POR José Luis Santana Ochoa
Sin pudor alguno y con la mayor desfachatez, Pedro Peralta Rivas, primo del nefasto exgobernador del estado, José Ignacio Peralta, viene ostentándose ante propios y extraños como “jefe de jefes, señores” del panismo colimense por encima de su dirigencia estatal que legalmente encabezan Julia Lizet Jiménez Angulo y Francisco Santana Roldán, Presidente y Secretario General, respectivamente.
Hay que recordar que en año 2015 el truculento individuo de marras no solamente abandonó las filas del Partido Acción Nacional para, travestido de priista, apoyar la candidatura del bilingüe egresado del ITAM y de Essex University, institución ésta donde, asegura el Pejelagarto, enseñan a sus estudiantes a robar, sino que se llevó con él a varios cuadros blanquiazules. El ahora negociante de rellenos sanitarios y panteones privados con recursos públicos aportados por los cautivos contribuyentes, privilegió entonces el parentesco sobre su lealtad al panismo colimense del que se ha valido para hacer negocios en grande en complicidad con los gobiernos locales en turno.
Pajarraco de la misma pluma, Jorge Luís Preciado Rodríguez pronto pasó por alto la traición de su compadre Pedro con quien se volvió a ayuntar para las elecciones del domingo 6 de junio de 2021 en las que lograron sendas regidurías para sus respectivas hijas, la del primero en el cabildo de Colima y la del segundo en el de Villa de Álvarez. Tras los pobres resultados que un muy disminuido Acción Nacional obtuvo ese día en las urnas, ambos pícaros con fortuna festinaron que, ayuntados, habían enterrado al PAN en Colima.
Como si todavía estuviera en la gubernatura su primo José Ignacio, de cara a los comicios del domingo 2 de junio de 2024, Peralta Rivas ha vuelto a sus andadas pretendiendo imponerle a la dirigencia estatal panista, candidatos y candidatas a él afines, incondicionales, amenazándola con, auxiliado por Preciado Rodríguez, complicarle la existencia y su capacidad de negociación al interior de la alianza “Frente Amplio por Colima”.
Pedro sigue confundiendo la prudencia de los dirigentes estatales y representantes populares del PAN (un diputado federal, un alcalde, dos legisladores locales y regidores), con debilidad y sumisión. Los sigue viendo como Dios ve a los conejos, sin darse cuenta que sus ex pupilos ya le crecieron y lo juzgan de cotón largo, pero todavía hay bobos a los que engaña asumiéndose como el gran decisor, dedo elector, de las candidaturas que abanderará el PAN en la próxima cita a las urnas.
La indebida intromisión de PPR en temas partidistas que no le competen, se explica por el poder e influencia que él se auto atribuye, por un lado; y por el otro, por la ingenuidad o buena fe de quienes todavía le creen sus elucubraciones con las que pretende seguir pasando como político para protegerse de las graves acusaciones de corrupción que sobre él penden y lo tienen en la mira de las inoperantes fiscalías que controlan a placer los gobernadores Vizcaíno.
Bien hacen la dirigencia estatal del PAN y sus representantes populares en no seguirle el juego al engañabobos de Pedro Peralta Rivas a quien ni ven ni oyen, mucho menos escuchan, pero deben tomar nota de su intentona intervencionista y ponerse firmes a la hora de las nominaciones de las candidaturas blanquiazules. Y sí, vale más que hay un sólo loco y no más. En la misma frecuencia deberán sintonizarse las dirigencias estatales del PRI y del PRD para que el Frente Amplio por Colima no sufra sobresaltos.
EL ACABO
¡Fuera máscaras! Los electores colimenses hartos están de simulaciones y dobles y hasta triples juegos y rejuegos político-partidistas como los que han protagonizado durante toda su vida pública Pedro Peral Rivas y Jorge Luís Preciado Rodríguez.
En el Partido Revolucionario Institucional también su dirigencia estatal siente y resiente el protagonismo desbordado de uno de sus cuadros más conspicuos que no ha tenido la sabía virtud de retirarse a tiempo de la arena política.
En los partidos 4treros no tienen esos problemas. Allí el poder total lo ejercen a discreción los gobernadores Indira y Arnoldo Vizcaíno. Ellos dan, quitan y con quienes malquieren se desquitan. Su democracia partidista es ejemplar. ¿O no?