POR Jorge Octavio González
Priscila García quiso corregir su error: ella como diputada en lo personal no rechazó la Recomendación 04/2022; sólo le tocó firmar una decisión de la mayoría como presidenta de la Mesa Directiva del Congreso del Estado en el mes de enero.
¿Y así también retiró su firma de la acción de inconstitucionalidad de la Revocación de Mandato para aplicarse hasta que concluya este sexenio? ¿O en este caso sí fue en lo personal?
La legisladora explicó que el documento de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Colima llegó al Poder Legislativo y que habría que informarle al presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política, el miserable Armando Reyna, para ver lo procedente.
En la JUCOPO, dijo Priscila García, se tomó la determinación de rechazar la Recomendación 04/2022 y a ella sólo le tocó firmar lo que se decidió. ¿Y ella estaba pintada? Dijo que como presidenta de la Mesa Directiva tenía que firmar lo que decidieron por mayoría.
¿Y ella no tiene voz ni voto? Pudo, al menos, dejar asentado que ella no estaba de acuerdo en lo que estaba firmando si, como ella dice, es de las que respetan los derechos humanos. No lo hizo así; por el contrario, firmó la negativa a condenar a Vladimir Parra por ser hallado agresor de mujeres.
Muy fácil quiso lavarse las manos de algo que ella conoció y firmó: como presidenta de la Mesa Directiva de ese mes tuvo que firmar un acuerdo al que la mayoría de la Junta de Gobierno llegó. Tan, tan. Pues qué padre.
Y ella, como se dijo al principio, ¿no tenía voz ni voto o, al menos, no podía dejar asentado en actas que, aunque tenía que firmar por tener la representación del Congreso del Estado en ese momento, no compartía la resolución?
La diputada cree que con su ramplona explicación la gente se olvidará que protegió a un agresor de mujeres y que ni siquiera hizo el intento por dar a conocer públicamente la intentona de la mayoría de MORENA y aliados por proteger a un agresor señalado por la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia del CEN de MORENA y la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Colima.
Aquí se le recordará siempre: Priscila García avaló, con su firma, proteger a un agresor de mujeres del partido en el poder.
Excusarse en que lo tenía que hacer porque tenía la representación del Poder Legislativo en ese momento es como pretender justificar que, por las mismas razones, firmaría un acuerdo tomado por la mayoría en donde se cargue a la población las vacaciones de todos los funcionarios públicos en lugares exóticos y de lujo.
¡Por supuesto que se puede negar o, en el último de los casos, dejar asentado que ella no está de acuerdo en tremenda desfachatez!
Si ni siquiera fue capaz de informar a la sociedad de lo que se estaba tramando en la JUCOPO es porque al menos ella era cómplice de la impunidad otorgada a un agresor de mujeres.