Las campañas y la violencia

POR Jorge Octavio González

En Maravatío, municipio de la tierra caliente de Michoacán, con una diferencia de un día asesinaron a los dos únicos candidatos que competían en la elección del próximo 2 de junio.

Uno era del PAN y el otro de MORENA; hoy ese lugar no tiene a nadie que participe en la contienda y se quedará sin autoridad.

El presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, dice, sin embargo, que en México no pasa nada y que hay seguridad para todos; incluso señaló que la jornada electoral la gente podrá salir a votar en libertad y no habrá incidentes de ningún tipo.

Pero, de acuerdo al Índice global de crimen organizado 2023, de Global Initiative Against Transnational Organized Crime, en México se han superado los 180 mil asesinatos y los 50 mil desaparecidos, además de que el país está en el primer lugar en todas las variables, como por ejemplo trata de personas, tráfico de personas, extorsión, tráfico de armas, comercio de productos falsificados y comercio ilícito de bienes de consumo sujetos a impuestos especiales, entre otros.

Para Mark Shaw, director general de esta organización que realizó el Índice global de crimen organizado, solucionar estos problemas requiere de emprender acciones firmes y estratégicas contra el crimen organizado, algo que el gobierno federal no lleva a la práctica porque tiene un pacto con la delincuencia.

Y entre esas estrategias están, por ejemplo, “encarar el crimen organizado a nivel mundial con un enfoque más estratégico”, así como “dar la máxima prioridad a los delitos financieros, centrándonos en los vínculos entre el crimen organizado y la corrupción”.

Pero también, añadió, “prestar más atención al nexo entre el crimen organizado y el conflicto”; también se deben “intensificar los esfuerzos para fortalecer la resiliencia en las comunidades vulnerables”.

Algo que, por supuesto, AMLO le niega a los mexicanos: “defender a la sociedad civil y proporcionarle más espacio en el diálogo y la formulación de políticas sobre el crimen organizado”.

Por último, escribe Mark Shaw, “analizar con más atención el sector privado y hacerlos partícipe, para que no facilite las actividades ilícitas”.

El sexenio de López Obrador, como ha quedado demostrado, no ha aplicado ninguna de las estrategias que sugiere el director general de la organización Global Initiative Against Transnational Organized Crime.

Y queda claro que, en estos 7 meses que le restan, NO lo harán.

El problema, sin embargo, es que la candidata de MORENA a la presidencia de la República, Claudia Sheinbaum, ofrece la continuidad de este desastroso modelo de gobierno que ha sido un fracaso, en especial en el tema del combate a la delincuencia organizada.

Colima, por ejemplo, no ha llegado a los niveles de violencia de Maravatío, de Fresnillo, de Chilpacingo y de otras localidades del país, pero no está exento de que llegue si se le da continuidad a la política de abrazos no balazos de este gobierno y se mantiene la relación con el narcotráfico.

Mientras que en Maravatío no tienen candidatos para gobernar ese municipio, en Colima salieron como cucarachas en quemazón a registrarse todos los que quisieron, sin que haya habido alguna retaliación de los grupos criminales.

La ciudad que tanto demonizan, pues, tiene registrados a decenas de candidatos a los diferentes cargos de elección popular.

Las campañas electorales ya comenzaron; queda en la sociedad elegir a los mejores hombres y mujeres para gobernar el país y la entidad colimense.