POR Jorge Octavio González
Qué bueno que, a estas alturas, la sociedad mexicana no les crea a sus políticos.
Y es que, ciertamente, la clase política se ha ganado a pulso el repudio y la desconfianza de la gente que, durante años, han sido engañados por quienes debieran velar por sus intereses.
Estos días, cuando ya era un hecho que en la Cámara de Diputados se aprobaría la reforma al Poder Judicial de la Federación, el ojo público comenzó a centrase en los senadores de la República, que es la otra instancia donde se discutirá y, eventualmente, se aprobará dicha iniciativa redactada en Palacio Nacional.
Los medios de comunicación, amén de la ciudadanía que está interesada en su país, están obligando a los senadores, uno por uno, a que fijen su postura acerca de la reforma que se verá en la sesión del próximo martes.
Cabe destacar que no están buscando a los senadores de Movimiento de Regeneración Nacional, a los del Verde Ecologista ni a los del Partido del Trabajo; ellos está más que claro que votarán en el mismo sentido.
A quienes están buscando es a los de la oposición, esto es, del PRI, del PAN y de Movimiento Ciudadano; a todos los están orillando a que definan su voto.
Miguel Ángel Riquelme, el ex gobernador priísta de Coahuila, desde el hospital donde está internado expresó que su voto sería en contra de la reforma al Poder Judicial de la Federación.
Otra priísta, a quien se vio fotografiada con Luisa María Alcalde Luján, tuvo que salir a aclarar que no se iba con MORENA y votaría en contra.
¿Por qué la sociedad duda de sus representantes populares?
Por lo mismo que los ha enviado al ostracismo en las elecciones: porque no cumplieron su palabra cuando estuvieron en el poder.
Pero no hay que equivocarnos: el hecho de que los senadores de oposición fijen su postura y afirmen que no votarán con la propuesta de MORENA no quiere decir, sin embargo, que eso sucederá.
Más claro: ellos pueden decir que votarán en contra, pero el día de la sesión, si no acuden, le darán el triunfo al oficialismo.
En la Cámara de Senadores sólo les falta un senador para lograr la mayoría calificada y aprobar la reforma al PJF; sin embargo, la ley indica que la mayoría calificada se logra con los senadores que estén presentes en la sesión, no el total que conforma el Senado de la República.
Un senador cualquier de la oposición, que ya dio a conocer que votará en contra de la reforma en cuestión, el día de la sesión pueden faltar por cualquier causa, ya sea una enfermedad, un accidente o una emergencia familiar.
Con esto, con uno que no vaya a la sesión, le da la mayoría calificada a MORENA y aliados.
Ese día, cuando se vote la reforma, habrá que estar atentos a ver quiénes son los senadores de oposición que no acudieron a la sede donde sesionarán.
En Colima, por ejemplo, los senadores son de MORENA y aliados: Virgilio Mendoza Amescua y Ana Karen Hernández. Ellos, ciertamente, no tendrán problema alguno porque tienen la orden de acudir para votar.
Del PRI sólo está Mely Romero Celis.
Ella, aun cuando ha estado fijando su postura sobre su negativa a aprobar la reforma al Poder Judicial de la Federación, puede no asistir a la sesión argumentando cualquier inconveniente.
Pero, de no acudir, MORENA y aliados tendrán la mayoría calificada para aprobar la reforma al PJF.
En Colima estaremos atentos a ver si Mely Romero se hace presente o, con su inasistencia, ayuda al oficialismo con la reforma más importante para el presidente de la República a días de dejar el poder.
¿Quién será el gran traidor?