POR Jorge Octavio González
Aunque Indira Vizcaíno diga que todo está bajo control en materia de seguridad, los hechos la devuelven a la cruda realidad de la que salió hace mucho tiempo por culpa de los aduladores que tiene a su alrededor y que no le dicen la verdad con tal de seguir en el puesto.
En la mañana del martes 29 de agosto, en la comunidad de Zacualpan, se suscitó un ataque armado de sicarios que no superaban los veinte años de edad; con armas de grueso calibre se dispusieron a disparar a un joven y lograron herirlo.
Minutos después, cuando la autoridad se llevó detenido a la víctima del atentado, los vecinos del lugar se organizaron y se metieron a la vivienda del sujeto baleado, cuya madre es una maestra, y sacaron todas las cosas y las quemaron en la vía pública.
De acuerdo a las versiones de los comuneros, los habitantes de la casa saqueada e incendiada tienen nexos con el crimen organizado; de ahí que los sicarios llegaron directamente al lugar y dispararon contra el joven.
Y aunque Indira Vizcaíno dijo que todo estaba bajo control en Zacualpan, lo cierto es que la gente manifestó su hartazgo por la complacencia de la autoridad hacia las organizaciones criminales, que hacen lo que se les antoja en el lugar sin que la gente pueda hacer algo al respecto.
En algunos grupos de WhatsApp se filtró que los vecinos de Zacualpan estarán organizándose para sacar del lugar a todas las personas que tengan que ver con la delincuencia organizada, sin importar los métodos que tengan que utilizar para lograrlo.
Ya por la tarde, se reportó un ataque armado enfrente de la Universidad José Martín, franquicia del PT en Colima, y la quema de una vivienda y una camioneta; en los videos que circularon se vio a los alumnos de la institución afuera de las instalaciones para grabar lo que sucedía.
Minutos después la Universidad envió un comunicado informando que ningún estudiante había sido lesionado y que, por motivos de seguridad, se habían suspendido las clases.
La ola de violencia se pasó al municipio de Coquimatlán, en la colonia Camichines, en donde se realizó un ataque armado en contra de un sujeto que resultó muerto.
Y junto con el crimen en Camichines, en un lapso de menos de una hora se llevaron a cabo otros dos hechos de sangre en la colonia El Tívoli, Colima, y en El Trapiche, Cuauhtémoc.
En la ciudad de Colima, sicarios dispararon en contra de dos sujetos dejándolos gravemente heridos y llevados al hospital para su atención médica; en este atentado también resultó herido un perro, que recibió cinco impactos de bala en su cuerpo, con riesgo de perder la vida si no se atendía de manera rápida y adecuada.
En El Trapiche, Cuauhtémoc, unos sujetos dispararon contra un joven que cantaba en el grupo musical La Cofradiense Banda 312; de los impactos de bala quedó muerto al instante.
Este fue el recuento de lo sucedido este martes negro en Colima; un día que quedará registrado en los anales de la historia como uno de los más sangrientos de que se tenga memoria en la historia de Colima.
Mientras Indira Vizcaíno evade hablar de sus casas millonarias y las corruptelas que le han documentado, creyendo que todo se va a olvidar con el tiempo, el terror sigue en Colima y parece que no se va a ir en mucho tiempo.
Urge que la gobernadora se ponga a trabajar y se deje de frivolidades; si no le interesa el bienestar de los colimenses, que de una vez se vaya.