empleará todos los recursos a su alcance y echará mano de las malas artes para tratar de imponerse en las urnas a la mala, sabiendo que la posición del penúltimo lugar de aceptación de la Gobernadora Altozano es un pesado fardo con el que tendrán que cargar a la hora de la verdad, a la primitiva y reiterativa Gris Celda Martínez ni siquiera le queda algún truco nuevo para tratar de mantener la presidencia municipal de Manzanillo –hoy en sus garras—, lo mismo algún distrito local –de cuatro que tiene el municipio—, el segundo distrito federal electoral o algún lugar en la fórmula al Senado de la República.
La tía no tiene de dónde afianzarse para tratar de sobrevivir a la tarde-noche del día de las elecciones del 2024, pues ella misma se ha encargado de cerrar las puertas entreabiertas que alcanzó a mirar en su largo y sinuoso camino, siempre con el entusiasta apoyo de la secretaría del Ayuntamiento de Manzanillo, Martha María Zepeda del Toro, con la que ambas integran el dúo ojete y perverso de la Guayaba y la Tostada, las borrachas desmadrosas de las icónicas películas de Pedro Infante.
Veamos: la primitiva Gris Celda Martínez no tendrá mucho margen de maniobra frente al indirato, que tratará de imponer la candidatura de Morena en el puerto con Rosa María Bayardo Cabrera, la inútil directora del DIF Estatal, pero también se cuenta con un Plan B: la traidora diputada ruedista Andrea Naranjo Alcaraz. O sea: si no es Chana, es Juana. ¿Qué le queda a la silvestre presidenta municipal porteña? Una Marta Zepeda muy desgastada, sin ninguna credibilidad y con un montón de derrotas a cuestas; o bien, Eduardo Camarena, el corrupto tesorero municipal, con el que la “incorruptible” Gris es cómplice por omisión o comisión.
En el Senado de la República, salvo que vaya en la primera fórmula, la reiterativa edil manzanillense se quedará con las manos vacías. Y lo más seguro es que así sea: el vejete Arnoldo Vizcaíno maniobrará para quedarse con el primer lugar de la fórmula, donde casi asegura –casi— una curul en San Lázaro, pero no el segundo lugar. La diputación federal es un albur: casi nadie, conociéndola por su nefasta administración de casi un sexenio, estará dispuesto a darle su voto de confianza a una tía que no es la candidata a cargo alguno, sino al loquero del municipio de Ixtlahuacán. Así, pues, no habrá nada ni para la Guayaba ni para la Tostada.
Ahora bien: en su desesperación por afianzarse con el control del municipio más grande e importante del estado, la mazorquera Gris Celda Martínez podría tratar de hacer alguna alianza subterránea con Va por Colima, el Verde Ecologista o hasta el MC, pero ¿cuáles serían sus posibilidades reales de salir avante? Nulas. En la Alianza del PRI, PAN y PRD es más fácil que arropen a la verde ecologista Gabriela Benavides Cobos que a alguna de las chafas y detestables corcholatas de la reiterativa alcalde porteña.
En cualquier escenario que pongan a la ordinaria Gris Celda Martínez, lo único cierto es que, en el 2024, se le irá el avión. Y a otra cosa, mariposa.