Médicos en riesgo

POR Luis Fernando Moreno Mayoral

El auto baleado el pasado 14 de febrero, afuera de un restaurante, tenía un mensaje claro y temerario: un médico incurrió en una negligencia que hizo enojar a alguien.

No hay más detalles. No se dice quién fue el doctor. Tampoco se dice quién fue el paciente.

Después se supo: el mensaje era para un subdirector de un hospital.

En los medios, cuando dieron a conocer la información, un usuario, al parecer médico, criticó la difusión del hecho porque se ponía en riesgo la vida del trabajador de la salud.

El mensaje, con el cartel y los balazos en el auto, no venía de cualquier persona; no se trataba de los miles y miles de derechohabientes que se tienen que esperar largas filas para ser atendidos y padecer los malos tratos de enfermeros y administrativos incompetentes.

El mensaje, por supuesto, venía de alguien dedicado a la delincuencia organizada; sólo alguien así puede lanzar una advertencia de este calibre esperando alguna reparación por la negligencia.

¿Y qué sucedió al respecto?

Un pánico generalizado entre la comunidad médica: el fin de semana circuló una invitación a una reunión entre todos los doctores para analizar el caso de la amenaza y ver las acciones a seguir.

Se entiende que, ciertamente, un trabajador de la salud no debe laborar con miedo; sin embargo, la inacción del sector salud y la indolencia están generando enojo y molestia.

Lo que menos necesitamos, en estos momentos, es un enojo social en contra de trabajadores del sector salud; urge que se les den los insumos y las herramientas para que puedan trabajar y garantizar la salud de los ciudadanos.

Estamos a tiempo.