POR Sdaydep
Oscar Hernández Rosas: de viejo, payaso; Christian Vega lo desconoce
El siguiente episodio exhibe de cuerpo entero a Oscar Javier Hernández Rosas en su miseria humana: corría el año 2017 y uno de sus nietos iba a ser bautizado.
—Yo pongo todo; yo me encargo de todo para hacer un parrandón— se oyeron las palabras de júbilo de quien en ese entonces era secretario de Educación del gobierno de José Ignacio Peralta Sánchez.
Hernández Rosas, atendiendo esa situación antes que las quejas de los maestros que pedían su destitución por malos manejos y corruptelas al frente de la dependencia, envió un oficio al ayuntamiento de Comala, en ese entonces gobernado por Salomón Salazar Barragán, solicitando el jardín de Nogueras.
—¡Listo! ¡Vamos a tener un pachangón de aquéllos! — brindó con la séptima copa de vino tinto; ya para esa hora tartamudeaba penosamente.
Se hizo una fiesta con todos los lujos posibles; pasaron uno de los momentos más felices de su vida. Un nieto había sido bautizado y tenían que echar la casa por la ventana. El problema, sin embargo, es que en el oficio que se envió desde la Secretaría de Educación Pública nunca se especificó que el evento que se iba a desarrollar era el bautizo de un familiar del titular de la dependencia.
Salomón Salazar Barragán, presidente municipal de Comala, dijo al respecto: “A mí me llegó un oficio por parte de la SE, donde se iba a realizar un evento, específicamente de la Secretaría. Tal como está el oficio, nosotros contestamos”. Y añadió: “el oficio llegó dirigido al Ayuntamiento, donde nos pedían el espacio para un evento de la Secretaría de Educación”.
El abuelo cariñoso, que le quería dar lo mejor a su nieto, resultó ser todo un farsante: en lugar de haber hecho la fiesta pagada con dinero de su bolsa, requirió de recursos públicos para no tener que invertir un solo peso. Más miserable no podría ser ese sujeto, que ni en su propia familia quiso gastar.
Al margen de la miseria humana que exhibió en el bautizo en cuestión, el uso de los recursos públicos para fines personales es algo que caracterizó a Oscar Javier Hernández Rosas su fugaz paso por la Secretaría de Educación Pública. Si con poco más de un año que estuvo en la SEP hubo denuncia de desfalcos, fraudes a maestros y desvío de recursos que unieron a las secciones 6 y 39 el SNTE para pedir su destitución, ¿qué hubiera sucedido si despachaba en la institución todo el sexenio?
Hernández Rosas, en una atrabancada “aclaración” que hace a la nota publicada por PXPress, con una redacción atropellada, tal vez por estar en condiciones no óptimas para escribir pero sí para darse valor, confiesa diversas cuestiones que ya se habían dicho sobre ese personaje que opera a la sombra, en las alcantarillas, para Christian Vega Cruz, un sujeto igual de ruin que el ex funcionario de la SEP.
Su enojo es tal por la exhibida que se hizo de los tres hermanos que están en el padrón de la sección 39 del SNTE: César T, Héctor Germán, Hortencia Margarita y el propio Oscar Javier de apellidos Hernández Rosas. ¿Por qué la virulencia de su respuesta? Porque se quiso hacer el ofendido de que el hijo de Heriberto Valladares apareciera en el padrón, según él, “que apenas está por egresar y ya ocupando un espacio que pudiera ser tuyo”.
Pues bien. Si se escandalizó porque el hijo del actual dirigente del SNTE 39 estaba en el padrón, “ocupando un espacio que pudiera ser tuyo”, sus hermanos qué méritos han tenido para estar con plazas, ocupando tres espacios que pudieran ser para verdaderos maestros que no han podido obtener ni siquiera un lugar en una escuela rural.
Lo miserable con su familia no sólo se vio con su nieto, sino también son sus hermanos: dijo que si había algo irregular con la plaza de ellos, que los denuncien. En la nota en ningún momento se habló de irregularidades o corruptelas de los hermanos Hernández Rosas, sino de la hipocresía de Oscar Javier, que quiso exhibir a un hijo de Valladares Ochoa, cuando él tenía no a uno ni a dos sino a tres hermanos con plazas. Y fue más cínico todavía: dijo que también estaba su esposa Susana Chávez Barragán. ¡Qué bonita familia!
Aunque nunca habló de su hija Susana y su vida de lujos y viajes mientras era funcionario, como tampoco de su hijo Oscar, a quienes maestros han señalado de haber cobrado una plaza sin trabajarla. ¡Tendrá el cinismo de acusar al hijo de Valladares cuando el suyo hacía lo mismo! Al parecer sí.
Sobre las corruptelas de Oscar Javier Hernández al frente de la SEP esperen un reportaje especial.
Lo de fondo, sin embargo, es la intentona de imponer a Christian Vega Cruz como secretario general del SNTE 39 para que sujetos oscuros y ruines como Hernández Rosas mantengan los privilegios para él y su amplia parentela, incluidos sus hijos, a los que tratará de meter en plazas que no merecen.
En su respuesta mal escrita, al calor de las copas, Oscar Hernández confiesa que sí le gustaría que Vega Cruz fuera el dirigente de la sección 39, aunque le ordenaron que no dijera que trabaja en su campaña. Pues claro: un corrupto mancha; un transa desprestigia; un ratero resta. Y Christian Vega lo sabe: por eso le pidió que no dijera que trabaja para él, aunque lo han visto acudir a una casa con seguidores de Christian Vega hasta altas horas de la madrugara conspirando para hacer llegar a su títere y cómo repartirse el botín.
La manzana que promueven resultó, al final de cuentas, podrida y envenenada. No se dejen engañar: Vega Cruz es tan miserable y cobarde que, con tal de mantener el respaldo de quienes veían con posibilidades a Carlos Robles, incluyó en su planilla a la viuda como secretaria de organización.
En algo sí tienen razón con la manzana: la tentación.