POR Luis Fernando Moreno Mayoral
En cualquier gobierno y en cualquier democracia los asesores son importantes porque sugieren temas a tratar y, sobre todo, cómo abordarlos ante la opinión pública; si se les emplea correctamente la mayoría de las veces pueden hacer que un gobernante transmita una imagen de líder.
Nadie cuestiona, desde luego, la contratación de consiglieres para llevar la agenda mediática y política de sus jefes; lo que sí se puede juzgar es que sólo los tengan marginados o relegados con sueldos exorbitante y, en algunos casos, desperdicien el talento que tienen.
En Colima, por supuesto, sucede esto último: hay una caterva de asesores en la Oficina de la Gubernatura, desplegados en la Coordinación General de Comunicación y en la Coordinación de Asesores del gobierno del Estado, que tienen sueldos que van de los 40 a los 50 mil pesos mensuales, pero que no sirven para nada y no le sugieren ni le aconsejan nada a la gobernadora.
Indira Vizcaíno, cuando habla, suele dar traspiés y sacarse de la manga una mentira o una promesa que sabe que no va a cumplir; eso evidencia que los más de 50 asesores que están en la nómina de Eduardo Jurado Escamilla no los escucha o no los contempla para que le ayuden en el ejercicio diario de la gobernanza. O simplemente le vale lo que le puedan decir porque se cree autosuficiente y es tan ególatra que cree no necesitar de nadie.
La falta de asesores que le ayuden con el día a día, o la inutilidad de los mismos que sólo sirven para cobrar cada quincena, se hizo notar esta semana en diversos asuntos que podrían no haber estallado si se hubieran contenido a tiempo.
Zacualpan es el primero de tres. Luego de un año de estar rogando una cita con la gobernadora y de ser menospreciados y ninguneados por los funcionarios de la administración estatal, se hartaron y emplazaron al gobierno del Estado para que el pasado lunes 24 de octubre acudieran a la comunidad a resolver una petición sentida de los habitantes; de lo contrario cerrarían las válvulas que abastecen de agua la zona conurbada Colima-Villa de Álvarez.
Vladimir Parra Barragán, quien presumía tener el control de los vecinos de la comunidad del municipio de Comala, decidió acudir con dos funcionarios que sólo estorbaron y no sirvieron para nada (Marisol Neri León y el transa y vividor Guillermo Navarrete Zamora) para explicarles que el proceso para construir un Centro de Salud no era tan sencillo y requería tiempo; más tardó en continuar hablando que en ser callado a gritos por las señoras y señores adultos mayores que le exigieron al director de la Ciapacov que cumpliera sus promesas.
Indira Vizcaíno, que nunca quiso pararse a Zacualpan por cobarde, determinó que Vladimir Parra había fracasado en la negociación y decidió enviar a la secretaria general de Gobierno, María Guadalupe Solís, que era la niñera de los hijos de la hoy mandataria estatal hace años; con una funcionaria que al menos daba la impresión de más seriedad que el porro y corrupto Vladimir, se llegó a un acuerdo momentáneo para no seguir perjudicando a miles de familias con el cierre de las válvulas que abastecen del vital líquido a Colima y Villa de Álvarez.
Los trabajadores sindicalizados del gobierno del Estado fue el segundo de tres. Un día antes de la visita de Adán Augusto López a Colima, Martín Flores Castañeda anunció que a partir de este jueves 27 de octubre estarían en pie de lucha para exigir el pago de las aportaciones de la administración estatal al IPECOL.
Indira Vizcaíno fue exhibida como mitómana por el secretario general del Sindicato de Trabajadores al Servicio del Gobierno del Estado (STSGE) y, cuando ya estaban concentrados cientos de sindicalizados en el Congreso del Estado, luego de irrumpir en el recinto y pasar las vallas que ordenó colocar la represora Carmen Virgen Quiles, de última hora organizó una reunión con el secretario de Gobernación en Casa de Gobierno para llegar a un acuerdo satisfactorio para las dos partes.
A la llegada de la gobernadora a la sede del Poder Legislativo, cuando fue increpada por trabajadores con pancartas de reclamos por su falta de compromiso, torció la boca y le respondió a una señora que ya se había reunido con su líder y que, en todo caso, hablara con él. La cara de niña berrinchuda quedó registrada para las cámaras de video.
Los defraudados por Axe Capital fue el tercero de tres. Los defraudados por la empresa Axe Capital, cuyo dueño es sobrino del siniestro Gustavo Joya Cervera, la víspera también habían anunciado que se manifestarían en el Congreso del Estado para hacerle saber a Adán Augusto que el sujeto que los estafó tiene privilegios en Colima y goza de influyentismo con las autoridades.
En todo el tiempo que las personas denunciaron este atropello del júnior Axel Joya, Indira Vizcaíno jamás se interesó en ayudarlos y, por el contrario, mantuvo al vice fiscal de la Fiscalía General del Estado de Colima en su cargo como vocero de la Mesa de Coordinación Estatal para la Construcción de la Paz y la Seguridad de Colima.
Aunque las autoridades prometieron que Gustavo Joya no se involucraría en el caso de las denuncias contra su sobrino, el mismo vocero de la muerte dijo, en una de sus fastuosas conferencias de prensa, que él tiene conocimiento antes que nadie de todas las denuncias y las carpetas de investigación que llegan a la Fiscalía de Colima; después de analizarlas se canalizan a las áreas correspondientes para su respectivo procedimiento.
Él, por conflicto de interés, puede no ser parte de las investigaciones que se llevan a cabo en contra de su sobrino; lo que sí puede hacer es hurgar en las carpetas de investigación y filtrarle toda la documentación que hay en su contra para que sus abogados planeen una estrategia con toda la alevosía y ventaja de tener en sus manos las pruebas que lo incriminan.
Y está más que claro que Gustavo Joya haría eso y más con tal de salvarle el pellejo al hijo de su hermana, en especial si también tenía invertido su capital en la empresa fraudulenta.
India Vizcaíno Silva demostró la pequeñez y lo diminuta que es como gobernadora: tres conflictos le estallaron en la cara por soberbia y ególatra; ni siquiera tuvo la mano firme para evitar que el día que vino el secretario de Gobernación a Colima se llevara una mala impresión de la entidad y de cómo la mandataria tiene hecho un caos al Estado y nadie la respeta.
Y eso es, en parte, porque sus asesores no la aconsejan como se debe o sencillamente ella no les hace caso porque siente tener la sabiduría suficiente para conducir el destino de la entidad elle sola.