POR Jorge Octavio González
En medio de una gira del ego en donde el rector Christian Torres Ortiz Zermeño hablaba de lo maravillosa que es la Universidad de Colima en las instituciones educativas donde sus directores hacían un ejercicio de rendición de cuentas, el huracán #Otis exhibió de cuerpo entero su pobre capacidad de maniobra ante una crisis.
Y es que, aun cuando desde el lunes 23 de octubre se emitió una alerta de huracán para Acapulco, de acuerdo a información del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, ese mismo día salió hacia allá una comitiva de maestros y alumnos de la Facultad de Ciencias Químicas, en concreto de la carrera de ingeniería en Química Metalúrgica, para participar en la Convención Nacional Minera.
La culpa, por supuesto, no es de los estudiantes ni de los profesores, cuyo fuerte no es el pronóstico meteorológico; sin embargo, en la casa de estudios colimense, que presume de tener a los mejores estudiosos de los fenómenos y desastres naturales, nadie fue capaz de advertir que podría suceder algo que los pusiera en peligro de muerte.
La delegación de alumnos y maestros de la Facultad de Ciencias Químicas se encuentra bien y a salvo no por las autoridades universitarias, que sólo fueron capaces de enviar un comunicado donde informaron que todos estaban bien, sino por ellos mismos.
Familiares y amigos, preocupados por la integridad de los miembros de la Facultad de Ciencias Químicas, comenzaron a preguntar qué se estaba haciendo para traerlos de regreso; en los comentarios del comunicado que publicaron dijeron que estaban enviando un autobús que estaba saliendo desde la Ciudad de México, pero que tenían que ser pacientes porque su camino sería complicado.
¡Pues claro! Ni el mismo presidente López Obrador fue capaz de transitar unos metros por la zona afectada de Acapulco, primero en su camioneta y después en un jeep de las fuerzas armadas que se quedó atascado en el lodo.
¿A quién se le ocurre enviar un autobús, que todavía saldría de la CdMx, para rescatar a los alumnos de la Universidad de Colima? Sólo a un burro. Igual le sucedió a AMLO: fue una torpeza llegar por tierra a los lugares dañados cuando tiene, para ese tipo de casos, los helicópteros Black Hawk y PUMA, equipados con la mayor tecnología de punta, que utiliza casi todos los fines de semana para supervisar el Tren Maya, la refinería Dos Bocas, etcétera.
“A medida que avanzaba el martes, y la tormenta empezaba a desplazarse sobre aguas increíblemente cálidas cerca de la costa, quedó claro que las condiciones ambientales no se estaban dando como los meteorólogos esperaban, y que Otis no iba a contenerse”, reportaron en la página de CNN en español.
El martes por la mañana ya estaban los estudiantes y profesores universitarios en Acapulco, pero aun así nadie en la casa de estudios previó que Otis se intensificaría a tal grado de poner en peligro de muerte a todos los que se encontraban en la zona más afectada por el huracán. ¿No monitorean los fenómenos naturales, acaso? ¿No tienen suficientes académicos y científicos que se dedican a eso?
Hasta ayer jueves 26, después de más de dos días que los universitarios de la Facultad de Ciencias Químicas estaban en tierras acapulqueñas, fue cuando se supo que estaban varados; también fue hasta que se hizo pública esa información que el rector de la Universidad de Colima dijo que estaban bien, y otra persona, en las redes sociales, informó que estaba saliendo un autobús desde la Ciudad de México para traerlos de regreso.
¿Por qué tantos días dejaron pasar para actuar en la U de C?
El huracán Otis fue para Christian Torres Ortiz Zermeño lo que para Indira Vizcaíno #Lidia: ninguno de los dos está preparado para afrontar crisis de gran envergadura; ellos sólo están para salir en las fotos y hacer demagogia.
Torres Ortiz quedó exhibido de cuerpo entero como un incapaz que no supo qué hacer con alumnos y maestros que estaban bajo su responsabilidad y que pudieron ser uno de los más de 30 muertos que se han contabilizado hasta el momento en Acapulco.