POR Jorge Octavio González
Pese a los comunicados que ha enviado la Universidad de Colima en relación a los despidos de acosadores en la institución, todo en aras de hacerse ver como defensores de las mujeres, lo cierto es que ni de lejos han combatido el acoso laboral y sexual dentro de la casa de estudios.
En el Ballet Folklórico de la Universidad de Colima, por ejemplo, hay voces que han documentado los abusos que han cometido los directivos y demás autoridades del IUBA sin que haya consecuencias al respecto.
Hace algunos meses, cuando una integrante del Ballet denunció acoso y violencia psicológica en su persona, desde la U de C se emprendió una campaña de desprestigio en contra de la mujer, utilizando a sus compañeras para obligarlas a publicar un comunicado en donde desmienten que haya abusos y maltratos.
Pero han ido más allá: como sus comunicados no tienen credibilidad ante la opinión pública, crearon cuentas falsas para insultar y amedrentar a la muchacha que ha tenido el valor y la dignidad que otras no por mantener sus privilegios.
Un sujeto que se hace llamar Iñaki Bilbao Bilbao, que claramente no existe sino que es creación de alguien al interior del Ballet Folklórico, ha estado intimidando, acosando y tratando de nulificar los señalamientos de quien se ha atrevido, aun con todo en contra, a exponer lo que realmente sucede al interior de ese grupo cultural que tanto presume el rector Christian Torres Ortiz Zermeño como ejemplo mundial.
¿Y qué fue lo que provocó ese alud de recriminaciones e insultos hacia la ex integrante del Ballet, llamada Mónica? Sólo un comentario que hizo en sus redes sociales en donde a las bailarinas ya les comenzaron a ofrecer atención médica gratuita.
“Algo que en mis 10 años por esa agrupación jamás tuve”, añadió. Y a continuación se vino la cascada de comentarios de integrantes del Ballet Folklórico y cuentas falsas para intentar desmentirla y nulificar su opinión.
Algunas deben ser obligadas a ir a su muro a comentar, reconociendo su falta de dignidad; otras deben hacerlo de manera oficiosa, éstas todavía peor, pues lo hacen para quedar bien y ser tomadas en cuenta por los directivos para llevárselas de viaje y a giras.
En la Universidad de Colima están lejos de tener un lugar seguro y libre de violencia en contra de las mujeres; ataques e intimidación de este tipo sólo se dan porque la autoridad lo consiente y lo alienta, como las integrantes y ex integrantes del Ballet Folklórico que esperan que Mónica haga un comentario para desacreditarla y lanzar toda serie de improperios contra su persona.
Pero qué se puede esperar del rector Christian Torres Ortiz Zermeño, un sujeto ruin y sin la estatura política para manejar este tipo de situaciones, en especial si para todo lo que quiere hacer tiene que pedir permiso a Casa de Gobierno.