Policías de Riult, salvajes sin capacitación

POR Jorge Octavio González

La peor estupidez que pudo haber cometido Riult Rivera fue haber organizado el Festival Colima Sabe Bien en una avenida sumamente transitada y a pesar de la inconformidad de los vecinos que en todo momento manifestaron no haber sido tomados en cuenta.

Al margen de que ya hemos abordado el caos vial y la afectación a los negocios aledaños que se vieron perjudicados por los comercios de los amigos empresarios del presidente municipal, la mayoría de ellos lavadores de dinero de organizaciones criminales, ese evento también sacó a relucir la prepotencia, soberbia y abuso de autoridad de los elementos de la Policía Municipal y de Tránsito y Vialidad.

El sábado 23 de noviembre, el tercer día del Festival, circuló un video en redes sociales en donde se aprecia que en la Avenida de la Paz, donde se cerró la circulación de norte a sur y elementos de tránsito y vialidad estaban desahogando el tráfico vial, uno de los uniformados sacó con lujo de violencia y sin justificación alguna a un taxista que estaba en la fila para avanzar.

Ante la complacencia de sus demás compañeros, que no hicieron nada ante semejante manifestación de uso excesivo de la fuerza, el conductor del taxi cayó de costado y después fue sometido por el tránsito que lo esposa y lo sube a la patrulla de la Policía Municipal para llevarlo a los separos del ayuntamiento de Colima.

En un comunicado de prensa, como ya es costumbre, la presidencia municipal de Colima lamentó los hechos e informó que separaron al uniformado en tanto se realizaba la investigación correspondiente; el taxista estaba en ese momento encerrado esperando su situación legal.

Horas más tardes, sin embargo, el raterazo Francisco Ánzar Herrera, uno de los peores funcionarios de la administración municipal y cercano a Mario Anguiano Moreno, desde los separos grabó un video en donde pone al taxista en una llamada con Riult Rivera, en donde se puede apreciar que el operador del volante nomás le da el avión al alcalde y en cuanto dice su última palabra se va del lugar sin saludar al impresentable secretario del ayuntamiento de Colima.

Si el objetivo era hacer ver que habían llegado a un acuerdo con el taxista para que no pasara a mayores en cuestiones legales, mejor ni hubieran grabado el video; ahí sólo se vio la molestia del taxista que fue obligado a aceptar la llamada de Riult Rivera para que todos creyeran que el problema se había resuelto de la mejor manera.

¿Y qué pasó, entonces, con el elemento de tránsito y vialidad que, con lujo de violencia y sin el más mínimo protocolo de respeto a los derechos humanos, fue separado del cargo en tanto se realizaba la investigación? ¿Fue reincorporado de inmediato? ¿O el acuerdo fue que dejarían libre el taxista si retiraban la denuncia en contra del subordinado de Riult Rivera?

Ya ni eso quisieron informar a la sociedad colimense, como tanto pregonaron cuando enviaron su primer comunicado.

El fin de semana que se llevó a cabo el Festival Colima Sabe Bien, además de nacer en medio de acusaciones de corrupción y cobros ilegales a comerciantes que participaron en el evento, como lo denunció la regidora Azucena López Legorreta, también exhibió la nula preparación y capacitación de los elementos de la Policía Municipal y de Tránsito y Vialidad, que demostraron ser unos salvajes prepotentes que actuaron sin el más mínimo tacto y amparados en que sus jefes solapan todas sus arbitrariedades.

**Sobre la columna de ayer, donde hablamos de la renuncia del Oficial Mayor y las razones que lo habrían llevado a tomar semejante decisión, un supuesto familiar de José Manuel Oviedo Guerra —que más bien fue enviado por Riult Rivera— envió al número personal del director de PXPress una serie de ofensas y calumnias sobre el trabajo periodístico que se realiza en estas páginas.

Lo que demostró fue, en efecto, que les dolió haber exhibido la cobardía del ex funcionario Oviedo Guerra de dejar tirado su trabajo a poco más de un mes de haber asumido dicha responsabilidad sin explicación alguna; también que puede ser cierta la versión de las presiones al antecesor de El Milaneso en torno a incurrir en actos de corrupción y desvío de dinero para causas ajenas a la operatividad del ayuntamiento de Colima.

No nos intimidan, si eso es lo que esperan; menos cuando sus periodistas domesticados son del nivel más bajo y corriente que pudo haber contratado Riult Rivera, que con las golpizas que le ponía a su ex mujer reafirma por qué se lleva tan bien con ellos: porque tienen antecedentes de hacer lo mismo que él.

Asiduos clientes de la Zona de Tolerancia y de contratar los servicios de las cariñosas del Jardín Núñez.

Ese es el nivel de la servidumbre de Riult Rivera.