POR José Luis Santana Ochoa
El buen nombre del porteño empresario de la construcción, Rubén Álamo Suazo, nunca estuvo en duda por las acusaciones sin fundamento que la exalcaldesa Griselda Martínez M le hizo públicamente en su desquiciado afán de trillar a su irreconciliable enemiga política la gobernadora del estado Indira Vizcaíno Silva. Siempre tuvo la confianza y el respaldo de sus paisanos que conocen y reconocen su trayectoria ciudadana y su compromiso con las mejores causas del municipio de Manzanillo.
La respuesta al recurso legal que RAS en tiempo y forma presentó ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos del Estado de Colima puso a cada uno en su lugar. El H. Ayuntamiento de Manzanillo públicamente reconoció que los dichos de Griselda resultaron falsos, sin fundamento y violatorios de sus derechos humanos establecidos en la Constitución General de la República y en los tratados internacionales.
“Es inaceptable que por sus intereses políticos o por la razón que sea, lance una acusación de esta naturaleza (…) sé que no busca perjudicarme a mí, sino a la gobernadora y al proyecto político del que ella misma forma o formaba parte, pero yo no puedo aceptar que alguien con esa ligereza busque manchar mi nombre y una trayectoria de décadas de trabajo profesional limpio: por mi familia, por mi reputación y por la gente que trabaja conmigo, no lo puedo permitir”, sentenció en su momento, hace ya más de un año, en forma clara y contundente, Rubén Álamo Suazo, ante los infundios de que fue víctima por parte de una autoridad municipal, la exalcaldesa GMM, quien por pegarle al violín (Indira) le pegó al violón (Rubén), y por este error de cálculo pagará las consecuencias que apenas empiezan para ella con la recomendación de la CDHC que se comenta. En camino le vienen reclamos por la vía civil, daño moral, pa’ que vaya haciendo cuentas.
Griselda MM se la pasó los casi seis años de su administración lanzando cohetes al cielo en contra de todo lo que no le cuadrara, ahora le ha llegado el tiempo de recoger varas, de enfrentar como cualquier ciudadano de a pie, las consecuencias legales de sus hirientes palabras dichas desde su ventajosa posición de alcaldesa de Manzanillo, sin poderse poner más en su papel de víctima como siempre lo hizo ante la menor provocación.
Como las denuncias nunca llegan solas sino acompañadas de otras tanto o más graves, a Griselda Martínez M le vienen otras en camino por la comisión de abusos y excesos de poder de los que hizo víctimas, sin deberla y tenerla, a ciudadanos honorables y dignos de respeto como el porteño empresario de la construcción, Rubén Álamo Suazo, que le ha ganado de calle el primer raund. Esto apenas empieza y no terminará hasta que termine, como en los partidos de fútbol, por ejemplo, en el que coincidieron los equipos del Rector de la Universidad de Colima, Christian Torres Ortiz Ocampo; y el que capitanea el Secretario General de la Unión de Estibadores del Pacífico, CROM, Héctor Gustavo Larios Uribe, en Manzanillo, el sábado 5 de abril de 2025.
El primer round del diferendo Rubén Álamo Suazo-Griselda Martínez lo ha ganado contundentemente el empresario de la construcción, y toda pinta hacia el mismo resultado en los próximos que lleguen a librarse.
EL ACABO
Los dueños de la franquicia del Partido Movimiento Ciudadano en el Estado, José Ignacio Peralta y Carlos Arturo Noriega, tienen marginada de los cargos directivos a su excandidata a senadora de la República, Griselda Martínez M, por no considerarla digna de fiar, socialmente a la altura de una Elia Margarita Morreno González, por ejemplo. Los negativos que le achacan son suficientes para no postularla en las próximas elecciones ni a un distrito electoral local.
A la que sí tienen considerada para una candidatura a diputada local, es a su regidora Martha María Zepeda Del Toro, siempre y cuando se desligue fehacientemente de su exjefa con la que, por cierto, ha tenido desde hace tiempo serias y marcadas diferencias.