POR Luis Fernando Moreno Mayoral
Qué lamentable que un político siniestro y perverso como Arnoldo Ochoa González termine su carrera política como un vulgar ambicioso que dejó en la calle a familias enteras que dieron todo por el partido tricolor, pero que se aprovechó de la dirigencia estatal para regalarse una diputación local plurinominal.
No le bastaron 50 años de cargos públicos, donde se enriqueció de manera obscena; aún en el ocaso de su vida fue capaz de maniobrar como un hampón para llegar al Congreso del Estado.
Ahora pasamos al análisis del debate presidencial organizado por el Instituto Nacional Electoral:
Xóchitl Gálvez Ruiz debe olvidarse de ganar la presidencia de la República y debería enfocarse en fortalecer a los candidatos al Senado de la República y a la Cámara de Diputados; quedó claro que no supo articular una estrategia efectiva que descarrilara a Claudia Sheinbaum y ahora toda posibilidad de suceder a López Obrador quedó reducida a cero.
Cierto es que, como lo han señalado diversos analistas y comentaristas, el formato del debate organizado por el INE fue espantoso y no permitió que los candidatos se explayaran en sus intervenciones.
El reloj jugaba en contra de los tres, más apresurados en no rebasar el límite de tiempo que en presentar propuestas a la nación y responder a los cuestionamientos que le hacían sus contrincantes.
Xóchitl Gálvez, que es una buena polemista, se vio nerviosa y se trababa cuando pretendía desarrollar alguna idea; colocó varios golpes a la candidata de Movimiento de Regeneración Nacional pero el formato no fue favorable para esperar una reacción que pusiera en aprietos a la morenista.
Claudia Sheinbaum, que tenía todo para perder, salió airosa porque los señalamientos de corrupción y los negocios al amparo del poder durante su gestión como jefa de Gobierno de la Ciudad de México pasaron desapercibidos.
Los temas, que no eran menores, fueron aprovechados por el equipo de campaña de la candidata de Fuerza y Corazón por México en el post debate y se dieron vuelo en las redes sociales; sin embargo, se tenía que buscar una reacción adversa de Claudia en el debate para que en realidad el golpe fuera efectivo y, sobre todo, trascendiera en el electorado.
Si Xóchitl Gálvez no fue capaz de noquear a Claudia Sheinbaum y colocar un tema grave de corrupción en la narrativa post debate que pudiera mermar el ánimo de la candidata de Seguimos Haciendo Historia, tendría que suceder un milagro en el segundo debate para que tuviera una posibilidad real de acercarse en la recta final a su contrincante.
A finales de abril, si no hay una bomba que modifique la situación actual en la campaña electoral, Xóchitl Gálvez debe resignarse a perder la presidencia de la República.
Pero como no todo es la presidencia, debe enfocar sus baterías en ganar las Cámaras de Diputados y Senadores para que no haya un control absoluto que permita modificar la Constitución al contentillo de los deseos de Andrés Manuel López Obrador, pues eso significaría aniquilar a la democracia tal y como la conocemos actualmente.
La elección es el 2 de junio; aún faltan 55 días para trabajar y aprovechar las áreas de oportunidad que existen para tener un mejor resultado.
A ver qué sucede de aquí al día D.
Jorge Álvarez Máynez, candidato de Movimiento Ciudadano, fue un esquirol de la candidata de MORENA.
Y ese seguirá siendo su papel.