Voces para un blues negro: un gran experimento*

POR Luis Fernando Moreno Mayoral

España es el país que más ha aprovechado las redes sociales (o, como se dice más ad hoc, social media) como una herramienta eficaz de comunicación: los periódicos o las estaciones de radio o de televisión o las empresas de marketing y, además, las páginas de internet que llevan a cabo proyectos innovadores y enriquecedores para la sociedad en general las utilizan para diversos fines.

En el medio español El País se publicó una nota acerca de un proyecto cultural en donde un grupo entusiasta de jóvenes escritores decidieron hacer un experimento: iniciar una novela, que se llama Voces para un blues negro, cuyo primer capítulo fuera escrito por alguien reconocido para que, en lo sucesivo, la gente que quisiera, sea escritor o aficionado, continuara la trama hasta darle un fin.

En la página de To be continued se puede leer, acerca del experimento de la novela Voces para un blues negro, lo siguiente:

Hola a todos,

Ahora que ya hemos publicado el último de los veredictos, todos los que formamos el equipo de To be continued os queremos agradecer de todo corazón vuestra participación, vuestro trabajo, vuestro empuje, vuestra implicación y vuestro talento.

Cuando arrancamos en enero, no teníamos realmente claro qué es lo que iba a pasar. Para ser sinceros, ni tan siquiera sabíamos si íbamos a recibir alguna propuesta para continuar el capítulo de Santi. No os podéis imaginar nuestra sorpresa e ilusión al comprobar no sólo el nivel de participación sino también la calidad de los trabajos presentados a concurso. Estas dos variables se han ido manteniendo, contra viento y marea, a lo largo de tres intensos meses de trabajo continuo. Nos emociona terriblemente que haya sido así. Y todo gracias a vosotros.

Nos alegra muchísimo ver cómo os habéis relacionado entre vosotros a través de los foros (y nos consta que fuera de ellos) y nos maravilla ver cómo habéis hecho vuestro el proyecto.

Llevamos unos días preparando la presentación del libro, en breve os comunicaremos más detalles, pero ya os podemos avanzar que será el día 27 de Junio en Madrid (por la tarde) y nos encantaría que el mayor número de vosotros os acerquéis a celebrar lo que sin duda es exclusivamente un éxito vuestro. Esta es nuestra invitación oficial a que nos acompañéis en el acto. Nos encantaría poder reunir a la mayor parte posible de los integrantes de la familia de To be continued.

Mantendremos abiertos los espacios del facebook y de la página web para que sigáis, si os apetece, repasando vuestro trabajo y el de vuestros compañeros.

Muchas gracias a todos, de todo corazón. Sin todos vosotros, nada de esto hubiese sido posible. Este es vuestro éxito.

El equipo de To be continued

El primer capítulo, denominado Colifatto y el caos, fue redactado por Santiago Roncagliolo. Y, como era de esperar, la redacción, amén de la historia que relataba, electrizó a todos los que le hincaron el diente. La historia atrapó al público lector: en un teatro, en la marquesina del musical “High School Musical”, en plena Gran Vía de Madrid, aparece un muerto; la única persona que vio algo es una niña. Aparecen a escena policías que investigan el asesinato, pero uno en especial, Fermín Colifatto, se sorprende al ver que la firma del asesino es similar a la de uno que conoció en su natal Argentina.

A partir de ese capítulo la gente comienza a enviar sus propuestas para los subsiguientes. El reto, desde luego, es grande: no cualquiera le puede dar seguimiento a un capítulo que escribió Roncagliolo; tampoco saber cuál era el propósito del escritor al sembrar los personajes o el contexto del asesino o los temores del protagonista.

La novela negra, en los siguientes cuatro capítulos, navega en aguas tranquilas: todos los clichés o lugares comunes se cumplen al pie de la letra; todo parecía que así continuaría hasta que, en el denominado Desterritorializados, de Fernández Mallo, se le da un giro sorprendente.

Las novelas policiacas siguen un patrón que, aunque similar, no por eso dejan de ser interesantes; la mayoría cuenta con un asesino serial y personajes que la hacen de policía o detectives privados que pasan por muchos vericuetos para dar con la verdad. Pero en Voces para un blues negro, en concreto el capítulo Desterritorializados, se rompe con todos los esquemas preestablecidos.

Aparece, luego de una explicación contundente, un mundo paralelo al real; la diferencia estriba en que a ese mundo se van los que experimentan un dolor intenso que hace que el alma se desprenda del cuerpo torturado, se muera o no, y pueden recordar su vida anterior metiendo la mano en bolsas de basura. La narración es amena y, por lo mismo de intensa, motiva a los que continúan los otros capítulos a esforzarse para ser mejores.

Y el problema, paradójicamente, es ese: con tal de mejorar el capítulo Desterritorializados los aficionados enviaron propuestas que, en la mayoría de los casos, pecaban de fantasiosas. La siguiente, Translocalizados, de Manuel Salvador Rus, rebasó los límites. La razón: ahora no sólo había un mundo paralelo en donde las personas que sufrían un dolor intenso experimentaban la separación de su alma, sino que, increíblemente, los que redactaban la novela se introducen en la historia y se involucran con los personajes principales para resolver el misterio que envuelve al asesino serial.

Dos capítulos, Desterritorializados y Translocalizados, que pusieron los pelos de punta a los que seguían las páginas de la novela; dos capítulos que le dieron un giro fenomenal a la historia que, hasta antes de estas entregas, iba simplemente bien. Ahora no; ahora de bien pasó a ser excelente: dos capítulos seguidos en donde los autores jugaron con la capacidad de asombro del lector. Los clichés y lugares comunes, como en muchas otras novelas policiacas, quedaban en el pasado; ahora no sólo desafiaban la estructura de las novelas negras sino que le daban un toque espectacular.

Pero el encanto no duró mucho: los demás capítulos navegaron, ahora, en aguas turbias; llegó un momento en el que no se sabía cómo se iba a reencauzar la historia porque los giros dados con antelación habían agotado a los personajes y, también, al lector. Se fueron abriendo muchos paréntesis y no se veía manera de cerrarlos; o al menos no se veía la manera de que se cerraran de manera decente o a la altura de la historia que inició Roncagliolo.

Y, al final, sucedió: se le dio un desenlace a la historia; cerraron el círculo abierto muchos grados para fascinar a los lectores que se quedaron estupefactos con Desterritorializados y Translocalizados. Un fin que, hay que admitirlo, no fue el esperado; no lo fue porque, así como se dio un giro contundente, se esperaba un final contundente. Y el final, paradojas de la vida, fue, en esencia, un cliché: el bien triunfa sobre el mal y los malos mueren y reciben su merecido.

Claro que, aunque no se le dio un final esperado a los giros de los primeros capítulos, no quiere decir esto que la novela Voces para un blues negro fue decepcionante; fue todo lo contrario habida cuenta de que, para haber sido un experimento que no se sabía a ciencia cierta si iba a resultar o no, tuvo una participación admirable y, sobre todo, motivadora.

Basta ver la página To be coninued para darse cuenta de la motivación que significó para muchos escritores aficionados este experimento: para cada capítulo se escribían cientos de propuestas que, al final, eran elegidas por un jurado para formar parte de la novela en cuestión. Voces para un blues negro, pues, resultó un experimento exitoso; se espera que haya más de estos en el futuro mediato porque la realización de la novela iniciada por Roncagliolo dejó a muchos con las ganas de escribir sus propias historias. Y, en este sentido, la página To be continued deja abierta la posibilidad a los aficionados a que escriban sus historias y las vayan actualizando en línea.

España, para variar, fue, si no el primero, sí el que más ruido hizo de esta propuesta cultural. Debería seguirse el ejemplo en otros países que, como en México, apenas si se lee: según estadísticas de las páginas especializadas en el tema, el mexicano lee, al año, medio libro. En España, por el contrario, se lee muchísimo más: según el Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros, de la Federación de Gremios de Editores de España, el porcentaje de lectores de libros en ese país alcanza el 61.9% de su población en el primer semestre de 2011.

Vaya que hay una enorme diferencia.

*Texto publicado el 3 de agosto de 2011.