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Sergio Fuentes es la carta de Indira Vizcaíno para apropiarse del STSGE

NERVIOSO, SIN PODER EXPLICAR BIEN LO QUE ESTABA POR HACER, Sergio Fuentes anunció el pasado lunes sus aspiraciones a dirigir el Sindicato de Trabajadores al Servicio del Gobierno del Estado (STSGE). Adelantado a los tiempos, como bien lo reconoció en su destape, el aspirante a suceder a Martín Flores Castañeda como secretario general no pudo negar la cruz de su parroquia: Transformación Sindical se llama la planilla que, cuando se lance la convocatoria por el comité ejecutivo nacional, inscribirá para contender en la elección que se llevará a cabo el próximo 10 de agosto. La anticipada decisión de dar a conocer sus intenciones de participar en la elección para renovar la dirigencia sindical se dio el mismo día que el Xpress´o dio la primicia de que Víctor Vázquez Cerda era quien realmente se inscribiría en la contienda, con el beneplácito de la gobernadora Indira Vizcaíno Silva y de su padre Arnoldo Vizcaíno Rodríguez, que no aprendieron de la derrota que se llevaron en la elección para la renovación de la sección 39 del SNTE. Al quedar exhibido el plan maquiavélico que pretendían llevar a cabo para hacerse del STSGE, a los patrocinadores de Vázquez Cerda no les quedó de otra más que enviar de bote pronto a Sergio Fuentes a hacer públicas sus aspiraciones, cuando ni siquiera se ha lanzado la convocatoria ni son los tiempos de hacer campaña. Fuentes, de hecho, llevaba semanas pagando publicidad en Facebook con propuestas para el sindicato, lo que había confundido a la clase trabajadora, creyendo que tenía el visto bueno de la dirigencia sindical. Pues no. Sergio Fuentes se estaba promocionando por la libre, cuando todavía no hay convocatoria ni rivales, gastando dinero para tener presencia en redes sociales. Habría que preguntar de dónde está sacando el dinero para promocionar sus publicaciones; como acto de transparencia, seguro Sergio Fuentes exhibirá de dónde proviene el recurso. Y como se dijo al principio, nervioso, sin poder pronunciar correctamente algunas palabras, Sergio Fuentes improvisó una apresurada conferencia de prensa para tratar de desmentir lo dicho en esta columna; sin embargo, quedó de manifiesto a quién representará, pues Transformación Sindical y el cambio verdadero, frases que repitió el pasado lunes, están identificadas con el gobierno de la República, concretamente con los gobiernos de MORENA. En Colima, desde luego, gobierna Movimiento de Regeneración Nacional a través de Indira Vizcaíno; aludir a transformación y a un cambio remiten al discurso de quienes están promoviendo lo que se ha llamado Cuarta Trasformación. Más evidente no pudo ser Sergio Fuentes. Lo que es un hecho es que el aspirante de la planilla Transformación Sindical estará en las boletas para la renovación de la dirigencia sindical; falta saber si Víctor Vázquez Cerda, ahora exhibida su maléfica pretensión de traicionar a los trabajadores que le dieron todo en su carrera sindical, también tendrá la vergüenza de inscribirse. O si simplemente operará desde afuera para respaldar a Sergio Fuentes y lograr el objetivo acordado con el gobierno del Estado, que es arrebatarle el sindicato a Martín Flores Castañeda para hacerlo uno blanco al servicio de La Torita y el Félix Salgado Macedonio colimenses: Indira Vizcaíno y Arnoldo Vizcaíno. Todo esto se da en medio de las más recientes declaraciones de Martín Flores Castañeda: la reticente negativa a aceptar el mísero 3% de aumento salarial que les impuso el gobierno del Estado, además de la velada amenaza de irse a huelga y paralizar toda la administración estatal si continúan golpeando a la clase trabajadora y siguen los ataques e infamias en contra del actual secretario general del STSGE, patrocinados, ya también lo declaró el propio Flores Castañeda en una estación de radio, por el gobierno del Estado.

CADA VEZ QUE INICIA UNA CAMPAÑA de colecta de la Cruz Roja, todos los organismos oficiales de los tres niveles de gobierno se vuelcan en elogios en apoyo a la benemérita institución, tratando de ablandar los corazones más endurecidos de la población, a la que se dirigen para que aporten algo de su menguada economía familiar a lo que se supone es una noble causa. Así, con el derroche de melcocha que derraman en pro de la colecta a favor de la Cruz Roja, hasta un corazón de hierro se derrite como mantequilla junto al fuego. Bueno, uno dona lo que puede, esperando que la atención a la población de más escasos recursos corresponda a ese entusiasmo con el que piden la ayuda, obviamente conscientes de que hay que pagar por los servicios prestados, pues la atención no es gratis. Así, pues, se espera un trato atento, aunque sea a secas. Pues resulta que este miércoles, como a las 4 de la tarde, un amigo de esta columna acudió a la sede de la Cruz Roja, junto a la iglesia del Sagrado Corazón, con la intención de que le aplicaran una inyección. Entró y vio carteles admonitorios en los que se prohíbe traspasar la barrera que está colocada en el vestíbulo de la institución, hasta no ser atendido por alguna enfermera o personal del lugar. Bien: el amigo llegó en el momento en el que una enfermera gorda y de lentes daba una información a dos personas que se encontraban en la sala de espera de la entrada. Después de un minuto de decirles algo a esas dos personas, la obesa no se dignó siquiera dirigirle una mirada al recién llegado, que se encontraba de pie y a la espera de ser atendido. La robusta dio media vuelta y se metió a tratar algún asunto relacionado con esas dos gentes que esperaban. Apenas había dado varios pasos, por lo que el amigo le llamó una sola vez, con voz perfectamente clara. La enfermera no hizo caso: imposible creer que no había escuchado que la llamaban, Molesto, el amigo esperó a que regresara la voluminosa enfermera. Tardó como unos cinco minutos, se dirigió de nuevo a los que la estaban esperando, duró como minuto y medio con su perorata y, a punto de volverse a largar, el amigo se dirigió a ella. Esta vez sí puso atención, pero el amigo le dijo: “Vine aquí para que me pusieran una inyección, pero como veo que te vale madre, entonces me largo”. La gordinflona, lejos de disculparse o tratar de enmendar su conducta, sólo encogió los hombros, en un gesto corporal que se traducía en un “me vale madre”, y alzó la mano a manera de despedida. En fin: mucha melcocha en la que se convoca a apoyar a la Cruz Rija, pero cuándo se acude a solicitar un servicio (obviamente que pagado, pues la institución no regala nada), uno no espera que salga un barril con patas con una patanería que no es propia de la que se denomina como “benemérita institución”. Por lo pronto, de parte de nuestro amigo, ni un centavo a la Cruz Roja mientras haya enfermeras a las que les importa madre la gente que acude en demanda de algún servicio, dejando la impresión de que hay usuarios de primera y de segunda. Por cierto, son menos ojetes los de las Farmacias del Doctor Simi y las de Genéricos Intercambiables, que no andan pasando la charola cada cierta temporada, como otros. 

NO HA SIDO DE GRATIS QUE EL GOBIERNO de Indira Vizcaíno Silva haya cambiado de banco para manejar la nómina de los burócratas, lo mismo en activo, pensionados, jubilados y de confianza, de Banamex a Banorte. En anteriores administraciones se mantuvo el trato con Banamex por los buenos servicios que ofrece la institución bancaria a sus clientes. También se manejaban cuentas en otros bancos, pero eran mucho menos importantes. Hoy, sin embargo, todo el dinero de la burocracia se fue hacia Banorte, un banco que ha comenzado a causarles problemas a los trabajadores, quienes argumentan con que la nueva institución bancaria no cuenta con sucursales que ofrezcan estacionamiento a muchos que apenas se pueden mover para ir a cobrar su paga (el que está en Madero tiene un estacionamiento pitero al que apenas le caben unos seis vehículos muy bien acomodados; si no, el número de cajones se reduce; en tanto, en la Plaza Country el estacionamiento se cobra por parejo); el personal es insuficiente para la gran demanda de nuevos clientes que les cayeron del cielo y, lo más importante, el personal no tiene la capacidad técnica, ni administrativa ni de trato profesional y personal que sí tienen los que se desempeñan en el banco castigado por el indirato. Sin que tengamos algún interés personal por uno u otro banco, hemos de reconocer que Banamex supera en todos los rubros a su competidor de Banorte, que no tiene capacidad para empresas de gran envergadura, como lo es manejar la nómina del Gobierno del Estado, que, si bien no es como el de Jalisco, Nuevo León o Edomex, sí maneja millonarias sumas quincenales y mensuales que no están para despreciarse. El argumento de que Banamex le “retuvo dinero indebidamente” al Gobierno del Estado suena bastante exagerado y poco creíble, viniendo de una frívola como la Gobernadora Altozano. Más bien suena a que hubo una mejor oferta monetaria por parte de la competencia, que ofreció una mejor comisión. En Banorte lo saben muy bien, de ahí que se haya podido dar un “favorable” acuerdo con la actual administración estatal para que, de la noche a la mañana, los burócratas hayan sido obligados al éxodo en busca de su nueva (y deficiente) sucursal bancaria.