POR Bibiano Moreno Montes de Oca
Si no tuvo escrúpulos para lograr el cargo de presidenta municipal de la capital del estado al costo que fuera, lo que incluyó meterle a la campaña dinero de dudoso origen, así como recursos materiales y humanos de la corrupta administración peraltista, Margarita Moreno González no va a dudar ni tantito para escalar hasta lograr obtener sus metas políticas trazadas por su círculo de incondicionales: pasar la aduana de la reelección en el 2024 y ser la candidata a gobernadora del estado en 2027. ¿Por cuál partido? Eso será lo de menos: en temas de traición, los priistas, como ella, siempre son mano.
La alcalde capitalina cuenta con el apoyo “moral” de su esposo, el ex secretario de Planeación y Finanzas que, junto con Nachito Peralta Sánchez, saqueó las arcas públicas hasta dejarlas en bancarrota. El príncipe consorte de Margarita Moreno, que cobra como diputado plurinominal y se llama Carlos Arturo Noriega García, es uno de los más entusiastas impulsores del proyecto político, junto con el que fue su director de Egresos, el enano –físico y mental— Carlos Antonio Cárdenas Roque, con un súper cargo en el que ese penicilino es bueno para todo, pues abarca temas sociales, económicos, rurales, culturales y deportivos.
Al reducido círculo se integra Jesús Sánchez, que fuera el titular de la Secretaría de Desarrollo Urbano en el peraltato, quien asumió la postura de los famosos que no ven, no hablan y no escuchan, mientras otros, como Carlos Arturo Noriega, cobran jugosos moches por las obras que se llevaron a cabo durante la administración del pirruris egresado de Essex University. El tipo, que cerró los ojos y todo lo demás durante los seis años que permaneció en el cargo, igualmente cuenta ahora con un súper instituto en la que se concentrarán todas las obras que realizará el H Ayuntamiento de Colima. ¿Coincidencia? ¡No lo creo!
Tal vez aconsejada por el propio Maquiavelo, Margarita Moreno se lleva de a cuartos y de piquete de ombligo con la Gobernadora Altozano, a la que le da por su lado para que no la vaya a expulsar de su selecto grupo de nuevas amigas, de donde ya fue echada con cuerdas destempladas la alcalde de Manzanillo, la reiterativa y mazorquera Gris Celda Martínez Martínez, a pesar de ser ambas correligionarias. La Márgara, sin ser morenaca, lleva una excelente relación con la Indi, con lo cual cree tener vía libre, olvidando que la oriunda de Cuauhtémoc tiene su propia carta para jugar en el 2027.
No obstante la buena relación entre la morenaca y la priista, ésta tiene a su talón de Aquiles en su propio Cabildo: Gisela Irene Reynoso Méndez (alias Gisela Méndez), a la que todos le temen, pero no tanto por el peso que tiene (que es ínfimo por estar prácticamente sola) en la administración municipal, sino porque es la oreja que el indirato tiene en la comuna capitalina para que reporte los chismes de todo lo que sucede internamente en el círculo de Margarita Moreno. Así, sin darle juego en las sesiones de Cabildo, a la regidora morenaca no la tocan ni con el pétalo de una rosa para que no vaya a rajar a Palacio de Gobierno.
No da resultados como presidenta municipal de Colima, pero la administración se utiliza para meter a incondicionales que cobran el triple o más que los que la miserable, cínica y ojete Margarita Moreno despidió sin remordimiento alguno, sin importarle que eran cabezas de familia que, en su calidad de trabajadores de contrato, llevaban algo de dinero a sus casas. La inhumana Márgara no se tentó el corazón para correr a un discapacitado que laboraba en la Dirección de Servicios Generales o a otro al que, por humanismo, apoyó Locho Morán con un empleo cuando fue asesinada su hermana que laboraba como policía.
En los pasillos de la Presidencia Municipal de Colima corren las rumores de que los panistas quieren tener todas las posiciones que les sean posible, incluso las de más bajos ingresos; sin embargo, lo cierto es que eso es lo que dicen los priistas, pues en realidad los cargos los otorga la que tiene la sartén por el mango: la edil, a la que le valen madre acuerdos y compromisos contraídos con anterioridad con sus aliados, como es el caso del Sindicato de Trabajadores, que ya ha visto desfilar por ahí a todo tipo de autoridades, unas peores que otras. Sin embargo, nada es eterno: a los tres años –o a los seis— se tienen que largar.
Parece que eso no lo alcanza a ver, en su miopía política, la que busca seguirle los pasos a Indira Vizcaíno, apoyada por corruptos como su esposo, el diputado Carlos Arturo Noriega García, un malandrín de siete suelas. Claro, ambos van a lo suyo: la lana y los negociazos. No por nada, el conocido como Mr. Diez por Ciento es su gran impulsor, aunque también su mayor lastre.
*Columna publicada el 9 de febrero de 2022.