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POR PXPress

EN TREMENDO PROBLEMA SE ACABA de meter el gobierno del Estado con el artero asesinato de dos jóvenes estudiantes de la Universidad de Colima, perpetrado de manera cobarde la semana pasada. Las autoridades de la Fiscalía General del Estado no podrán salir a decir que tenían denuncias por violencia intrafamiliar ni por haber tenido relaciones con menores de edad, como dijeron del maestro al que mataron junto a Paola Ruiz; tampoco podrán decir que eran drogadictos o que estuvieron anexados o que era un “joto cabrón”, como le diría Arnoldo Vizcaíno Rodríguez al ingeniero al que tienen denunciado las autoridades y está a punto de ir a la cárcel. Aquí, en este caso en específico, la comunidad universitaria no va a aceptar la criminalización de sus estudiantes ni va a tolerar que, como en los demás casos de ejecuciones que se han llevado a cabo en los últimos meses, se dé largas y nunca detengan a los responsables. El comunicado de la máxima casa de estudios fue muy claro: “Como institución educativa, manifestamos nuestro dolor, indignación y preocupación por las expresiones de violencia que prevalecen en nuestra entidad”. La violencia llegó a la Universidad de Colima, a lo más valioso que tiene una comunidad universitaria: sus estudiantes. ¿Qué más sigue? Han asesinado a maestros, a mujeres, a niños, a policías, a miembros de la comunidad LGBT; ahora a estudiantes de la casa de estudios que simplemente platicaban en un auto estacionado y que vieron cómo unos sicarios llegaron y les descargaron sus armas de alto poder. ¿Y qué dijo la gobernadora Indira Vizcaíno al respecto? ¿Ya se pronunció? ¿Expresó su condena al cobarde asesinato de los jóvenes? ¿Exigió a su mini fiscal, señalado de trabajar para el Cártel Jalisco Nueva Generación, que se esclarezca el hecho lo más pronto posible? No ha dicho nada. NADA. Para la mandataria estatal, en el Colima de las maravillas que ella pinta y cree que existe en realidad, no caben este tipo de sucesos que trastocan la tranquilidad de la entidad; para ella ni siquiera se debería informar de los hechos de violencia porque, como lo dijo en la segunda sesión ordinaria del Consejo Estatal de Seguridad, en Manzanillo, Colima, “entendamos que todo lo que no sea neutralidad política, es mezquindad política”. Así como leyeron: mezquindad política. Si a ella le echan en cara este tipo de hechos, es mezquindad política; si criminales atacan a un grupo de jóvenes en un bar y se denuncia, es mezquindad política. Todo es mezquindad política en tanto no haya neutralidad en el tratamiento del tema de la inseguridad; esto es, no denunciar, no alzar la voz, no decir nada sobre lo que sucede todos los días en Colima. Fácil, por supuesto, pedir neutralidad política cuando, por incumplir acuerdos con las organizaciones criminales, se desató la ola de terror y violencia en la entidad a partir del 25 de enero de este año, con la masacre en el CERESO de Colima. Demasiado sencillo calificar como mezquindad política a todo aquel que aborde el tema de la inseguridad y cuestione la estrategia que se lleva a cabo para bajar los índices delictivos. Y es muy oportuno pedir neutralidad política ahora que es gobierno, mientras que cuando fue oposición utilizó el tema para golpear a la anterior administración y hacer enojar más a la gente que estaba cansada de tantos atropellos en Colima, aunado a los actos de corrupción y saqueo que se hicieron y que, por cierto, a casi un año a nadie han podido ni siquiera notificar de sus denuncias. Indira Vizcaíno no tiene de otra más que exigirle a su subordinado Bryant Alejandro García Ramírez que actúe en este caso y presente lo más rápido posible a los asesinos de los jóvenes estudiantes de la Universidad de Colima. La comunidad universitaria esperará un tiempo prudente para que las autoridades hagan su trabajo; sin embargo, cuando transcurra más tiempo volverán a exigir que se esclarezca este crimen atroz y cobarde. La Fiscalía General del Estado está emplazada a encontrar a los responsables y encarcelarlos; los mismos universitarios lo estarán exigiendo.

LA EX DIPUTADA Viridiana Valencia Vargas cambió de posición política pero no de carácter. Sigue siendo la misma egocéntrica, cínica, sinvergüenza y soberbia de siempre; basta preguntarles a sus trabajadores en la delegación de programas sociales para darse cuenta de ello. Hace días, concretamente el 24 de agosto, se denunció la desaparición del joven Jesús Antonio Eustaquio Calvario, que trabaja en la Delegación de Programas para el Bienestar de Colima. Han transcurrido varias semanas y no se ha sabido nada del paradero de la persona. Viri Valencia ni siquiera se ha pronunciado al respecto; para ella es como si no existiera el hecho. Igual de indolente que Indira Vizcaíno. Ante la ineficiencia de las autoridades, los compañeros de Jesús Antonio decidieron cooperarse para mandar a hacer una lona y colgarla afuera de las oficinas del Bienestar en Avenida San Fernando, en la ciudad de Colima; no pasaron ni 3 horas cuando Viridiana Valencia, con toda la prepotencia de la que hace gala, ordenó retirar la lona del lugar. Así de miserable la señora que dice que no son iguales a los de antes. Pues no: ella es peor. Y todo porque dice no querer escándalos. ¡Escándalos! Ella, la reina del escándalo. A los familiares: sería recomendable, para tener una certeza de dónde se encuentra el joven Jesús Antonio, bloquear el Libramiento Ejército Mexicano.

TRAS LA METIDA DE PATA marca diablo cometida por Arnoldo Vizcaíno Rodríguez, el gobernador de facto de Colima, referente a sus declaraciones grabadas fuera de micrófonos en la famosa entrevista con el conductor Roberto George Gallardo, el vejete se ha cuidado muy bien de mantener un bajo perfil en el terreno mediático, si bien es cierto que no lo mantiene en la toma de decisiones en el Gobierno del Estado. La tibia y falsa declaración de la Gobernadora Altozano, en el sentido de que dizque su papito no decide en la función pública, es un cuento que ni siquiera ella misma se cree, pues no hay duda que el Félix Salgado Macedonio colimote es el que parte y reparte el queso. La más reciente adquisición que hizo el cacique arrocero de Buenavista es esa potencia intelectual llamada Miguel el Plateadillo Salazar Abaroa, quien se integró al equipo de comunicación social, donde el vocerdo del indirato, Miguel Ángel Vargas Vaca, no ha estado a la altura del reto… de Arnoldo Vizcaíno, no de Indira Vizcaíno Silva. Hay que recordar que hace tiempo, aún con Alejandro Carvajal al frente de la comunicación social, el viejo dio un manotazo en la mesa al declarar que no se habían sabido vender los constantes viajes que su hija realizaba a la capital del país, pues cada uno de ellos –según su versión—, representaba entre 100 y 150 millones de pesos para nuestra entidad federativa. A un promedio de 120 millones semanales, Colima ya estaría en Jauja con tanto dinero traído para invertirlo en obras y servicios; sin embargo, la realidad es que la mujer no ha conseguido un solo centavo de más, sino todo lo contrario: ahora le descontarán más dinero del ya de por sí exiguo presupuesto asignado para el estado, por lo que la situación económica se pondrá aún más color de hormiga de lo que ya estaba. El caso es que se fue el anterior vocerdo y llegó el relevo, pero a la fecha tampoco ha sabido vender los viajes de la Indi. De manera que, con una propuesta de ARV, como es la del Plateadillo Salazar Abaroa, surgido directamente del centavero grupo político Experiencia y Sabiduría, no hay duda de que las cosas mejorarán notablemente en los temas de comunicación oficial. ¡Claro que sí, campeón, lo que tú digas! 

LOS FUNCIONARIOS DEL INDIRATO, todos ellos cuatroteros pertenecientes al partido de los nuevos ricos de la política, no sólo no son iguales que los del pasado, sino que salieron peores en lo rapaces y en su hambre de poder y dinero. Y, claro, ahora que ya tienen todo lo que con tanto afán buscaron durante años, se dan la gran vida –vida de ricos— a costa del erario, e incluso aunque gasten de su bolsa, pues supuestamente se tienen que someter a la austeridad franciscana decretada por amlo desde Palacio Nacional para todos sus súbditos. El caso es que se sabe que varios funcionarios, como el director de la Ciapacov y el subsecretario de Cultura, Vladimir Parra Barragán y Emiliano Zizumbo, respectivamente, rentaron un avión particular para asistir el Día del Grito al Zócalo de la capital del país, una vez terminado el de Colima, sólo para disfrutar la presentación de Los Tigres del Norte, además de otros grupos y cantantes que amenizarán la noche mexicana de los chilangos. Al arecer, el avión rentado es de una empresa que opera en la Ciudad de Guadalajara, cuya tarifa es de 8 mil pesos la hora en una nave de seis plazas. Si consideramos que el vuelo se hace en hora y media de ida y otra hora y media de regreso, estamos hablando de un viaje que a los angelitos les va a salir en unos 24 mil pesotes, es decir, una baba de perico. Cuando ambos personajes llegaron procedentes de la capital jalisciense, donde honradamente se ganaban la vida en los tianguis tapatíos, no tenían ni en qué caerse muertos. Hoy, empero, se dan lujos tan excéntricos como el de volar en un avión rentado sólo para seguir la fiesta y disfrutar de la dulce vida. ¡No te acabes, Indira!