POR Jorge Octavio González
Si las cosas se mantienen como están de aquí al primero de abril, Riult Rivera competirá por la presidencia municipal de Colima y será regidor el próximo trienio.
Y es que, por muy buenas intenciones que tenga, el actual diputado federal panista no tiene posibilidad alguna de ganar la alcaldía capitalina; no sólo porque la candidata de MORENA tendrá todo el respaldo del aparato oficial y dinero a manos llenas, sino porque no tuvo el carácter y habilidad de operar políticamente para evitar la fractura al interior de la alianza Fuerza y Corazón por Colima.
En repetidas ocasiones, cuando los medios de comunicación le preguntaban si aspiraba a la candidatura a la presidencia de Colima, decía que sí; sin embargo, nunca reconoció que no era su momento y se dejó llevar por el canto de las sirenas de aduladores que lo animaban a presionar a la dirigencia estatal panista para que no dejaran la postulación a otro de los partidos que conforman la coalición.
El PRD se fue porque no lo consideraron importante; en resumidas cuentas, los dirigentes del PRI y el PAN, enceguecidos por la soberbia, se sintieron con la suficiente fuerza como para ir solos.
A nivel nacional es diferente: los dirigentes partidistas están conscientes de que no pueden ir divididos sino unidos para intentar dar la batalla frente a Claudia Sheinbaum y toda la caballería pesada que acaban de nominar para los cargos federales.
El PRI y el PAN, como se dijo en esta columna ayer, están confrontados porque no están satisfechos con la repartición de las candidaturas; tan sólo este lunes anunció Rigoberto García Negrete su salida de las filas del PAN, con lo que, por lógica, se sumará su hermano José Guadalupe, que felices y contentos utilizarán sus recursos en contra de los candidatos de la alianza del PRIAN, en especial Óscar Ávalos Verdugo, quien también será víctima de las pugnas intestinas y será regidor en el ayuntamiento de Tecomán.
¿Y qué tiene que ver todo esto con Riult Rivera Gutiérrez? Que, en la contienda electoral, tendrá el apoyo sólo de Acción Nacional, porque el PRI trabajará fuertemente en los distritos que le interesan y no meterán dinero bueno al malo donde saben que la tienen perdida, en este caso la alcaldía capitalina.
Las encuestas serias, no las que compró con sus amigos en medios de comunicación, sin profesionalismo alguno, ponen en un lejano tercer lugar en la contienda a Riult Rivera, alrededor de 20 puntos del primer lugar.
¿Así piensa ganar? ¿Cómo le hará para remontar? Solo, porque el PRI tiene sus propios intereses en otras candidaturas, no hará lo suficiente como para ser competitivo; el diputado federal hará el peor de los ridículos y su sueño de ser gobernador quedará truncado por la ambición y la obsesión de pasar por encima de los demás con tal de ser el candidato a la presidencia municipal de Colima.
Riult Rivera no tiene carácter, no tiene la habilidad de operar políticamente, es pésimo para negociar; tiene asesores inútiles que lo están llevando al despeñadero en una candidatura que sabe de antemano que está destinada a perder.
Presume haber ganado la diputación federal por el primer distrito con 49 mil 345 votos y que por eso no se debe menospreciar su capital político. Lo que no dice, sin embargo, es que la mayor cantidad de votos provino del PRI (26 mil 88 votos) y otro tanto del PRD (1384 votos).
Pero lo más importante: su contrincante recibió una cascada de señalamientos por corrupto y agresor de mujeres confeso por las mismas autoridades de MORENA a nivel nacional. Y con todo y eso, solo, sin acompañamiento del PT, Verde Ecologista, PES, Nueva Alianza y Fuerza por México, alcanzó 45 mil 382 votos.
Si Riult iba solo con el PAN, perdería estrepitosamente con sus 19 mil 402 votos; incluso sería superado por Patricia Alcaraz, de Movimiento Ciudadano, con 28 mil 584 votos, y por Sergio Agustín Morales Anguiano, del Verde Ecologista, que alcanzó 20 mil 5 votos. Habría quedado en un vergonzoso cuarto lugar en la contienda. ¡Cuarto lugar!
Como legislador en el Congreso de la Unión, se preocupó más por los muertos en Ucrania que por los de Colima, a los que nunca mencionó en sus discursos e intervenciones en la Cámara de Diputados; tampoco se reunió con familiares de víctimas de la violencia ni trabajó en iniciativas para ayudarles.
Tiene asegurada la regiduría en el ayuntamiento de Colima, es cierto, pero desde ahí se perderá entre el montón de burócratas con mayor nivel y oficio político que él.
Y sobre todo: quedará opacado ante la figura de la presidenta municipal que, desde el minuto uno de tomar posesión del cargo, tendrá boleto para la sucesión gubernamental del 2027.