POR Jorge Octavio González
La batería de reformas a la Constitución, presentada el pasado 5 de febrero por el presidente Andrés Manuel López Obrador, es una sutil forma de amarrar a Claudia Sheinbaum para garantizar la continuidad de su legado y que no se desvíe ni un centímetro.
Quien aseguraba que AMLO se iría a su rancho al dejar la presidencia y dejaría gobernar a su sucesora, ya vio que no será así; si no pudo reelegirse, al menos dejará atada de pies y manos a la ex jefa de Gobierno de la Ciudad de México para asegurarse de que cumpla con el segundo piso de la transformación.
Todos han coincidido, ciertamente, que las 18 reformas a la Constitución no pasarán porque no tiene los números suficientes; sin embargo, metió temas que estarán en la conversación pública en las elecciones y obligarán, de paso, a Claudia Sheinbaum a retomar sus propuestas como eje de su campaña.
El mismo López Obrador confesó en su mañanera que presentó este paquete de reformas porque vienen las elecciones y la gente debe votar no sólo por el candidato sino por el proyecto de nación; el problema es que ese proyecto de nación no fue presentado por la candidata de MORENA a la presidencia de la República, sino por quien se ostenta como su jefe de campaña y padre político.
Claudia Sheinbaum está resintiendo la mano de AMLO en todo: ella no puede, sin embargo, moverse ni un centímetro del guion prestablecido porque caería de la gracia del gran elector.
Con temas que pueden ser atractivos para gran parte de la población, en el fondo la mayoría de las propuestas son una falacia y una trampa porque no podrán aterrizarse en la realidad; la mayoría requiere recursos que ni por equivocación se tienen en el gobierno federal.
Pero la narrativa será, cuando sean rechazadas, que la oposición está en contra del beneficio de la sociedad; que está en contra de que la gente se pensione con el 100% de su salario, que haya aumento en el salario mínimo, entre otras.
Con ello, sin embargo, AMLO incide en la elección y presiona a Claudia Sheinbaum, en caso de ganar las elecciones, a hacer todo lo posible para que todas las reformas pasen por las dos Cámaras, esto en caso de que su alianza Seguimos Haciendo Historia gane las dos terceras partes de los escaños.
En este periodo legislativo no pasarán, pero la estrategia está diseñada para que sea en la próxima Legislatura, ya con los nuevos diputados y senadores, que así suceda. Y Claudia Sheinbaum jugará un papel preponderante porque será la encargada de cristalizar la continuidad de la transformación con las ideas del proyecto de nación que desde ya le impusieron.
Y lo que son las cosas: en caso de que Claudia Sheinbaum no le dé seguimiento al proyecto de transformación de López Obrador, ahí estará el ejercicio de la revocación de mandato que le aplicarán para recordarle quién es el que manda en México.
De ahí, pues, que las reformas presentadas sean el Maximato de AMLO.