POR Jorge Octavio González
Virgilio Mendoza, como el corrupto de siete suelas que es, trata de evadir todo escenario que no esté controlado por él y su equipo; esto con el objetivo de que no le toquen los temas que le incomodan y que no puede responder.
Sucedió en una primera entrevista que dieron colectivamente los candidatos de Movimiento de Regeneración Nacional y aliados: a pregunta expresa de un reportero, el candidato al Senado de la República se molestó, sus cachetes se inflaron como sapo y su color de piel se tornó color rojo para después confrontar al periodista.
A Virgilio se le nota, desde hace meses, su irritabilidad; se le nota su molestia e incomodidad ante el papel deplorable y humillante que le ha tocado jugar en las últimas elecciones.
Y no es para menos: ha sido víctima de sus propias corruptelas.
Primero tuvo que bajarse de la contienda por la gubernatura en el 2015 para darle paso a José Ignacio Peralta Sánchez. ¿La razón? Una serie de fotografías que un periodista logró tomar en una de las fiestas selectas a las que eran invitados unos cuantos y que llegaron a manos de un diputado que, con eso, logró doblegar a Virgilio Mendoza.
La segunda vez, en el 2021, fue el expediente que tienen en su contra en la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción que, ciertamente, contiene todas las pruebas de las irregularidades y el desvío de recursos cuando fue alcalde de Manzanillo.
El arma que esperaba utilizar Griselda Martínez Martínez le terminó sirviendo al gobierno del Estado para mantener a raya al gánster Virgilio Mendoza.
De nueva cuenta: él solo ha sido víctima de sus propias corruptelas.
Ahora, con el pretexto de que la candidata de Movimiento Ciudadano al Senado de la República lo llama delincuente y afirma que tiene nexos con el narcotráfico y el crimen organizado, la fórmula compuesta por Virgilio Mendoza y Ana Karen Hernández decidió huir del debate que sería hoy jueves en la biblioteca de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad de Colima.
No sólo evidenció el falso verde ecologista su cobardía ante la retahíla de cuestionamientos que recibiría de parte de Griselda Martínez; también se atrevió a amenazar con denunciar a todos los que lo han criticado y retomado las acusaciones de la ex presidenta municipal de Manzanillo.
Para Virgilio Mendoza es muy sencillo decir que ninguna acusación es cierta para tratar de salir del tema. Pues claro: no está resuelto porque el expediente está en la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción y en cualquier momento que se rebele o se salga del guion que le dieron se activará e irá a parar a la cárcel sin barandilla.
Bravucón como es, simulando a los mafiosos de las películas, Virgilio Mendoza lanzó la amenaza: “Y en lo particular, he de informar que las denuncias que YO SÍ INTERPONDRÉ en contra de quienes irresponsablemente han venido acusando sin pruebas, no serán un acto más de campaña y se realizarán una vez pasada la elección”.
¡¡¡¡¡¡Traka!!!!!!
El candidato en el primer lugar de la fórmula al Senado de la República amenazó con encerrar en la cárcel a todos los que han retomado los señalamientos de corrupción y de desvío de recursos cuando era alcalde de Manzanillo, además de darle eco a las críticas de Griselda Martínez Martínez.
¿Así o más intolerante? Para los años que tiene en la política debería estar acostumbrado a los señalamientos, infundados o no, de actores políticos y de los medios de comunicación.
Virgilio Mendoza es un sujeto siniestro y corrupto, intolerante, indolente y miserable; es un tipo que no debería estar compitiendo por un cargo de elección popular sino refundido en una cárcel de máxima seguridad.
Mely Romero y Germán Sánchez están en la misma sintonía: son unos cobardes que no están dispuestos a debatir, en el tono que sea, contra la fórmula de MC.
Si Virgilio Mendoza y Mely Romero rehúyen a debatir con Griselda Martínez porque es grosera y les dice delincuentes, entonces cuando un ciudadano los confronte se esconderán debajo de las piedras.
Y sobre el pretexto de que no acuden al debate para no caer en el juego de la guerra sucia, deberían seguir el ejemplo de la candidata Sigamos Haciendo Historia a la presidencia de la República, Claudia Sheinbaum: aun cuando sabía que Xóchitl Gálvez Ruiz iría con toda la artillería y se metería con su familia, la candidata acudió y aguantó vara.
¿Cuál es el pretexto? Su cobardía y no dar explicaciones de temas incómodos. Nada más.