POR Luis Fernando Moreno Mayoral
Movimiento de Regeneración Nacional dio una cátedra de cómo no se debe realizar un proceso interno para la candidatura a la presidencia de la República y para las nueve gubernaturas a disputar en el 2024.
En la presidencial, aunque al final se impuso Claudia Sheinbaum, los participantes y sus equipos quedaron profundamente heridos y muchos de ellos harán una campaña de brazos caídos; los señalamientos de Marcelo Ebrard sobre el uso de recursos públicos y de dependencias de gobierno manchó el proceso.
En la Ciudad de México, por ejemplo, la campaña negra en contra de Omar García Harfuch evidenció a una Claudia Sheinbaum débil que no pudo ni siquiera imponer al único abanderado que quería; los golpes de Clara Brugada en el Estadio Azul y en la Arena México fueron una muestra de cómo sería la rebelión en contra de la candidata a la presidencia de la República, aun con todo y que le pasaron el bastón de mando.
MORENA, pues, dejó un reguero de pruebas y hechos que podrían haber sido aprovechados por la oposición para golpear un día sí y el otro también al partido oficial y al propio presidente Andrés Manuel López Obrador, que metió las manos hasta el fondo con tal de sacar adelante la candidatura de su preferida y, a su vez, bajarle a quien quería como su sucesor en la Ciudad de México.
¿Qué ha hecho la alianza Va por México? Cometer error tras error y cuestionarse entre ellos mismos por no saber negociar las candidaturas.
La candidatura de Xóchitl Gálvez a la presidencia de México y la de Santiago Taboada a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México fue la mejor decisión que se pudo haber tomado; el problema es que no han sabido capitalizar el entusiasmo que generó entre los ciudadanos su irrupción en el proceso electoral ni señalado las inconsistencias de MORENA tras sus procesos simulados.
Pero tampoco han podido disciplinar a los que no fueron beneficiados y querían ser parte de los competidores; eso ha sido aprovechado por la maquinaria oficialista para golpearlos con toda la saña del mundo.
En Colima, sin embargo, la situación no es muy diferente: hay diputados y presidentas municipales que han hecho un buen trabajo y podrían reelegirse y ganar en el 2024; la cuestión es que hay gente al interior de los tres partidos que quiere venderse demasiado caro y romper la alianza si no ceden a sus chantajes.
Semanas atrás se ha manejado una supuesta encuesta, de esas que se venden al mejor postor, en donde pretenden imponer a un candidato en la posición que ya tiene una mujer; a la par dicen que, de acuerdo a los lineamientos del INE, dicho lugar le corresponde a un hombre, por lo que tendría que ser el abanderado.
La trampa consiste en que, como en la encuesta está bien posicionado y el cargo es para un hombre, no hay de otra: tiene que ser el sujeto.
Lo que no dicen es que, si bien los lineamientos de la autoridad electoral marcan 5 hombres y cinco mujeres para las presidencias municipales, eso no significa que así debe quedar. Más claro: esta modificación es a favor de las mujeres, por lo que, si bien tendrán cinco candidaturas a las alcaldías como mínimo, pueden tener más.
En una alcaldía donde marca hombre, puede ir una mujer; lo que no se puede es que donde va una mujer cambien a un hombre. Puede haber 6 candidatas y cuatro candidatos, pero no 6 abanderados hombres y 4 mujeres.
Colima, donde marca hombre, pueden dejar a una mujer, más si es la que garantiza el triunfo. En Manzanillo marca mujer; ahí no podrían cambiar por un varón.
Si las dirigencias comienzan a pelearse por las presiones de algunos de sus cuadros lo único que harán es que haya más división y se pierdan las posiciones que se ganaron en el 2021. Si ex gobernadores están tratando de influir en las decisiones, deberían hacer algo al respecto.
Al menos una diputada de la alianza Va por Colima pidió ser censada por MORENA para la alcaldía capitalina; si no le cumplen lo que quiere ella y su grupo político, podría amenazar con irse del partido para ser la candidata del oficialismo.
Falta más humildad y objetividad en los números que traen los aspirantes para poder ganar las elecciones en el 2024; con altanería y soberbia sólo estarán destinados a desaparecer del mapa político. Y bien merecido se lo tendrán.