POR Luis Fernando Moreno Mayoral
Si había algo que le encantaba presumir a la presidenta de Manzanillo era la supuesta seguridad del municipio y la limpieza de las corporaciones policiacas.
La ola de violencia, cuando se desató en la entidad, pegó más en la zona conurbada Colima-Villa de Álvarez, dejando una aparente tranquilidad en la costa.
Unos meses a la fecha, sin embargo, las cosas cambiaron; ahora es el puerto de Manzanillo uno de los municipios más sangrientos que existen en el Estado.
Se registran feminicidios, homicidios donde están involucradas las mototaxis, desapariciones forzadas, robos a transeúntes, balaceras a plena luz del día y persecuciones de la policía que provocan una psicosis entre la sociedad.
Justo ayer, en la colonia llamada Los Patos, hubo una persecución policiaca en donde se puso en riesgo la vida de los manzanillenses; también hubo una veintena de detonaciones que tuvo como resultado la histeria colectiva y el cierre de escuelas y resguardo de niñas y niños hasta que pasara la tragedia.
El otrora municipio seguro para las mujeres ya no es tal. De acuerdo al reporte de Información sobre Violencia contra las Mujeres del Secretariado Ejecutivo del Sistema de Seguridad Pública, Manzanillo ocupó el segundo lugar en feminicidios de todo el país en el 2023.
Ciudad Juárez, Chihuahua, conocida por las llamadas muertas de Juárez y la ola de violencia contra las mujeres que siempre ha padecido ese lugar, está por encima del municipio gobernado por Griselda Martínez Martínez en el primer sitio.
Cierto es que, en cuestión de población y extensión territorial, Ciudad Juárez se lleva por mucho a Manzanillo; sin embargo, el estudio en mención señala que, mientras en el puerto hubo 11 feminicidios, en el municipio chihuahuense hubo un total de 25.
Un fracaso, pues, la estrategia de seguridad en Manzanillo; es mentira que el puerto sea seguro y que las corporaciones policiacas se hayan depurado. Apenas unos días atrás se dio a conocer, aunque el municipio lo intentó desmentir, que elementos de seguridad pública de Manzanillo permitieron que un detenido se ahorcara con su propio cinturón en los separos, pero la orden que recibieron fue certificar que había muerto por una sobredosis de droga para deslindarse de una denuncia por negligencia.
Los asesinatos y ataques a directivos de la Dirección de Seguridad Pública del ayuntamiento de Manzanillo es otro elemento más a tomar en cuenta para determinar los nexos que tienen los elementos del orden con el crimen organizado.
Manzanillo no es, como lo presume su presidenta municipal, un lugar seguro para las mujeres ni tiene una policía confiable sin nexos con la delincuencia organizada; los hechos violentos de los últimos meses dejan entrever todo lo contrario.
En medio de la agonía del segundo periodo municipal están saliendo a relucir las corruptelas e irregularidades en el puerto; no sería raro que gente del interior de la administración comience a denunciar todo lo que sabe y vio a cambio de privilegios ante la ley.