POR Jorge Octavio González
Todavía no cumple dos años de haber asumido el gobierno del Estado e Indira Vizcaíno ya es considerada como la mandataria más inútil e inservible de toda la historia de Colima.
No hay obras, no ha pagado al IPECOL, no combate la corrupción, no está en Colima cuando se le requiere, la inseguridad está por las nubes y, ante los desastres naturales como el terremoto de septiembre del año pasado y el huracán Lidia de este martes, ha demostrado su ineficiencia e indolencia.
La gobernadora sabía que el martes Lidia generaría daños en Colima; sin embargo, prefirió irse a Palacio Nacional a firmar un acuerdo sobre salud que no sirve para nada.
Ni siquiera fue capaz de delegar a la Secretaría de Educación que informaran si habría o no clases en la mañana; fue hasta las 7 con 2 minutos que se dignaron a publicar un comunicado en donde afirmaban que sí habría. Tarde, por supuesto.
Lidia comenzaba a ser sistemático y no bajaba la intensidad: no era fuerte, pero sí consistente. Eso era más que suficiente para que venciera toda construcción débil o mal hecha. Y así sucedió: puentes cayeron, se hicieron socavones en múltiples calles de los municipios, un señor perdió la vida por haber caído a un río, vehículos quedaron varados y otros más incomunicados.
¿Y dónde estaba Indira? Tomándose la foto, como la frívola e indolente que es, con el presidente de la República. Cínica. Indolente. Perversa. Ruin.
Regresó al día siguiente, ya que todo estaba en calma, y decidió salir a las calles a “supervisar” los daños ocasionados por Lidia. Acompañada de su séquito de aduladoras, se dio cuenta de la magnitud de los daños provocados por el huracán.
Lástima que, como su jefe López Obrador desapareció el Fondo de Desastres Naturales, no pudo exigir de inmediato recursos para iniciar con la reconstrucción de Colima.
El presidente dijo, en sus redes sociales, que apenas irían funcionarios federales a cuantificar los daños causados por Lidia; después de eso harán un informe general de todo lo que se dañó por las lluvias; más adelante enviarán ese informe a la presidencia de la República, que a su vez se tomará su tiempo para cotejar que todo lo escrito ahí sea cierto. Y sólo una vez que autoricen el informe, enviarán el recurso.
Demasiado tiempo. Eso no sucedería de existir el FONDEN: ante un desastre natural el dinero llegaría de inmediato. Ahora no; ahora hay que esperar hasta que AMLO dé luz verde y se envíen los recursos. Eso puede tardar semanas o meses.
Mientras tanto, la gente que perdió todo seguirá igual: sin casa, sin pertenencias, sin agua, sin luz, incomunicados y, sobre todo, a expensas de lo que el Municipio les pueda dar.
Pero eso no tendría que ser así si al inquilino de Palacio Nacional no se le hubiera ocurrido la ideota de desaparecer el Fondo de Desastres Naturales; tampoco sucedería si no tuviéramos a una gobernadora que no puede exigir nada al gobierno federal porque la reprenden en ese momento y la expulsan de la secta de MORENA para siempre.
Peor en cuanto llegue el dinero de la Federación, como no hay reglas de operación, Indira Vizcaíno y sus amigas se robarán buena parte de lo que debería ser para la reconstrucción de Colima y ayudar a las familias que perdieron todo.
El terremoto de septiembre pasado fue un claro ejemplo de corrupción en donde la gobernadora y la siniestra y soberbia Viri Valencia robaron a manos llenas el dinero de los más necesitados.
Vendrá, aunque tarde, el dinero a Colima por el huracán Lidia.
¡Amárrenle las manos a Indira!