POR Luis Fernando Moreno Mayoral
El historial de traiciones de Carlos Cárdenas Roque es larguísimo, pero nos ilustra cómo fue que logró la candidatura del PRI a la diputación local por el Distrito II en Colima.
El 24 de febrero, día del registro de los aspirantes a los distintos cargos de elección popular por el Partido Revolucionario Institucional, para los Distritos 1, 4, 6, 8, 13, 14 y 15 hubo candidatos de unidad; esto significa que hubo consenso entre quienes aspiraban a la misma posición para darle paso a quien resultó más competitivo.
En el Distrito II, sin embargo, las cosas no fueron así: se inscribieron cinco aspirantes, a saber: Carlos Cárdenas Roque, Ramón Pérez Gutiérrez, Juan José Martínez, Osiris Alcaraz y Manuel Agustín Trujillo Gutiérrez.
¿Por qué se inscribieron tantos precisamente para esa diputación? Para simular una elección interna que, de antemano, ya estaba decidida; uno de ellos, por cierto, se indignó de tal manera que estuvo a punto de renunciar a su militancia.
Manuel Agustín Trujillo, la víspera que se diera a conocer el resultado, hizo un berrinche a través de sus redes sociales y acusó a alguien del PRI que tuvo el poder de influir en un medio de comunicación impreso para que no saliera su entrevista al día siguiente. ¿Pues quién puede ordenarle al director de un medio que vete tal o cual entrevista?
Más tarde volvió a escribir otro comentario duro contra el priísmo y se quejó de que no lo aceptan tal y como es, cuando lo cierto es que en la competencia por alcanzar alguna candidatura de elección popular no tiene nada que ver con qué género se identifica, sino si representa los intereses de la dirigencia o tiene buenos números.
Quienes reconocieron la valentía y dignidad demostrada por Agustín Trujillo al denunciar las tropelías del PRI estatal y la simulación con la que se condujeron para nominar a los que ellos quisieron, tuvieron que recular cuando el mismo aguerrido e incomprendido, tras ser regañado por la dirigencia tricolor, decidió borrar sus críticas y arrodillarse ante sus jefes para legitimar la imposición de un sujeto traidor y corrupto que hasta a su propia madre vendería si eso le redituara algo.
Sólo unas cuantas horas duró la rebeldía de uno de los asesores del ex gobernador José Ignacio Peralta Sánchez durante su administración. Ahora saben por qué nos fue como nos fue.
Carlos Cárdenas Roque, en un intento de cerrar las heridas, buscó a tres de los cuatro competidores que tuvo para tomarse la foto y publicarla en sus redes sociales; sobra decir que las imágenes no lograron que todos cerraran filas a su favor, pero será en la campaña cuando se las cobren con creces para hacerlo perder, como finalmente sucederá el 2 de junio.
Si este encantador de serpientes, un simple y triste payaso, traicionó a su amigo del alma José Manuel Romero Coello y después a quien lo rescató del desempleo, el ex secretario de Planeación y Finanzas de la pasada administración, qué les hace pensar que no hará lo mismo con quienes lo acaban de recibir en su grupo político.
Lo único bueno de que este sujeto compita en la elección es que la gente lo podrá poner en el lugar que se merece.