POR Jorge Octavio González
La Unidad para la Atención Integral a la Discriminación y la Violencia de Género de la Universidad de Colima acaba de informar el increíble trabajo que hicieron después de años de investigación y deliberación acerca de cientos de quejas de alumnas contra maestros por acoso y hostigamiento sexual.
¿Están listos para conocer el resultado?
De acuerdo al comunicado enviado por la casa de estudios, también firmado por la Oficina de la Abogacía General, el número de profesores sancionados por propasarse con alumnas de la institución educativa es…UNO.
Sí: uno
¡Uno!
U-no.
1.
De cientos y cientos de quejas, sólo un maestro fue sancionado en más de tres años por ese CSI (Crime Scene Investigation) universitario.
“Acorde con el compromiso institucional y ético de CERO TOLERANCIA al hostigamiento sexual, acoso sexual y discriminación en la Universidad de Colima y en el marco del procedimiento previsto en el Protocolo para la Atención Integral de la Violencia de Género…el día de hoy se rescindió la relación laboral de un docente del nivel superior (Facultad), en virtud de tener en su contra una queja en la que se denunciaron conductas graves de hostigamiento sexual en perjuicio de una estudiante”.
Y añadieron: “en virtud de lo anterior y de manera inmediata, el profesor ya no impartirá clase en ningún plantel de la institución, ni podrá laborar en ninguna otra dependencia universitaria”.
Analicemos el caso.
Para la Universidad de Colima, sin ningún logro en el periodo del rector Christian Torres Ortiz Zermeño, es de vital importancia dar a conocer la sanción al profesor de una Facultad por la queja de una alumna por “conductas graves de hostigamiento sexual”.
Ante el análisis dado a conocer en esta columna la semana pasada, en donde se exhibe el nulo interés de la casa se estudios por castigar la violencia de género, la respuesta de la institución fue dar a conocer, con bombo y platillo, que se rescindió el contrato de un solo profesor acusado por una alumna del nivel superior.
Hasta agosto del 2022, de acuerdo a la información que estaba disponible en la página de la U de C, se habían presentado 109 quejas; de ese universo, sólo a dos maestros se les rescindió el contrato, desacreditando 32 más, a las que catalogaron como “de no violencia de género”.
En septiembre, octubre, noviembre y diciembre de 2022, además de los 12 meses de 2023 y los dos meses del 2024, está más que claro que han seguido presentándose quejas de alumnas de todos los niveles, no sólo superior, sino media y media superior, en contra de profesores.
¿Pero la Unidad para la Atención Integral a la Discriminación y la Violencia de Género y la Abogacía General de la Universidad de Colima sólo han sancionado a un solo maestro por “conductas graves de hostigamiento sexual en perjuicio de una estudiante”?
¿Es en serio? ¿Sólo a un profesor? Si hasta agosto de 2022 se presentaron 109 quejas, cuántas debieron presentarse en los meses restantes de 2022, todo el año 2023 y los dos meses que van del 2024? Seguramente más 200, por lo menos.
Y la Universidad de Colima nos quiere venir a decir que nada más un maestro ha sido sancionado por propasarse con una alumna.
Si no tenían nada mejor que informar, no hubieran salida a hacer el ridículo con el comunicado enviado el pasado uno de marzo del presente año.
Pero este tipo de comunicados, por supuesto avalados por el rector, exhiben la desesperación de Christian Torres Ortiz Zermeño por presentar ante la opinión pública algún tipo de logro ante los pésimos resultados al frente de la Universidad de Colima, en donde los escándalos de acoso y hostigamiento sexual de profesores a alumnas y la penetración del crimen organizado en la institución lo tienen al borde del paroxismo.