OPINIÓN EXPRESS

POR Jorge Octavio González

El júnior, sin imaginar que también festejaría la impunidad que le regalaron en MORENA

Si una persona se ve involucrada en un accidente en donde otra termina muerta, pero se queda hasta que llegan las autoridades y se hace responsable de los daños ocasionados, es alguien con un sentido de responsabilidad admirable; si no es así y, valiéndose de la influencia de sus padres, se va y pretende buscar un chivo expiatorio para que pague por sus culpas, definitivamente estamos ante un canalla y miserable que merece ser castigado con todo el peso de la ley.

Eso fue lo que sucedió el pasado 23 de julio en Tecomán. El hijo del diputado Armando Reyna Magaña, alcoholizado y tal vez drogado, con su imprudencia provocó un accidente en donde terminó muerto un taxista; aprovechando que la zona no era concurrida, el júnior llamó a su padre, el coordinador de MORENA en el Congreso del Estado, y llegó al lugar de los hechos para salvar a su vástago del peligro que él mismo provocó.

Llegaron los tránsitos del ayuntamiento de Tecomán, y al darse cuenta de que el diputado se encontraba ahí, permitieron que el responsable del accidente se escapara para no ser sometido a un examen de alcoholemia y toxicológico, que definitivamente saldría positivo.

Pero recapitulemos: estamos en el día 23 de julio, día del accidente. Algunos medios, sobre todo aquellos que no han sido cooptados por Elías Lozano ni por el gobierno del Estado, comenzaron a esparcir la especie de que el hijo de un diputado se habría visto involucrado en un accidente donde murió una persona.

Todavía no se sabía la identidad del susodicho; sin embargo, el 29 de julio pasado, 6 días después de lo acontecido, el diputado Armando Reyna Magaña publicó un comunicado en su cuenta de Facebook. Dijo: “En dicho accidente he de precisar que estuvo involucrado un vehículo que es propiedad de uno de mis hijos, pero que no ha sido señalado por autoridad alguna como el conductor del mismo, ni mucho menos como el responsable del accidente”.

Primera mentira. Cierto que ninguna autoridad lo ha señalado como el responsable del accidente, justamente porque el diputado llegó y se arregló con los tránsitos que permitieron que el júnior huyera como el vil cobarde que es. Pero sí ha sido señalado por la viuda del taxista, la señora Alexa González: “gracias por tus condolencias después de 6 días cuando me las pudiste dar en el lugar de los hechos por que los 3 sabemos que tu estuviste en el lugar del accidente”, le dijo en su publicación, que borró el propio legislador al verse exhibido.

Añadió el legislador tecomense: “He de decir que en apego a mis principios, valores morales y mi respeto categórico a nuestros ordenamientos jurídicos y nuestras instituciones de procuración de justicia, he conminado a mi hijo —quien es una persona mayor de edad— a que atienda las disposiciones y procedimientos administrativos que correspondan para solventar esta situación”.

Pues claro: ahora conmina a su hijo porque ya pasaron más de 6 días desde que provocó, por culpa del alcohol y tal vez las drogas, un accidente mortal. Un examen de alcoholemia o toxicológico no tendría razón de ser porque ya pasó demasiado tiempo.

Pero la torpeza en el manejo de la crisis por parte del gobierno del Estado evidenció las mentiras y contradicciones en que incurrieron con tal de encubrir este crimen.

Se publicó una nota pagada en un medio a su servicio, titulada “Testigos del accidente en carretera a Boca de Pascuales refieren que conductor no iba alcoholizado”. ¿Por qué decir, en primer lugar, que no iba alcoholizado? Porque dan por hecho que el que conducía era el hijo del diputado. Torpes.

Sigue la nota: «Escuchamos de manera constante que un automóvil tocaba el claxon; nos asomamos a la carretera y vimos el impacto entre un taxi que daba vuelta en U y un vehículo que se dirigía a Boca de Pascuales”. ¿Por qué tocaba el claxon en lugar de frenar para que el taxi continuara? ¿Tal vez porque venía a exceso de velocidad por la euforia del alcohol y tal vez las drogas? Más que torpes.

«Nosotros hablamos al 911, tardaron en llegar como 25 minutos; el conductor del vehículo estuvo sentado todo el tiempo bajo la sombra de un tamarindo, mientras se hacían los peritajes«, aseguran. A ver, a ver: si estuvo sentado todo el tiempo el conductor del vehículo registrado a nombre del hijo de Armando Reyna Magaña, ¿por qué no estuvo a disposición de las autoridades para deslindar responsabilidades, como se haría en cualquier accidente de este tipo? Se meten el pie solos.

Finalmente, cuestionados si notaron que el conductor anduviera en estado de ebriedad, señalando que a «él se le veía tranquilo»; incluso, platicaron con él y no se le notó aliento alcohólico”. Más imbéciles no pueden ser: hacen hincapié de nueva cuenta en que el conductor del vehículo no estaba en estado de ebriedad, y que incluso platicaron con él y nunca se le notó el aliento alcohólico. Una vez más: si estaba en lugar, ¿por qué no estuvo a disposición de las autoridades? ¿Por qué dice la señora Alexa, en el comentario que borró el diputado, “yo estuve en el lugar de los hechos y tu sabes que te llevaste a tu hijo pero bueno mi palabra no tiene valor $$$ y la tuya si”?

La viuda continuó: “tu sabes que desde el primer día tu sobornaste a los policías limpiando el nombre de tu hijo sabes cuantas irregularidades hay en el expediente”. Y remató: “practicaste muy bien tu discurso pero tu hijo es el que tiene que hablar no tu. Espero puedas dormir”.

Entre el comunicado del diputado Armando Reyna y la nota pagada en el medio que está al servicio del gobierno del Estado se descubre la mentira y queda en evidencia que el hijo del legislador sí es el responsable del accidente que causó la muerte del taxista Carlos Castillo.

Mientras el diputado dijo que el vehículo sí estaba registrado a nombre de su hijo pero que ninguna autoridad lo había señalado como el conductor y responsable del accidente, en la nota pagada por gobierno del Estado dicen que sí se quedó el conductor pero que no estaba alcoholizado, tratando de ayudar en la situación jurídica al júnior, pues el alcohol y las drogas serían un agravante en su responsabilidad y probable sentencia.

Y mientas en la nota decían que el conductor se quedó en el lugar y nunca huyó, la señora Alexa González, viuda del taxista, le recriminó al diputado Reyna Magaña que haya estado en el lugar de los hechos, haya sobornado a las autoridades y se haya llevado a su hijo. Así, textual.

Lo cierto es que, hasta el día de hoy, martes 2 de agosto de 2022, han transcurrido 10 días desde que el cobarde hijo del diputado Armando Reyna Magaña, en estado de ebriedad y tal vez drogado, por manejar a exceso de velocidad provocó un accidente en donde un señor llamado Carlos Castillo perdió la vida. Y no se ve claro que las autoridades actúen, pese a que el propio legislador de MORENA ya reconoció que el vehículo sí está registrado a nombre de su hijo y que lo conminó a que enfrente la justicia para deslindar responsabilidades.

Desde aquí estaremos pendientes del proceso que lleve el caso; no lo dejaremos para que desde el poder le quieran dar carpetazo. Se tiene que hacer justicia. Y eso pasa por que la gobernadora Indira Vizcaíno no meta las manos por uno de los suyos.