POR Jorge Octavio González
Este 2024, año electoral, los ciudadanos tendremos la oportunidad de poner a cada quién en su lugar.
Si una autoridad no cumplió, con el voto podemos rechazarlo y lograr que no repita otros 3 ó 6 años más.
Si dio todo de sí, por el contrario, también lo podemos premiar para que continúe haciendo su trabajo.
Quienes estarán de casa en casa pidiendo el voto, no hay que olvidarlo, son políticos; los políticos no tienen palabra y sólo esperan estas fechas para demostrar su generosidad y don de gentes.
El problema, sin embargo, es que esa miseria humana contagió a los reporteros que se creyeron con ínfulas de grandeza como para aspirar a algún puesto de elección popular.
Un sujeto, director de un medio digital, soberbio y extorsionador, se acercó a MORENA para promocionar su imagen y ver la posibilidad de acceder a algún cargo de elección popular.
El sujeto en cuestión, originario de Tecomán, inició una campaña altruista y comenzó a repartir juguetes y cenas a personas de escasos recursos; cabe destacar que los primeros que se vieron beneficiados de esta acción fueron ellos mismos, pues los juguetes y las cenas no fueron adquiridas con su propio dinero, sino el de políticos a los que engañó.
Pero ese no es el problema: los mismos políticos hacen eso todo el tiempo y qué bueno que ahora se las aplicaron a ellos.
El verdadero problema es que el reportero, director de un medio de comunicación, no es para nada altruista ni ayuda de corazón; su medio lo emprendió como un negocio en donde vio la oportunidad de extorsionar a políticos y empresarios para que le dieran lo que pedía.
Al principio sólo fue dinero; así fue como creció su medio de información.
Pero eso ya no fue suficiente: como se codeaba con los políticos, con el gobernador, con secretarios de la administración estatal, se cuestionó: si sujetos con nula preparación y abyectos accedían al poder, por qué él no.
Y así fue como, utilizando a su medio y a otros compañeros de la prensa, comenzó su campaña política; sin embargo, nos acaba de anunciar una mala noticia: dijo que no contendería por ningún cargo de elección popular. Carita triste.
¿Por qué? Porque vio que los números no le favorecían; no es lo mismo inflar su página pagando pautas para que los seguidores lleguen por sí solos a enfrentarse a la realidad de lo que sucede en las colonias.
El periodista, que se cree diva, prefirió seguir extorsionando a los políticos a través de su medio de comunicación, que es lo que ha hecho desde hace más de 10 años que comenzó su aventura, pidiendo ayuda a líderes de opinión a los que después traicionó y les dio la espalda cuando requirieron ayuda.
Qué bueno que este miserable sujeto se dio cuenta que en política no la iba a hacer; en especial porque sería un cliente frecuente de esta columna si lograra alguna candidatura.
Como este tipo, los políticos de Colima querrán venderse como honestos y preocupados por la seguridad de los ciudadanos; está en nosotros no creer todo lo que dicen y elegir a los mejores perfiles para que nos gobiernen los próximos 3 y seis años.
Que farsantes como el periodista, que utilizó a su familia para este malsano fin, no lleguen al poder para enriquecerse y seguir viviendo a costa del esfuerzo de la gente que sí trabaja.