Los narcos sí son terroristas*

POR Bibiano Moreno Montes de Oca

El término terrorismo deriva de terror: terror es lo que causan los narcos con sus acciones, que van desde traficar con las drogas, pelear por la plaza, vender protección, so pena de secuestrar, torturar y asesinar al que se pone rejego; en fin, realizan asesinatos en masa en lugares públicos. Si falta el elemento que fundamenta que son terroristas, ese está bien claro: tienen implicaciones políticas, pues al menos en este gobierno no se les combate, sino que se les prodigan bendiciones porque, ajá, “son pueblo”.

El diccionario tiene dos acepciones para la palabra terrorismo. Una: “Terrorismo. “Forma violenta de lucha política, mediante la cual se persigue la destrucción del orden establecido o la creación de un clima de terror e inseguridad susceptible de intimidar a los adversarios o a la población en general”. La segunda acepción señala básicamente lo mismo, aunque más sintetizado: “Sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror”. Como se puede observar, las dos acepciones de terrorismo nos muestran un descarnado rostro: el del narco.

El detestable presidente Trumpetín-canallín tiene en amlo a su idiota perfecto: éste es el ideal para que se eche a la bolsa al electorado gringo y logre su reelección por un periodo más, de manera que no desaprovechará la oportunidad de meter las narices en México con la justificación de que los narcos sí son terroristas y, por tanto, serán tratados por Estados Unidos como tales. La mayoría de los que se tienen considerados como terroristas son de Asia, pero también hay europeos y latinoamericanos. Por lo que toca a México, los terroristas son los narcos.

Si no lo son, debieran serlo: los narcos causan dolor a familias enteras con su violencia brutal y despiadada; por tanto, si se llega a considerar oficialmente que los cárteles de las drogas entran en la misma categoría de Al Qaeda, ya estuvo que el gobierno estadounidense tendrá argumentos suficientes para intervenir en México para destruirlos. Hay sus pros y sus contras si eso llega a suceder, pero lo que la cuatroté y sus chairos seguidores no quieren ver es que se puede presentar ese escenario por la simple razón de que amlo no ha hecho nada por atacar a los causantes de tanto mal.

Es más, como bien lo dice el periódico El Universal del jueves, “el que avisa no traiciona”. En efecto: el Trumpetín-canallín desde marzo –reiterado de nuevo hace poco— avisó que tenía considerado identificar como terrorismo la actividad de los narcos mexicanos. Que ahora en el gobierno gerontocrático de la 4T se rasguen las vestiduras, invocando un patriotismo más hueco que la cabeza de un chairo, ese ya es otro boleto. De todas formas, aquí cabe destacar la frase, citada en la película La patrulla infernal (Stanley Kubrick, 1957) que dice muy sabiamente así: “El patriotismo es el último refugio de los canallas”.

Los canallas amlo y su genuflexo canciller Marce (loca) Ebrard ni chistaron para convertir a la Guardia Nacional en un muro que detiene el flujo de migrantes que vienen de Centroamérica con rumbo a Estados Unidos en cuanto el Trumpas les tronó los dedos. Así, los polkos vende patrias de la cuatroté sustituyeron el muro de la zona fronteriza del norte por otro al sur de México, sólo para complacer los caprichos del gobierno gringo, que chantajeó al mexicano con lo de los nuevos aranceles. ¿Muy patriotas amlo y Marce (loca) Ebrard? ¡Para nada!

Los narcos no merecen consideraciones, pues ellos no la tienen con sus víctimas, muchas de ellas inocentes, como las de la atroz matanza en los límites de Sonora y Chihuahua, donde fueron masacrados seis niños y tres mujeres, pertenecientes a una familia (los LeBarón) de menonitas con doble nacionalidad. Cuando ocurrió tamaña infamia, de inmediato los vocerdos, bots, trolls y demás mierda de la granja de la 4T atacaron a las víctimas y a la familia de los asesinados, como si hubieran sido culpables de haber ido hacia una muerte segura, cuando que los responsables fueron los narcos que actuaron con toda impunidad.

Si existe gente infame, asesina, inmoral e inhumana, esa es la de los que se dedican a la ilícita actividad de narco. Muchos de sus cabecillas se hacen pasar por honorables y hasta ejemplares ciudadanos dedicados a negocios diversos, con abogados, jueces, magistrados, notarios públicos y funcionarios de gobierno en el bolsillo para realizar su despreciable labor de lavar dinero sucio.

Sí, en efecto, los narcos deben ser tratados como lo que son en realidad: unos malditos terroristas que le causan mucho daño a la sociedad mexicana, pero curiosamente tolerados por la complicidad criminal de amlo y sus contlapaches, quién sabe por qué.

*Columna publicada el 29 de noviembre de 2019.