POR Jorge Octavio González
Durante el fraudulento Festival Colima Sabe Bien un elemento de tránsito y vialidad del ayuntamiento de Colima sacó a un taxista de su vehículo con lujo de violencia y sin sustento alguno; después lo sometió y lo esposó para llevárselo a la preventiva.
El video del suceso fue compartido en las redes sociales y algunos medios de comunicación lo retomaron.
Desde la inútil oficina de comunicación social se envió un comunicado en donde reprobaron el actuar del elemento municipal e informaron que éste había sido destituido en tanto se realizaban las investigaciones para deslindar responsabilidades.
Más tarde, sin embargo, el raterazo Francisco Ánzar Herrera hizo un teatro con miembros del gremio de taxistas y después puso al conductor encarcelado al teléfono con Riult Rivera, en donde lo único que sucedió es que el señor ignoró al presidente municipal y cuando colgó se fue directo a la salida, sin voltear a ver a El Tamacuas.
El alcalde se comprometió, cuando el suceso se hizo viral, a capacitar a todos los elementos de la Dirección de Tránsito y Vialidad y la Policía Municipal e indicó que no tolerarían ninguna violación a los derechos humanos ni un trato déspota hacia los ciudadanos.
Pues ese fue un compromiso más de los que Riult Rivera no tiene la más mínima intención de cumplir: el lunes por la tarde circuló un video en donde un agente de tránsito y vialidad se baja de su motocicleta y agrede a un conductor; el contexto que da la persona que denuncia el hecho es que el funcionario lo amenazó y después lo golpeó.
Cierto es que no estaba en servicio; sin embargo, un elemento de tránsito y vialidad o policías de cualquier nivel de gobierno, aun cuando no porten el uniforme, nunca dejan de ser servidores púbicos. Que un tránsito o policía esté en su día franco no los faculta para agredir verbalmente a las personas en la vía pública y mucho menos a golpearlos.
Un servidor público, por el simple hecho de tener esa responsabilidad, debe poner el ejemplo y no sucumbir a provocaciones ni dejarse llevar por sus emociones.
El sujeto que se bajó de su motocicleta y se fue directo a los golpes a quien grababa demostró, en el último de los casos, que no sigue las recomendaciones de sus superiores en el sentido de tratar con amabilidad a la gente y no incurrir en violaciones a los derechos humanos.
Como este caso no fue retomado por los medios de comunicación —curioso: fue en quincena—, ni siquiera en el ayuntamiento de Colima se dignaron a dar una explicación ni nada; sencillamente lo ignoraron y lo dejaron pasar, como si la agresión a un ciudadano de parte de un tránsito fuera algo normal que no tiene consecuencias.
El discurso de Riult Rivera fue sólo eso: un discurso de político demagogo y corrupto.
Para las próximas víctimas de una agresión física o verbal de parte de un tránsito o policía municipal: si quieren que el caso tenga repercusiones asegúrese de grabar el suceso y colocarlo en algún medio de comunicación; si no tienen eco, pueden enviarlo a los grupos de WhatsApp para que tenga visibilidad y, entonces sí, el pendenciero presidente municipal ordene hacer todo un show para que la gente crea que en realidad se preocupa por la seguridad y tranquilidad de los colimenses.
Riult Rivera se exhibió como un sujeto indolente y miserable; las amenazas y golpes que un empleado suyo propinó a un colimense no le merecieron ni siquiera un comunicado de sus inservibles funcionarios de comunicación social.
Ya ni el hampón de Francisco Ánzar fue tan sinvergüenza como para grabar un video con la víctima y ofrecerle disculpas.
Pero así se va desenmascarando Riult Rivera y la runfla de funcionarios corruptos que puso y otros que le metió Mario Anguiano Moreno.
Si no hay ruido mediático, para el panista no vale la pena meterse.
Pero sí es bueno para anunciar que escucharon a vecinos de una colonia fifí donde viven empresarios que lo financian y lavan dinero para organizaciones criminales que asesinan, torturan, despedazan y entierran a colimenses todos los días en esta guerra cruenta que vive la ciudad más peligrosa de México y del mundo entero.
Riult trabaja para la gente de dinero y para los criminales.