POR Luis Fernando Moreno Mayoral
Quién se iba a imaginar que los integrantes de Movimiento de Regeneración Nacional, que fundaron su movimiento en la lucha social y cuestionando las corruptelas y los negocios al amparo del poder del partido-sistema, hoy estén haciendo lo mismo pero a mayor escala y con un cinismo que sólo el manto protector de AMLO los mantiene como un mismo ente amorfo.
A nivel nacional está el mejor ejemplo de lo anterior: toda la bancada de MORENA en el Senado de la República acudió al llamado de su único jefe (no el pueblo; el pueblo no les importa) para recibir línea y aprobar, en una sede alterna, sin quórum y sin leer ningún documento, las más de 20 iniciativas que incluyen, entre otras atrocidades, cambios a la Constitución.
Si no fuera porque la Suprema Corte de Justicia de la Nación sí hace valer y respetar la ley, en estos momentos estaríamos encaminándonos hacia el abismo sólo porque un hombre así lo desea; lo increíble es que los siervos de AMLO obedecen a ciegas y le aplauden todo aunque sepan que están masacrando las leyes.
En Colima, sin embargo, no es muy diferente: ver a diputados comportándose como animales, gritando, pataleando e insultando en tribuna, como Vladimir Parra Barragán, Ana Karen Hernández y Blanca Livier Rodríguez Osorio en su momento, argumentando que defendían a la patria de ese corrupto sinvergüenza de José Ignacio Peralta Sánchez, hoy son los más fieles borregos de la gobernadora Indira Vizcaíno y aplauden todo lo que antes cuestionaban.
Qué decir de la actual Legislatura, la 60: Viridiana Valencia Vargas, en su corta carrera como legisladora, subía a tribuna a insultar y a gritarle al diputado Roberto Chapula de la Mora, además de advertirle que lo denunciaría en todos los tribunales por violencia política de género.
Viri Valencia salió por la puerta de atrás y la hicieron titular de la Delegación de los Programas para el Bienestar de Colima, desde donde está despilfarrando todos los recursos disponibles para ganar la candidatura de MORENA a la presidencia municipal de Colima.
Sus acciones, sus desplantes, sus omisiones, ha costado la vida de varias personas; es una funcionaria nociva, tóxica, inescrupulosa y egoísta. Hoy sabe que no le alcanzan los números para competir por la alcaldía en el 24; sin embargo, hará todo lo que esté a su alcance para causar el mayor daño posible.
Armando Reyna, un burro sinvergüenza que se benefició toda su vida del PRI y hoy dice aborrecerlo, es capaz de torcer la ley para proteger a un asesino que, sin embargo, hoy goza de la impunidad que le otorga la Fiscalía General del Estado de Colima. Sus intervenciones en la máxima tribuna del Estado, cuando cuestiona al pasado de donde viene, no hacen más que evidenciar su cinismo y lo malagradecido que es con quien le dio de comer por muchos años.
Ahora, que sabe que su antipatía no le da para ganar un cargo de elección popular, se mantiene como uno más de los borregos que corea #EsClaudia en cuanto evento acude para promover de manera ilegal las aspiraciones de Claudia Sheinbuam a la presidencia de la República. Da pena ajena verlo sumarse al coro del servilismo y tirar a la basura la poca dignidad que tenía.
Isamar Ramírez y Yommira Carrillo Barreto son sólo dos títeres que utilizan en Casa de Gobierno para leer los discursos que les redactan con el objetivo de insultar a los enemigos políticos de la mandataria estatal; en realidad no juegan un papel muy importante porque no piensan por sí mismas sino que reciben instrucciones para continuar disfrutando del erario. Lo mismo harían si el dinero estuviera del otro lado; sólo cambiarían de siglas y criticarían a quienes les ordenen.
Ese vulgar y mitómano Rubén Romo Ochoa, a quien le dicen de cariño Rubén Pomo, un renegado de Movimiento Ciudadano que se avergüenza de su pasado, se siente con las credenciales de ser el candidato a la alcaldía de Manzanillo; el problema es que ni la gobernadora ni el gobernador de facto lo tienen en sus afectos como para darle la nominación que espera.
Antes que siquiera él pudiera ser enlistado entre los abanderados a la alcaldía porteña, se encuentran Rosi Bayardo y Andrea Naranjo Alcaraz, que todos los días envían señales de querer ser las elegidas. Más oportunidades que Rubén Pomo las tiene quien designe Griselda Martínez Martínez como su sucesora, ya sea Martha Zepeda del Toro o el corrupto Eduardo Camarena Berra.
Kate Castillo, Priscila García, Glenda Ochoa y David Grajales son sólo mercancía barata que podrán ser útiles algún momento; ni siquiera están contemplados para encabezar candidatura alguna ni en planillas de alcaldes. Y cuando ya no sean necesarios, serán botados a la basura.
Mientras la violencia se apodera de las calles de Colima, con asesinatos a plena luz del día, en jardines públicos como en Comala, en masacres como en Tecomán, con descuartizados tirados en lotes baldíos como en la ciudad capital y en Cuauhtémoc, con feminicidios en Villa de Álvarez e incendio de cuerpos en Manzanillo, los diputados y funcionarios de MORENA en la entidad dejan a un lado sus responsabilidades para promover la candidatura de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México.
La seguridad de los colimenses, el miedo que sienten al salir, eso no les interesa; a ellos sólo les importa el próximo cargo que tendrán en la administración estatal o en el Congreso del Estado.
Sólo hay una opción de cambiar: salga a votar el 2024 y mándelos al basurero de la historia.