POR Bibiano Moreno Montes de Oca
La vacilada de cambiar la fecha de los informes
A falta de no tener nada por informarle a los sufridos colimenses, a no ser los males desencadenados en nuestra pequeña entidad, peores que las siete plagas bíblicas, a Indira Vizcaíno Silva se le ocurrió la genial ideota de cambiar la fecha de la rendición del primer informe de gobierno y los subsecuentes, para que hasta el sexto y último regresarlo a la fecha actual, que es el primero de octubre de cada año, según lo establece la Constitución Política del Estado. La mujer prefiere el primer día del mes de noviembre, que coincide con el arribo al poder de los gobernadores colimenses.
En la absurda e imbécil idea de que los cuatroteros que forman parte del indirato son diferentes, la Gobernadora Altozano también en eso se quiere distinguir de los que le antecedieron en el cargo. Así, desde hace años, por acuerdo del Congreso estatal, plasmado en la Constitución local, el informe de gobierno se debe rendir el primero de octubre de cada año. Nadie argumentó ni expuso algún pretexto que en octubre no se cumple exactamente un año de trabajo (que es, en efecto, el 1° de noviembre), como tampoco ningún presidente ha objetado que se tenga que rendir cuentas cada 1° de septiembre, aunque no coincida con el arranque del gobierno federal, que es el 1° de diciembre de cada sexenio.
En realidad, nada de malo tendría que el informe de gobierno se ajustara al inicio de una nueva administración, que en este caso es el 1° de noviembre; lo cierto, sin embargo, es que la expresidenta municipal de Cuauhtémoc pretende estirar el tiempo al menos por un mes más, a ver si en ese lapso puede hacer algo más que justifique integrarlo al documento de lo que será su primer informe, que en estos momentos debe estar completamente en blanco. Así, alargar un mes o más no es lo importante, sino el fondo que subyace en la maniobra morenaca: ganar tiempo para inventar algo más que sea digno de incluirlo en el infumable mamotreto que Indira Vizcaíno leerá ante los diputados.
Para que se pueda cumplir el capricho de la Gobernadora Altozano se debe hacer la modificación constitucional por parte de los integrantes de la LX Legislatura local, donde Morena y aliados cuentan con la mayoría simple, mas no la calificada. Además, como en septiembre entran en periodo de receso, a los empleados al servicio del Ejecutivo estatal les urge hacer ese cambio lo más pronto posible, que quedaría como ya se ha dicho: rendición del primero –hasta el quinto— informe de gobierno cada 1° de noviembre, regresando en el sexto y último al que en la actualidad se contempla en la Constitución de Colima: el 1° de octubre.
Es posible que se le cumpla su deseo a la gobernadora de Colima con la aprobación del cambio de fechas, pero me llama la atención que en la iniciativa enviada por el Ejecutivo al Legislativo se quiere hacer creer que la medida es algo extraordinario, como para refrendar eso de que los cuatroteros son diferentes, es decir, se observa la viabilidad, pues la propuesta “persigue privilegiar el principio de rendición de cuentas, haciendo valer la temporalidad adecuada del término anual”. ¡Ah, vaya, se privilegia la rendición de cuentas! Seguramente que antes era puro cotorreo y nada de rendirle cuentas a nadie, ¿verdad?
Como ya lo señalé hace poco, el contenido del primer informe de gobierno de Indira Vizcaíno, al estilo del Canal Random, “es un misterio muy misterioso”. Es más, ¿qué puede salir mal? No veo fisuras en su plan. No dudo que sea aprobada la iniciativa del titular del Ejecutivo estatal, aunque tendrá que pasar por el molesto trámite de la aprobación de la mitad más uno de cabildos de los 10 Ayuntamientos que hay en la entidad. La duda, empero, persiste: ¿de qué va a informarnos la Gobernadora Altozano? La violencia está peor que hace un siglo en un gobierno que ha sido el peor de los últimos 499 años de existir oficialmente Colima.
Apenas el lunes anterior, en el pleno de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, se escuchó fuerte la voz del diputado Rubén Moreira, presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso Federal, al referirse a la violencia que azota al país en diferentes regiones. Respecto al caso concreto de Colima, esto es lo que señaló el legislador en tribuna:
“Hay ciudades que son una verdadera jungla, en la que todos los días se reportan homicidios, como en Manzanillo, Colima, en donde, en las semanas recientes, vemos ataques armados en establecimientos que dejan como saldo varios homicidios en una sola noche: cuerpos desmembrados, la aparición de narco mensajes en las calles de su capital. Con una gobernadora que hasta el momento ha sido incapaz de detener la ola de violencia en un estado tan pequeño en extensión territorial, que se ve afectado, incluso, por la alerta de viaje del gobierno de Estados Unidos a sus ciudadanos para que eviten visitarlo por los ataques, asesinatos y crímenes”.
¡Tómala, barbona!