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POR PXPress

Indira Vizcaíno se placea con parte de la chiquimafia del poder

¿CÓMO NO CREER QUE HAY UN PACTO DE IMPUNIDAD entre la gobernadora Indira Vizcaíno Silva y personajes de lo que ella calificaba como la chiquimafia del poder si, como se advirtió el fin de semana pasado, se congregaron algunos de estos representantes en los eventos a los que asistió Claudia Sheinbaum en Colima y Manzanillo? Gabriela Benavides Cobos, que llegó al cargo en alianza con el PRI, hoy se dice aliada de MORENA. La senadora de la República logró tomarse unas fotos con la jefa de Gobierno de la CdMx, quien se dice la favorita del presidente Andrés Manuel López Obrador. La estrategia de medios de la ex alcaldesa porteña fue enviar un mensaje de que, con esa foto, se afianzaba la alianza entre el Partido Verde Ecologista de México y el Movimiento de Regeneración Nacional rumbo al 2024; nada más que en el caso de Colima eso pasaba por darle la candidatura a la presidencia municipal de Manzanillo a la propia Gabriela Benavides Cobos. Al margen de que esa posición la pelea Indira Vizcaíno Silva para su protegida Rosi Bayardo y Griselda Martínez Martínez para uno de los suyos, se dice que el tesorero municipal, Gaby Benavides y Virgilio Mendoza están vendiendo demasiado caro su amor. No por nada la presidenta municipal de Manzanillo se molestó al ver las fotografías publicadas en las redes sociales entre Gabriela Benavides y Claudia Sheinbaum. Griselda Martínez, al arribar a la presidencia municipal, encontró una serie de irregularidades en la administración de Benavides Cobos; entre otros, el desfalco que se hizo con una tarjeta que un individuo utilizaba a discreción y que no tenía límite de crédito. Cuando quisieron conocer al dueño del plástico, las autoridades bancarias negaron la información; una vez que iniciaron el procedimiento conforme a Derecho, se encontraron con una desagradable sorpresa: Virgilio Mendoza Amescua era quien hacía uso de esa tarjeta de crédito. El desfalco a las arcas fue de millones de pesos. ¡De millones! Y al hacer una exhaustiva investigación, se encontró que el propio presidente y su tesorero se habían autorizado una tarjeta para gastos personales que jamás comprobaron; el colmo es que se terminó la administración y continuaron haciendo uso del plástico, de igual manera sin comprobar los gastos, en el trienio de Benavides Cobos. La propia Martha Zepeda del Toro, en un programa de radio, dijo: “Hay una cuenta millonaria que se ejerció de recursos con esta tarjeta. ¿Eso no es el cinismo, no es el mayor de los descaros? ¿Que te autorices una tarjeta de crédito para uso personal, a cuenta del dinero de la gente? Es un delito, pero además es un descaro”. Se interpuso, ante ello, una denuncia por “fraude en la modalidad de uso indebido de tarjetas y documentos de pago electrónico y/o cualquier otro delito que se configure” el 19 de marzo del 2019. Ya en la campaña para su reelección, Griselda Martínez recordó, en un video publicado el 15 de abril del 2021, el atentado que sufrió en su contra el 26 de julio del 2019, a pocos meses de haber exhibido las corruptelas de la pasada administración. Dijo: “¿Por qué quisieron matarme? ¿Por mi lucha frontal contra la corrupción?, ¿Por las denuncias que presenté ante la Fiscalía por las irregularidades que detectamos de gobiernos pasados?” La denuncia a que hace referencia es la interpuesta por el uso indebido de la tarjeta de crédito que se cargaba al ayuntamiento de Manzanillo. De ahí la molestia que le provocó ver a gente de la mafia del poder, de los corruptos de antes, de la mano de una de las aspirantes a la presidencia de la República y de la gobernadora Indira Vizcaíno Silva. Mientras Griselda Martínez Martínez, una de las verdaderas fundadoras de MORENA en Colima, documentó las irregularidades de los corruptos e interpuso denuncias penales para meterlos en la cárcel y que devolvieran al pueblo porteño lo robado, Indira Vizcaíno, ya en el gobierno y con todas las instituciones a su servicio, los placea y los mantiene de aliados, antes para que Virgilio Mendoza dividiera el voto en la elección de gobernador y ahora para que sus dos diputados ayuden a mantener la mayoría oficialista en el Congreso del Estado. Se entendía que en el primer trienio de la presidenta municipal de Manzanillo no procedieran las denuncias porque el gobernador era José Ignacio Peralta Sánchez; lo que no se entiende es que ahora, con el gobierno de Movimiento de Regeneración Nacional, siga la impunidad. ¿Por qué siguen protegiendo a los líderes del Verde Ecologista en Colima? Y surge una pregunta más: ¿cómo creer que no hay pacto de impunidad para Ignacio Peralta Sánchez si, al igual que a Virgilio Mendoza, nadie lo ha molestado con un citatorio? Nomás una cuestión: en el momento que quiera, Griselda Martínez puede acudir a la Federación a que la ayuden con las denuncias que interpuso contra los que desfalcaron las arcas con la tarjeta de crédito. ¿Será esa su carta bajo la manga para lograr imponer al candidato a la presidencia municipal de Manzanillo? Puede ser. Aunque sobre Virgilio Mendoza hay más cuestiones que lo llevarían directo a la cárcel si se exhibieran ante la opinión pública. Comparado con ello, lo de la tarjeta de crédito es un juego de niños…literal.

UNO DE LOS SERVICIOS QUE CORRESPONDE atender a los municipios, de acuerdo con las facultades que le otorga la propia Constitución General, es el de los panteones. No a la Federación o al Gobierno estatal: es responsabilidad directa del municipio. En Colima, durante la administración del insufrible Locho Morán Sánchez, la atención al amplio espacio destinado al descanso eterno de los miles de colimenses que ya entregaron su alma al Creador, en un lapso de 138 años, fue nula. O sea: a la autoridad municipal le corresponde dar una buena atención a los deudos de los que llevan a enterrar a sus muertos al cementerio de la capital del estado, pero a Locho Morán le importó tres hectáreas de chorizo durante los casi tres años que estuvo al frente del Ayuntamiento de Colima por segunda ocasión. Así, aunque haya voluntad por parte del administrador del panteón en turno, si a la cabeza del gobierno municipal no le importa lo que en esa área sucede, nunca se podrá dar una buena atención al público que en ese espacio tiene a sus difuntos desde hace casi siglo y medio. Es curioso que el mismo administrador del Panteón Municipal, al que parecía que ya le urgía entregar el mando a alguien más al finalizar el Lochato, ahora tiene similar ocupación en el cementerio privado que se autorizó al norte de la ciudad: primero, con el panista Héctor Insúa García, con el que iniciaron las gestiones; después, con un apático Locho Morán, con el que se formalizó su funcionamiento. Y en tanto se daba luz verde para que entraran en operación panteones privados para la gente bonita de la capital estatal, al Panteón Municipal se le mantuvo en el completo olvido, lo que implicó que se convirtiera en un gigantesco basurero por la abundancia de maleza, basura, ramas, escombro, tierra y toda clase de desperdicios. Se acumuló tanta basura que, en la primera limpieza que se dio en la recién iniciada administración de la nueva edil, Margarita Moreno González, se recogieron 50 toneladas, que es el equivalente a lo que se genera en una colonia grande en varios días. La acumulación de basura y el franco deterioro del predio de las 14 hectáreas que conforman el histórico Panteón Municipal también incluía que algunas de sus calles, sobre todo en la zona vieja del lugar, conocida como la loma, fueran prácticamente intransitables para los deudos de los que ahí reposan por toda la eternidad. En los meses en los que pegó con ganas la pandemia, la mitad del personal se resguardó en su casa para evitar contagios. Los que tuvieron que hacer la talacha se encontraron con la novedad de que el trabajo no sólo se había duplicado, sino triplicado y hasta cuadruplicado, pues las muertes se vinieron en cascada en la temporada más intensa del Covid-19. Así, de uno o dos entierros al día, en promedio, la suma subió considerablemente, pero con menos sepultureros. A partir del presente año, con la infernal violencia que se soltó en las calles colimenses, de nuevo los servicios se incrementaron a siete u ocho al día, aunque ahora con una mejor respuesta por parte de la administración de Margarita Moreno: se autorizaron seis sepultureros más, haciendo un total de 16 (aparte de un jardinero, que se encarga de cumplir con esa actividad en las tumbas), quienes se dividen el trabajo en dos turnos de 12 horas diarias, mismo tiempo en el que permanece abierto al público en general el también llamado (desde antes de la época juarista) camposanto. En suma: el Panteón Municipal es un espacio en el que se encierran muchas y variadas historias, pero que a un sujeto indolente como Locho Morán, que no tiene ni idea de lo que es la función del municipio (a pesar de haber sido dos veces el edil capitalino), se le hizo fácil dejar en el total olvido una de las responsabilidades constitucionales que le tocaba atender. Por fortuna para todos, con la llegada de Margarita Moreno las cosas cambiaron favorablemente en ese lugar. 

¿CUÁNTO LE ESTARÁ COSTANDO AL ERARIO darle foro y juego a esa runfla de vividores que se dicen historiadores y que ahora están más que presentes hablando de los próximos 500 años de la fundación de la Villa de Colima? Nomás de ver quiénes son los que integran ese grupo de oportunistas podremos darnos una idea de la lista de peticiones que estarán haciendo a las autoridades de todos los niveles para dar clases de historia, comenzando por Roberto Moreno Béjar y José Salazar Aviña, amén de otros personajes oscuros y corruptos que se caracterizan por no despreciar las nóminas de donde sean.