POR Jorge Octavio González
Riult Rivera sabe que no podrá cumplir todas las promesas que hizo durante la campaña y que no tiene la experiencia ni la capacidad para sacar adelante la responsabilidad que le confirió la sociedad colimense el pasado 2 de junio.
Es momento que no ha podido dar a conocer los nombres de los funcionarios de primer nivel —los que aprobó el Cabildo fueron, en su mayoría, impuestos por Mario Anguiano Moreno— porque sus financiadores todavía se están peleando por ver quién tiene más fuerza y logra colocar a los suyos.
Las demás administraciones municipales, sin excepción, ya tienen a su equipo de trabajo completo y están informando sobre los planes que tienen para los próximos tres años.
En Colima, sin embargo, no hay nada de eso; lo que hay es palabrería y demagogia, actos que lo hacen parecerse a Mario Anguiano Moreno y esperar a que sus jefes políticos se pongan de acuerdo para ver cuándo queda al cien por ciento su gabinete.
Riult Rivera ni siquiera ha implementado una estrategia de seguridad que se note en los primeros días de su gobierno: los asesinatos a plena luz del día continúan sin que haya reacción inmediata de los policías municipales.
La semana pasada, cuando llevaba tres días de asumir la presidencia municipal de Colima, circuló un video en donde uno de los elementos policiacos persiguió a un joven que al parecer había asaltado un centro de conveniencia al norte de la ciudad; la gente se burló de la situación porque el policía estaba pasado de peso y nunca lo alcanzó, además de que le fue gritando groserías para que se parara.
Aunque presentó al nuevo Comisionado de Seguridad Pública y Justicia Cívica, Vicente Guzmán Lucero —un político que quiso ser alcalde en Puebla y fracasó—, no hay, en el fondo, ningún cambio en la estrategia de seguridad en la capital.
El domingo, por ejemplo, un hombre y una mujer fueron lesionados con arma blanca en la colonia Lázaro Cárdenas, al norte de la ciudad de Colima; no había autoridad alguna que pudiera auxiliarlos ni que atrapara a los responsables.
El sábado, por otro lado, ejecutaron con disparos de arma de fuego a un hombre en el Mirador de la Cumbre 3, al sur de la ciudad; sucedió en la calle República del Perú, donde los motosicarios pudieron cometer el crimen y huir sin problema alguno.
El viernes 18 de octubre unos sujetos intentaron asesinar a una persona sobre la calle San Luis Potosí, en la colonia Cuauhtémoc; desde luego que no hubo detenidos.
Ese mismo día, pero con horas de diferencia, ejecutaron a un joven en la colonia Torres Quintero, al sur de la capital, sin que haya habido alguna detención de parte de la policía del funcionario de Riult Rivera que puso como Comisionado de Seguridad Pública.
Ese viernes, pero muy temprano, como a las 5 de la mañana, se reportó el asesinato de un hombre en la colonia Moctezuma, en la calle Sonora; fueron varios disparos los que recibió, sin que, por supuesto, autoridad alguna capturara a los responsables.
Y ayer lunes, a plena luz del día, en una avenida muy transitada de la capital, dos custodios del CERESO de Colima fueron baleados cuando transitaban en un vehículo hasta su lugar de trabajo; los testigos señalaron que motosicarios alcanzaron el carro y dispararon sin ton ni son, mientras la gente que pasaba por el lugar corría ante el peligro inminente.
Para alguien que dijo, en su toma de protesta como alcalde, que el primer día de su gobierno estaría trabajando arduamente para resolver los principales problemas de la ciudad de Colima, lo que ha sucedido en estos seis días ha sido una ola de violencia imparable y no hay visos ni señales de que esté implementando una estrategia de seguridad, como lo anunció con bombo y platillo durante la campaña, en donde el artífice de esa propuesta fue ni más ni menos que el ex gobernador Mario Anguiano Moreno.
Sus porristas a sueldo, otros simples lambiscones, ya están justificando la ineptitud de Riult Rivera argumentando que apenas va llegando; sin embargo, fue el propio presidente municipal el que dijo que tenía todas las soluciones para los problemas de Colima.
Aquí no le vamos a dar el beneficio de la duda ni esperar meses a ver si de verdad hace las cosas bien; aquí nos encargaremos de estar poniendo el dedo en la llaga todos los días para que se les haga costumbre a las autoridades municipales cumplirle a la gente y no poner pretextos que sólo esconden su incapacidad y mediocridad.