Lupillo y Rigo: los Hermanos Lelo que quieren saquear Tecomán

POR Jorge Octavio González

La campaña anticipada que está emprendiendo el diputado local Rigoberto García Negrete para ser candidato a presidente municipal (quién sabe por cuál partido, pues por el PRI será otro), además de violar la ley electoral por el dinero de procedencia desconocida y sospechosa que está derrochando en la compra de lonas y espectaculares, es una falta de respeto para los ciudadanos que votaron por él para que los representara en el Congreso del Estado por tres años.

Pero hay una explicación: el jefe de campaña del neopriísta es nada más y nada menos que el analfabestia, corrupto y malandrín Lupillo García Negrete, el hermano que ya gobernó Tecomán con resultados catastróficos que aún hoy no se han podido castigar por la justicia.

La campaña anticipada de Rigo García no se puede entender si no es como la desesperación de Lupillo por frenar las acusaciones que hay en su contra y que en cualquier momento pueden activar para ser llevado tras las rejas.  

¿Qué ha hecho la Fiscalía General del Estado de Colima ante las denuncias en contra de Lupillo García Negrete por peculado, coalición de servidores públicos, entre otros, por la falta de pago y desviación de recursos de los trabajadores por el orden de más de 50 millones de pesos?

La Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Gobierno, Ayuntamientos y Organismos Descentralizados promovió un amparo federal que fue aprobado por el juez primero de Distrito en Colima, por lo que no hay razón para que la dependencia a cargo de Bryant Alejandro García Ramírez no actúe en contra del rapaz y corrupto ex presidente municipal de Tecomán.

Lupillo García Negrete es el clásico ranchero que obtuvo su fortuna de forma poco clara, es prepotente, hocicón, amenaza a quien lo cuestiona, reparte dinero para callar voces (las que se venden por una orden de ceviche y un par de caguamas) y va por la vida cometiendo actos ilegales que sabe no van a ser castigados.

Ignorante, tartamudo como su hermano, Lupillo es un lastre más que una ventaja; lo único que puede aportar a la campaña de su hermano es su dinero, que hasta la fecha no ha podido comprobar su origen; por supuesto que jamás pasaría la prueba de una auditoría de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público del gobierno federal.

Si lo único que puede aportar a la campaña de su hermano R-2 es su dinero, que mejor se lo dé y se aleje para no perjudicarlo más; con sus acciones sólo mancha una candidatura que ya nació muerta, con espectaculares por todo el municipio de Tecomán con la silueta del Hermano Lelo y con aparadores en todos los camiones de transporte público.

Todo eso cuesta y cuesta mucho. La pregunta es quién está fiscalizando a Rigoberto García Negrete en esos actos anticipados de campaña, donde el dinero es lo que se derrocha por todo el municipio en la compra de conciencias, en lonas, en espectaculares, en revistas y en menciones en los medios de comunicación.

Esperemos que al menos el candidato que competirá contra Rigo García, Armando Reyna Magaña, lleve el registro del dinero derrochado por el legislador del PRI e interponga las denuncias correspondientes para que se sancione a ese sujeto ruin y perverso.

No ir con MORENA en el Congreso del Estado no fue por convicción ni porque no estuviera de acuerdo en las políticas púbicas del presidente de la República, sino por la nula posibilidad de que lo hicieran candidato a la alcaldía de Tecomán, ya que en ese momento, además de Armando Reyna Magaña, también aspiraba Viridiana Valencia Vargas.

Rigo García Negrete decidió ir a las filas del tricolor creyendo que tendría en la bolsa la candidatura a la presidencia municipal de Tecomán, o que al menos su hermano transa se la compraría, ahora que la dirigencia estatal está urgida de dinero.

En el PRI, mientras no sean los tiempos electorales, no le va a decir que no será el candidato; ya cuando sean las definiciones se llevará una desagradable sorpresa.

Tecomán ya fue gobernado de la mano del crimen organizado; no se debe cometer el mismo error dos veces.