POR José Luis Santana Ochoa
Lejos quedaron los días cuando el exdiputado local, exalcalde de Colima y exgobernador del estado, Mario Anguiano Moreno, con humildad francisca y enorme gratitud, públicamente reconocía que todos los cargos públicos que en su vida obtuvo se los debía a su mánager “doctor” Jesús Orozco Alfaro y a la virgencita de Talpa. Sus reiteradas expresiones de agradecimiento hacia ese personaje de la picaresca política local, como Pedro Vargas con su ¡muy agradecido, muy agradecido, muy agradecido!, recordaban al excampeón mundial de boxeo Raúl “Ratón Macías”, quien tras cada victoria en el ring expresaba que todo de los debía a su mánager y a la virgencita de Guadalupe. Ya investido candidato del Partido Revolucionario Institucional a la gubernatura del estado 2009-2015, Mario mancornó con Jesús a su estratega político-electoral de cabecera, Óscar Zurroza Barrera.
En reciente entrevista concedida a Alejandro Alpuinig, el orgullo de Tinajas, al calor de varias copiosas en el estómago, sacó de su dolido pecho la frustración y el arrepentimiento por haber confiado en Jesús y Óscar, quienes, ahora resulta, son personas que no valen la pena. “Un error cometí yo, que nos empañó todo, creer en cabrones que no valían la pena. Te doy dos nombres, Jesús Orozco, Óscar Zurroza. Creí en ellos…”
De su frase “te voy a dar dos nombres” se colige que “aún hay más” que de momento se reserva ventanear. Ojalá que pronto dé a conocer los de otros bribones de siete suelas como los que conforman el trío de sus exfuncionarios de la misma calaña con los que sigue vinculado a pesar de que ellos también le picaron los ojos y desbalijaron al pueblo bueno de Colima, picaros con fortuna que de él se burlaban diciendo que, con que le dieran un par de pacas de alfalfa para su caballo “Pavito”, lo ponían a mano. Si ya empezó a cantar, más le vale seguir con la misma tonada para que el pueblo bueno de Colima se entere de lo que ya sabe: Los excesos, abusos y corruptelas que distinguieron la obscura administración estatal anguianista.
Anguiano Moreno tardó muchos años en responsabilizar a Zurroza Barrera y a Orozco Alfaro del “hueco” financiero que marcó su administración, eufemismo del que echa mano porque carece de valor para nombrar las cosas por su nombre, cuando nunca nada hizo para evitar la robadera en despoblado que hasta media docena de sus “colaboradores” hicieron al amparo de los cargos públicos que les asignó. Si tal fue de su conocimiento, malo; si no, peor. Mientras él se la pasó entretenido en nimiedades, ellos le pegaron con fe a los moches, entres, comisiones, retornos y a los “negocios” en grande. ¿O no?
¿Nomás Orozco y Zurrroza son de culpar? Si ya abrió la boca, Anguiano Moreno debe también ocuparse de otros bribones de siete suelas como los que hicieron su agosto en la asignación a placer de la obra pública y en los servicios de salud, por ejemplo. Dueto que, por cierto, todavía merodea en el entorno del asesor político y en administración pública Mario Anguiano Moreno, quien, si ya empezó a cantar, debe ampliar su repertorio interpretativo con todas las que se sabe. ¡Que cante, que cante, que cante!
EL ACABO
Si bien los graves delitos que cometieron quienes mandaron en el gobierno de Mario Anguiano Moreno han prescrito ya, hay que agradecerle a MAM que los encuere para que al menos oficialice la condena social, la sentencia condenatoria del pueblo bueno de Colima.
De los managers de Anguiano Moreno, todos menos él, sabían de sus hambres acumuladas de dinero y de poder, de sus ambiciones y su proclividad a las deslealtades y traiciones, todo lo cual le fue advertido a tiempo sin que procediera al respecto. Su permisividad y connivencia muy caras le salieron al pagano pueblo bueno de Colima.
Los agravios que Mario Anguiano Moreno guarda del exgobernador falso priista José Ignacio Peralta y del cuatro veces candidato a gobernador del estado, Leoncio Alfonso Morán Sánchez, son harina de otro costal.
Un comentario sobre «¡Que cante, que cante, que cante!»
Los comentarios están cerrados.