TONALTEPETL

POR Gustavo L. Solórzano

Era un hombre serio y respetuoso, además se daba a respetar. Era de esa generación de docentes que se va extinguiendo paso a paso, de lo que quedan pocos, muy pocos. De aquellos comprometidos con la educación y de manera muy importante, con el estudiantado colimense. Andrés Martínez García nos daba historia de México, le gustaba hablar de nuestras raíces y se apasionaba. Exigente en la pulcritud de nuestros trabajos, ¿Cuantas veces leyó la tarea de su libro? Preguntó a un compañero, “Tres maestro”, respondió tímidamente, “Lo felicito, le sugiero que para la próxima le de cuatro o cinco leídas”.

Era el año de1978 nos tocó presentar un trabajo sobre el paso del hombre por el estrecho de Bering. Me gustaba dibujar, sin ser experto, realicé una panorámica de lo plasmado en la historia y enmarqué el dibujo en mi libreta con una cinta dorada. Me sentí complacido con el resultado, mayormente cuando el maestro Andrés me felicitó en la entrega. Hace unos días, a la edad de 93 años, cumplió su ciclo terrenal. Estas líneas son para expresarle gratitud por su humano servicio, no es fácil ser un buen docente, él lo fue.

Bajando de la San Fernando al centro, por la calle Filomeno Medina, tenía su casa el Cuatacho Daniel Macedo. Todas las tardes, disfrutaba sentarse en la puerta de su casa, así decimos en Colima, y recibía el saludo de quienes transitábamos por ese céntrico lugar. Años atrás, había desempeñado la labor de prefecto en la secundaria estatal número 1, hoy Francisco Hernández Espinoza. ¡Muchachos! Exclamaba, al tiempo de que palmeaba con las manos en señal de llamado. Era su forma de dirigirse a nosotros cuando en “Bola”, andábamos fuera de clase. Junto con María Elena, la prefecta, el maestro Daniel, se coordinaba para orientarnos e incluso llamarnos la atención ante una falta.

Un día el Maestro Jaime Enríquez Casillas, perteneciente a otra dinastía de buenos docentes y profesionistas, me dijo, “Hay Gustavito, ya te sueño”. Había sido mi maestro en sexto grado y posteriormente director de la secundaria, esa expresión le causó tanta gracia al maestro Macedo, que de ahí nos hicimos cuatachos. Aunque no por ello me libraba de sus buenos regaños. Fuimos privilegiados al tener a tantos docentes destacados, José Torres Andrade y José Torres Gómez, Gabriel Portillo del Toro, Manuel Martínez Pila, Severiano y Graciela Aguilar Dozal, José Cruz Hernández Vizcaíno, los hermanos Enrique y Rigoberto López Rivera, el Capitán, Carlos López Orea, María Esther Alcaraz Barreda, los hermanos Francisco y Salvador Rodríguez, José Luis Magaña Toscano, y muchos etc.

Exigentes y duros pero siempre humanos, éramos muchos y más de alguno, con una problemática difícil. Ya se usaban el alcohol, el tabaco y medianamente la marihuana, así que no era fácil coordinar, orientar y proteger a tantos jóvenes, mujeres y hombres en formación. Afortunadamente todos estuvieron siempre ahí, como el maestro Clemente de carpintería y el maestro Guillermo Zamora de radio o la maestra Guille Cedano de mecanografía. A todos nuestros docentes, gracias, gracias, gracias.

ABUELITAS:

Como miembros de la asociación Gregorio Torres Quintero, visitamos la Casa Hogar san José de los Huérfanos. Bajo la coordinación de Celia Larios Álvarez, hubo rompimiento de piñatas, pozole, pastel, agua fresca y un regalito. Niños y niñas disfrutaron en grande la narrativa de una bonita historia y la gran convivencia afectiva.

LAHARES:

El pasado 3 de mayo, visitamos la comunidad de la Nogalera para igualmente, convivir con mamás viudas y solteras, por su día social. La temática fue similar, llevamos ropa, calzado, guisos diversos, pastel agua fresca, cortadoras de cabello, etc. agradezco a Daniela, Delia, Celia, Paty, Columba, Carmela, Guillermina, José Luis, Gabriel, Amelia, Carmenchus y a todos los donadores que nos permitieron llevar un momento de calidez humana. Es cuánto.