PRIAN, una alianza cada vez más vulnerable

POR Luis Fernando Moreno Mayoral

El PRI y el PAN están volviendo a sus orígenes: ser partidos antagónicos.

Y es que, después de la fallida alianza que suscribieron las últimas elecciones, lo único que ha evidenciado dicho amasiato es el interés supremo de sobrevivir y nada más.

La dirigencia estatal del PRI en Colima, con un Kike Rojas que está administrando las ruinas, está en una encrucijada por la deuda que le heredó el septuagenario Arnoldo Ochoa González por haber despedido a una decena de trabajadores.

Ahora, después de que la autoridad en materia laboral ordenó el pago de la indemnización, están buscando vender propiedades a nombre del partido para no ser embargados.

En el PAN las cosas no están mejor: con una Julia Jiménez que se auto regaló una diputación federal por la vía plurinominal y, al mismo tiempo, se reeligió como dirigente estatal de Acción Nacional, no tienen autoridad moral para defender a los trabajadores.

La pupila más avanzada de Pedro Peralta Rivas, quien también tiene a su hija Nirvana Rocha Jiménez como titular de la cartera de Acción Juvenil y como funcionaria mediocre en el ayuntamiento de Colima, acaba de cuestionar la reciente Ley del Infonavit y la Ley Federal de Trabajo.

Dijo que el gobierno federal pretende disponer de 2.4 billones de pesos de las aportaciones de los trabajadores para sus viviendas, “sin establecer mecanismos adecuados de control ni vigilancia”.

En el PAN, desde su fundación, siempre han respondido a los intereses de los empresarios, de los dueños del dinero; en ningún momento se pusieron del lado de la clase trabajadora porque para ellos sólo son mano de obra que no deben tener derechos ni prestaciones.

Y el caso más emblemático en Colima es el despido de trabajadores en el Revolucionario Institucional: nunca, mucho menos en la campaña electoral, alzaron la voz para defender el derecho de los trabajadores a una indemnización justa.

Como tenían una alianza, callaron como momias; lo peor es que creen que la militancia olvida fácilmente y los va a respaldar en futuras elecciones. En el PAN no fueron capaces de solidarizarse con lo más sagrado que tiene una persona: el derecho a un trabajo que sostenga a una familia.

La alianza PRIAN está destinada al fracaso: en el PAN no ven otra opción más que Riult Rivera para abanderar a los dos partidos como el candidato a gobernador; en el PRI no están dispuestos a ceder la nominación sólo porque los blanquiazules condicionan la permanencia de la alianza a que el presidente municipal de Colima sea el candidato.

Allá los priístas si pierden la poca dignidad que aún les queda y dejan que un panista que tiene como guía moral y político a Mario Anguiano Moreno los representa en las elecciones del 2027.

Ya vieron que Julia Jiménez no es una persona de confiar: ella, con tal de imponer a Riult Rivera como el candidato a la presidencia municipal de Colima, fue capaz de hacer un berrinche en la mesa de negociaciones y se levantarse con toda la soberbia e irresponsabilidad que le caracteriza.

La dirigente estatal del PAN ya conformó un equipo que pretende tener todo el poder y no tienen la más mínima intención de compartirlo con nadie: la propia Julia y su hija Nirvana, el porro Beto Partida Valencia, Luis Ladino, el transa y corrupto José Santos Dolores y Crispín Guerra Cárdenas, todos con el objetivo de trabajar para el proyecto de Riult Rivera.

¿En serio en el PRI creen que habrá cabida para ellos en un eventual gobierno del PAN?