POR Luis Fernando Moreno Mayoral
Todo parece indicar que la primera baja de alto nivel que habrá por la guerra desatada entre las dos facciones más poderosas del Cártel de Sinaloa será el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya.
Y es que, a días de haber sido arrestado Ismael El Mayo Zambada en Estados Unidos, a través de su abogado envió una carta en donde mencionó que le tendieron una emboscada para llevarlo al país del norte; también dijo que iba a una reunión para conciliar entre Héctor Melesio Cuén y el mandatario estatal Rocha Moya.
Agregó en la misiva que el ex rector de la Universidad de Sinaloa fue asesinado en el mismo lugar donde fue secuestrado por el hijo de Joaquín El Chapo Guzmán y no, como lo señalara la Fiscalía General del Estado de Sinaloa, baleado en una gasolinera donde pretendían asaltarlo.
Rubén Rocha Mocha negó todas las afirmaciones hechas por el fundador del CDS; incluso afirmó que el día que sucedieron los hechos, el 25 de julio, el gobernador se encontraba en Estados Unidos; para ello presentó como prueba la ubicación de su celular, algo que, con el paso de los días, fue desmentido por el periodista Luis Chaparro.
En este contexto, sin embargo, el mandatario tuvo el cinismo de acusar al periodista Chaparro y a la comunicadora Azucena Uresti de ser los responsables si alguna de las facciones de las organizaciones criminales en disputa lo asesinan.
Hasta ahí todo fue la negativa del gobernador y el arropamiento del entonces presidente Andrés Manuel López Obrador y la ahora presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
Pero la Fiscalía General de la República dio a conocer una información que pone en la picota a Rubén Rocha Moya:
La dependencia a cargo de Alejandro Gertz Manero informó que, de acuerdo a las investigaciones realizadas, concluyeron que el diputado electo Héctor Melesio Cuén sí fue asesinado en el lugar que mencionó en su carta El Mayo Zambada.
Con esto, amén de que Luis Chaparro divulgó que no existe registro en Estados Unidos del ingreso de Rubén Rocha Moya a ese país el día de la extracción del narcotraficante, dejan desarmado al gobernador de Sinaloa y a merced de las autoridades o del propio crimen organizado que podría cobrar venganza por su traición.
El miedo expresado por Rocha Moya tiene sustento: si no lo procesa la Fiscalía General de la República, es muy probable que las facciones de La Mayiza o La Chapiza atenten contra su vida.
Sea lo que sea, aunque lo ideal es que sea encarcelado por sus nexos con el narcotráfico, la carrera política de Rubén Rocha Moya llegó a su fin.