POR Jorge Octavio González
El pasado 14 de junio, de acuerdo a la síntesis de comunicación del Congreso del Estado, Carlos Arturo Noriega García solicitó de manera formal reintegrarse como diputado en lo que resta de la 60 Legislatura.
¿A qué regresa el ex secretario de Planeación y Finanzas del gobierno de José Ignacio Peralta Sánchez? ¿Qué va a aportar en estos tres meses que le quedan? ¿Hay algo que los colimenses debamos saber que lo tiene que decir en la máxima tribuna del Estado?
Nada de eso.
Carlos Noriega García quiere negociar impunidad para él y su esposa.
Si en esta Legislatura no se pudo avanzar en el tema del juicio político contra Ignacio Peralta y contra Noriega García en la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción, en la que está por instalarse en breve la agenda está más que comprometida con los diputados que, con la mayoría arrasadora que obtuvieron el pasado 2 de junio, podrán sancionar a los dos políticos señalados por dañar las finanzas estatales.
Carlos Noriega obtuvo la diputación plurinominal por imposición de Ignacio Peralta; sin embargo, durante toda la Legislatura nunca asistió a las sesiones ni a los trabajos de las comisiones donde él era integrante, además de que un par de ocasiones subió a tribuna sólo para defender a su esposa de señalamientos de corrupción.
Tan acostumbrados estaban los legisladores a que Noriega García sólo fuera a cobrar sus quincenas, que en una ocasión que pidió la palabra para hablar en tribuna, la entonces coordinadora de la fracción de MORENA en el Congreso del Estado, Viridiana Valencia Vargas, en todo momento se le vio sorprendida y hasta las manos se llevó a la boca en señal de incredulidad.
Si durante los más de dos años que estuvo como legislador nunca aportó nada ni se caracterizó por hablar de los grandes temas que aquejaban en la entidad, qué les hace pensar que en estos tres meses que le faltan a la Legislatura será el parlamentario que todo Colima esperaba.
Tres meses, si bien no es mucho tiempo, sí es esencial porque en el cierre de Legislatura se pueden hacer acuerdos y negociaciones trascendentales.
A Carlos Arturo Noriega debe preocuparle la acusación que hay en su contra en la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción, en donde también metieron en el paquete a la actual oficial mayor del ayuntamiento de Colima, una experta en malos manejos de dinero público que ya ha dado muestras de autoritarismo con el despido injustificado de varios trabajadores que no se alienaron ni participaron en la fracasada campaña emecista.
Pero también debe preocuparle lo que le suceda a su esposa, la presidenta municipal de Colima, hoy dejada a su suerte por quienes la hicieron llegar al cargo y que estarán prestos a testificar sobre la serie de irregularidades que cometieron en la administración municipal en estos tres años.
El equipo cercano a la alcaldesa se creyó tan audaz y habilidoso como para prescindir de muchas personas; sintieron que ellos podían solos y que, de esa manera, se quedarían con todo el pastel para ellos, sin tener que repartirlo con nadie más.
Hoy, con la abrumadora mayoría que tendrán en el Congreso del Estado, los diputados del oficialismo tendrán carta abierta para indagar en el manejo que hicieron de las finanzas en el ayuntamiento de Colima y no tendrán la necesidad de negociar con nadie porque la oposición en la Legislatura será una caricatura, pues sus pocos representantes no tienen nivel ni capacidad política.
Claro que Carlos Noriega debe estar preocupado.
¿Pero quién lo manda a ser cómplice de corruptelas de Ignacio Peralta y contribuir a que el capital político de su esposa se fuera al drenaje?