POR Jorge Octavio González
Riult Rivera puede desviar la atención de los problemas más sentidos de la ciudad de Colima siguiendo el manual de gobierno que implementó Mario Anguiano Moreno en su momento, pero eventualmente tendrá que dar resultados para que la sociedad no se desilusione.
Al margen de los funcionarios de primer nivel que tenían que pasar por la aprobación del Cabildo —la mayoría, como hemos dicho, fueron impuestos por el ex gobernador—, el presidente municipal ni siquiera ha dado a conocer a los directores generales, directores y jefes de área.
Quien se alcanzó a colar en el gabinete del ayuntamiento de Colima es Manual Agustín Trujillo Gutiérrez, el mismo que se le rebeló al septuagenario Arnoldo Ochoa González y metió recursos de impugnación para asumir la diputación local plurinominal que anhelaba.
Sorprende que, en la lucha intestina que hay entre ex gobernadores, dirigentes y líderes del PRI para acomodar gente en la administración municipal, Riult Rivera haya aceptado a uno que traicionó a su partido y a sus líderes morales intentando dejar fuera del Poder Legislativo a Betzy Pinzón.
Acaso será por eso que El asesino de la Trinidad, en uno de sus múltiples espacios pagados en los medios de comunicación, haya hecho una artera crítica al presidente municipal de Colima por toda la gente que lo acompaña a los eventos donde aplica el manual de Mario Anguiano, con el objetivo de hacer presencia y, sobre todo, ver si logran ingresar a la nómina.
Lejos de los nombramientos de primer nivel que aprobó el Cabildo y los pocos que ha podido meter a áreas menores, qué es lo que ha hecho Riult Rivera desde el pasado 16 de octubre del 2024, cuando asumió las riendas del ayuntamiento de Colima.
Fue, junto con sus guardaespaldas Itzel Ríos de la Mora y Guillermo Villa Godínez, a rezar a la Iglesia para ver si le hacían el milagro de sacar adelante la ciudad; se fue a tapar baches a una avenida para tomarse la foto, en donde se vio a una síndica con gesto de asco, acostumbrada a vestir fifí y no ensuciarse las manos en trabajo alguno.
Se vistió de traje para casar a la primera pareja de su administración, en donde se hizo más visible el protagonismo de Jocelyn González, a quien hay que seguir de cerca porque presume tener facultades que no le corresponden.
Y también hizo la pantomima de subirse a una escalera para colocar un moño rosa en el patio central de Palacio Municipal, con el riesgo de que pudiera caerse por andar de payaso.
¿Y las obras y acciones para el municipio de Colima? ¿Y la estrategia de seguridad? ¿Y el programa de bacheo para las calles y colonias más marginadas? ¿Y los servicios públicos?
Nada de eso está en su agenda.
Sobre los baches, donde acudió a una avenida para lucirse en la foto, Riult Rivera demostró que no tiene como prioridad las colonias populares. El acceso a la colonia Milenio continúa con baches y socavones que pueden provocar daños a los vehículos; en El Mirador de la Cumbre las calles están pésimas, sin que se digne a ir una cuadrilla de Obras Públicas.
En la Albarrada ni se diga: todas las calles parecen cráteres lunares, otras parecen zona de guerra; la cuestión es que también esa colonia popular está en el abandono del ayuntamiento de Colima.
Riult Rivera fue el que dijo, justamente en El Mirador de la Cumbre, que en el primer minuto de su administración estaría trabajando en las colonias populares para resolver sus problemas.
Demagogia pura.
En el tema de la inseguridad, sin embargo, están encendidas todas las alarmas: su justificación de que le dejaron tres patrullas en funcionamiento no es viable porque la administración municipal aceptó las patrullas que el gobierno del Estado les proporcionó; en el contrato está perfectamente estipulado que, en cuanto tuvieran un siniestro u otro tipo de falla mecánica, la empresa se comprometía a repararlas.
Ni siquiera el ayuntamiento de Colima tiene que desembolsar un solo peso; en el contrato se establece que la empresa se hace cargo del mantenimiento y de la reparación, por lo que sólo haría falta que la autoridad solicitara al contratista la reparación de las unidades que no sirvan.
Riult Rivera ya tiene una semana en el cargo. ¿Por qué, si lo primero que hizo fue nombrar al político fracasado Vicente Guzmán Lucero como Comisionado de Seguridad Pública y Justicia Cívica, no le informaron que había patrullas sin funcionar?
El primer día, sin embargo, una autoridad responsable se habría comunicado con la empresa para que repararan de inmediato las patrullas.
Pero Riult Rivera, más preocupado por su ya deteriorada imagen, prefirió la declaración estridente para echarle la culpa al pasado.
Para ser un sujeto que despertó muchas expectativas —incluso sus aplaudidores a sueldo lo ven como el candidato del PAN al gobierno del Estado en el 2027—, Riult Rivera ha demostrado que no tiene el control político de la administración municipal y está sujeto a seguir el manual que le dio Mario Anguiano Moreno para desviar la atención, algo que habla de lo limitado que es el panista y de que no tiene la capacidad de gobernar sin que le digan qué tiene que hacer.