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POR PXPress

EL AYUNTAMIENTO DE VILLA DE ÁLVAREZ ha ido de tropiezo en tropiezo. Tey Gutiérrez Andrade, que se vendió como una maestra noble y tolerante durante la campaña electoral, al paso del tiempo fue transformándose en autoritaria e insensible, se cerró a otras opciones para conformar su equipo de trabajo y ha entregado totalmente la administración al gobierno del Estado. Si bien un escándalo de antro de mala muerte y balazos concluyó con el cese del director del DIF Municipal, su reemplazo fue peor: quedó en ese lugar la fan número uno de José Ignacio Peralta Sánchez, que fue su funcionaria en el ayuntamiento de Colima y después diputada local por su recomendación: Lizet Rodríguez Soriano, que durante su juventud vivió la vida loca hasta el punto de aventarse del bungee en la Feria de Colima. Como parte del empoderamiento de la mujer, la presidenta municipal nombró como la primera directora de Seguridad Pública, Tránsito y Vialidad y Protección Civil a Lourdes Edith Pérez Vuelvas, a quien llenó de elogios y de tener una preparación que no la tenía ni Obama. ¿Qué sucedió? De inmediato exhibió su incompetencia, no tenía el carácter para imponerse ante sus subordinados ni mucho menos ante la alcaldesa; comenzó la guerra entre los cárteles en Colima y los homicidios fueron, en su mayoría, perpetrados en Villa de Álvarez. Y lo peor: policías a su cargo comenzaron a ser asesinados, sin la más mínima protección ante las amenazas que las organizaciones criminales dejaban en cartulinas y lonas por el territorio colimense. Justo cuando trascendió un ataque armado a la casa de Tey Gutiérrez, Pérez Vuelvas se ausentó de su cargo sin decir palabra alguna; después su equipo de comunicación salió con un boletín mal escrito en donde dijeron que la señora seguía en su encargo, pero que se había tomado unos días de descanso “en virtud de asuntos de índole personal que requieren su atención, los cuales para ella era imposible seguir postergando su atención”. Pasaron unos días más y finalmente se hizo una rueda de prensa en donde se anunció la renuncia de Lourdes Pérez Vuelvas de su cargo para presentar en su lugar al comandante de fragata Inocencio Guzmán de la Peña. Una prueba más del entreguismo de Tey Gutiérrez a la gobernadora Indira Vizcaíno. La historia no cambió mucho: apenas estrenado en su cargo, asesinaron a otro policía de Villa de Álvarez. El problema, sin embargo, es que la respuesta de Inocencio (que al parecer nada tiene de inocente) fue decir que si lo habían asesinado es porque andaba mal; lo dicho por el comandante de fragata indignó a la corporación policiaca, a tal grado de hacer un paro de labores como protesta. Ahí, frente a la presidenta municipal, los policías le echaron en cara que si tenía información de que alguno de sus compañeros andaba mal que lo pusiera a disposición, pero que no generalizara. Inocencio Guzmán de la Peña, que para ese momento ya no actuaba prepotente y sobrado como en días anteriores, les dijo que entendía la situación y que haría todo lo que estuviera a su alcance para que no volviera a suceder nada como esto. Los policías, empero, le solicitaron que pudieran portar sus armas cuando terminaran el turno, pues es en ese momento cuando han sido asesinados sus compañeros. El director de Seguridad Pública de Villa de Álvarez sencillamente dijo que no se podía; ni siquiera como gesto de cordialidad ante sus subalternos dijo que se llevaría de tarea analizar la propuesta. Se escudó en que para ello se necesitan ciertos permisos de la SEDENA. Si es así, ¡pues que los solicite! ¿O espera a que continúen asesinando a policías que se desarman cuando terminan el turno y se trasladan hacia sus casas?  ¿Cuántos muertos son suficientes para Inocencio Guzmán de la Peña? Y si bien ese tema les corresponde a las autoridades del gobierno federal, por eso de la portación de armas, la responsable de que los policías estén en la incertidumbre es de Tey Gutiérrez, que decidió desentenderse de la seguridad entregando Seguridad Pública al gobierno federal para congraciarse con Indira Vizcaíno. No le funcionó su amiga Lourdes Pérez Vuelvas, por amenazas y falta de carácter y respaldo de su jefa; tampoco sirve un comandante de fragata como Inocencio Guzmán de la Peña, porque siguen asesinando policías, continúan los homicidios todos los días, desaparecen menores de edad, mujeres y dejan personas despedazadas en bolsas negras por las calles de Villa de Álvarez, sin que autoridad alguna se dé cuenta. Una gran desilusión resultó la presidenta municipal Tey Gutiérrez.

A NO QUERERLO, el tema de la sucesión de secretario general de la Sección 39 del SNTE ha causado polémica por las implicaciones que se han venido dando de manera poco natural. A ver: lo que causa irritación entre la opinión pública no sumisa al indirato es la forma tan descarada en la que se está entrometiendo el gobernador de facto de Colima, Arnoldo Vizcaíno Rodríguez, en la vida interna de los sindicatos que tienen relación directa con el Gobierno del Estado, del que es titular su hijita, Indira Vizcaíno Silva. Así, sin ningún reparo en gastos y promoción a sus protegidos, el vejete se inmiscuye con su apoyo lo mismo en el sindicato del magisterio que en el de los Trabajadores al Servicio del Gobierno del Estado (STSGE), cuyo dirigente, el enanín de Martín Flores Castañeda, ha denunciado públicamente la intentona de imponer al nuevo dirigente sindical de la burocracia estatal, que habrá de cambiar mando el 10 de agosto del presente año. El cambio de líder de la Sección 39 está más cercano, por lo que por hoy nos centraremos en ese organismo que deja Heriberto Valladares Ochoa, al que pretenden sustituir el delfín del oficialismo, Christian Vega Cruz, así como David Hernández Viera, con la base sindical a su favor. La embestida en contra de este último es evidente: trae el sello de la casa, es decir, atrás del vocero de la Gobernadora Altozano y de los plumíferos pagados, está la mano de Arnoldo Vizcaíno, el verdadero titiritero de todo el tinglado, del que forman parte los traidores e impresentables Nicolás Contreras Cortés y Óscar Javier el Pelón Rosas Hernández, que se han sabido entender muy bien en su infortunio político. Es de destacar que el Pelón Rosas, en un articulejo pedorro, se duele de una “embestida” en contra del candidato que él defiende, pero del que ni siquiera se atreve a mencionar el muy cobarde, sabedor de que lo afecta en sus aspiraciones. Al respecto, cabe señalar que la verdadera embestida es la que viene de parte del gobierno, no de la prensa independiente que, como en nuestro caso, no recibe consignas del Félix Salgado Macedonio colimote ni de su reverenda jijita. Dice el Pelón Rosas que los que están atrás de todo son unos familiares, también sin tener el valor de referirse a los hermanos Federico y Guillermo Rangel Lozano, como el que no quiere mencionar la soga en la casa del ahorcado. Lo más interesante de todo es que, según este espécimen de la rama del “políticus corruptus cínicus”, algunos “sicarios del periodismo” se han prestado a participar en la “embestida”, cuando el único miserable que toda su vida ha echado mano de sicarios ha sido él en sus cargos burocráticos por los que ha pasado; en especial, en su nefasto paso por la Secretaría de Educación, de la que fue echado a patadas por presión de sus propios compañeros de gremio. Y, claro, tampoco señala a los supuestos “sicarios”, pues los únicos que hay aquí, además de los que a diario matan colimenses en las calles y a plena luz del día, son esos de los que él, el cinicazo Nico Contreras y el titiritero Arnoldo Vizcaíno han echado mano con dinero público para atacar a los líderes (y a los candidatos al liderazgo) de los sindicatos que les resultan incómodos.

LA GENTE MISERABLE, mezquina y sin quehacer, así sea de sectores de clase baja, siempre va a existir, por desgracia. En la colonia Milenio funciona todos los miércoles un tianguis en el que se venden cosas usadas, obviamente a bajos precios, lo que es una buena oportunidad para que personas de muy escasos recursos económicos se haga de ropa, calzado, herramientas, utensilios de cocina y hasta cosméticos, entre otras cosas más. Se trata de un comercio justo para ambos lados: el cliente paga poco y el vendedor obtiene una ganancia legítima. En estos momentos de crisis financiera es necesario buscarle por donde se pueda: una oportunidad para ello es ir a vender al tianguis de los miércoles de la colonia Milenio de esta ciudad. Bueno, el problema es que la pinche gente mala y culera no descansa. Resulta que ha habido quejas de los vecinos del lugar por donde se instala el tianguis, en el jardín principal de la colonia, por una razón imbécil: dizque porque los tianguistas dejan muy sucio por la basura que dejan al levantar sus negocios. La acusación es enteramente falsa: al ser un jardín público, personal del Ayuntamiento de Colima hace la limpieza diariamente, desde temprana hora, por lo que no puede lucir sucio un jardín que se barre a diario. Tal vez haga falta que se instalen algunos cestos para la basura, pero eso sería todo: ningún vecino es afectado por la presencia de los tianguistas, pues las viviendas más cercanas están calle de por medio en tres lados, en tanto que en un cuarto lado se halla un jardín de niños, al que tampoco en nada se le afecta. La gente mierda que no quiere el tianguis en ese jardín anda presionando para que sea reubicado ese tianguis unas cuadras más abajo (sobre la avenida Acapulco), donde el lugar, aparte de quedar más lejos para todos, es mucho más reducido y sin árboles que den sombra. Por supuesto, la reubicación afectaría a gente honesta y muy trabajadora que ya no podría trasladarse al nuevo lugar, puesto que no habría espacio para tantos, como si ocurre en el jardín de la colonia, el cual, por su céntrica ubicación, resulta ideal para todos los asistentes, que hasta lo toman como un paseo. En esa misma colonia un viejo ojete, vecino de por los rumbos de las vías del tren (entrando al Milenio), juntó firmas para obligar a quitar de ahí a los tianguistas que se instalaban por esa calle los sábados por la tarde. El tianguis lo mandaron unas cuadras más adelante, pasando las vías del ferrocarril, donde disminuyó la afluencia de tianguistas y de clientela, pues ya todos se habían acostumbrados a donde estaban antes y de donde fueron echados por culpa de un ojete al que no le importó afectar la economía de gente honesta y trabajadora que del comercio ambulante se gana la vida honradamente. Hacemos un llamado a las autoridades municipales para que no vayan a cometer el tremendo error de hacer caso a gente miserable a la que hasta lo que no se traga le hace daño.